28/1/17

HASTA LAS TETAS DE LAS TONTAS

Será por el clima o por las emanaciones del petróleo o del gas, pero lo cierto es que algo le pasa a la Universidad de Texas y a sus investigadores. Algunos de sus estudios, por llamarlos de alguna forma, han determinado a qué edad las mujeres tienen más orgasmos o cuál es su cuerpo perfecto y hasta han creído encontrar una programación genética femenina para la infidelidad. Uno de ellos, en colaboración con la California Lutheran University –que también existe al parecer- se ha centrado en las mujeres tontas y ha establecido que son las preferidas de los hombres ya que las inteligentes les intimidan.


En España la mujer tonta se ha puesto de moda hasta el punto de que no hay día en que una de ellas no ocupe las portadas de la prensa diaria. Se rompe así con una tradición fraseológica en el que el tonto, ya fuera Abundio, Perico el de los Palotes, el de baba, el del culo o el del capirote, tenía un inconfundible acento masculino. La única excepción fue la del bote, que gracias a Lina Morgan ya ha pasado a la historia como tonta y no tonto y eso que en la película Arturo Fernández hacía de protagonista.


Aunque ha negado rotundamente dicha condición, la última tonta en sumarse a la lista ha sido Rosalía Iglesias, la mujer de Luis Bárcenas, que ni sabía que su marido era titular de cuentas en Suiza pese a que le acompañaba al banco y se sentaba allí a esperarle, ni que ella misma las tenía porque su confianza en ese hombre y en sus patillas de bandolero de Sierra Morena era absoluta. “Yo firmaba los documentos que fuera y me iba”, ha dicho al Tribunal de Gürtel. Con Luis, Rosalía no hablaba de trabajo sino de su vida personal plena, que incluía naturalmente vivir como un cura con tres parroquias, disfrutar del arte y esquiar en Suiza, por eso de que les pillaba a tiro de piedra de la sucursal bancaria.

Rosalía Iglesias

El caso es –y esto sí que debería ser objeto de estudio por parte de la Universidad de Texas- que a todas las tontas españolas les da por lo mismo. Una de las primeras en declararse dama y boba fue Mayte Zaldívar, la exmujer de Julián Muñoz, aunque lo suyo debió de ser una tontería vírica, ya que Cachuli, el foco del contagio y tonto de los cojones, también aseguraba que todo lo que firmaba, hasta en el capó de los coches, lo hacía siguiendo las instrucciones de Jesús Gil, en el que tenía una confianza plena.
 
Mayte Zaldívar

Tonta fue también y en grado superlativo Ana Mato, la exministra de Babia, cuya ignorancia enciclopédica sobre los regalos, viajes y fiestas de las que disfrutaba le producía problemas de visión en lugares poco iluminados como el garaje de su casa, al extremo de no distinguir un Jaguar de un Twingo.

Ana Mato

Como tontas lo fueron y de remate, la exmujer de Correa, la esposa de José Luis Olivas, expresidente de Bancaja, y, por supuesto, la infanta Cristina, a la que el amor por Urdangarin la atontó notablemente.


El síndrome de la pánfila se ha extendido mucho en los últimos tiempos, aunque sigue sin reconocerse judicialmente como una enfermedad profesional. Lo de las mujeres tontas, aun siendo rubias, ya no cuela, y eso ha de considerarse un éxito de primer nivel en la lucha contra el sexismo. Declararse completamente idiota no es un atenuante, aunque está por ver que la jurisprudencia afecte también a la realeza, donde la consanguinidad ha hecho mucho daño y podría servir de eximente. 

Marilyn Monroe tenía un coeficiente intelectual de 165, superando a Einstein en 5 puntos.

La proliferación de tontas ante los tribunales no es sino otra manifestación de ese acendrado machismo español y de todos sus tópicos. Así consideradas, las mujeres son bellos floreros, incapaces de entender un balance, de hacer por sí mismas la declaración de la renta o de distinguir entre una mordida y un bocado.


Hasta las tetas está el país 
de esas tontas que intentan pasarse de listas.

FUENTE: publico.es
Tierrra de nadie
Juan Carlos Escudier
25/01/2017

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