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22/1/17

CAPITALISMO DE AMIGUETES

El señor de Ibex ya no vive aquí

Foto de archivo del CEC y otras autoridades junto al rey Felipe VI. (EFE)

El Consejo Empresarial para la Competitividad, más conocido en el ambiente como "el señor del Ibex", ha anunciado que se disuelve, que hace mutis por el foro y que echa las persianas de un chiringuito que tantas conspiraciones ha animado desde que se creara en 2011. El lobby de los plutócratas nos deja un poco huérfanos porque deja de ser padre e hijo aunque seguirá siendo espíritu santo ya que el misterio de su trinidad como poder fáctico es eterno e inextinguible. Se va pero se queda y se aparecerá en forma de susurrante paloma cuando la ocasión lo requiera, con la ventaja de que así se ahorra los gastos de alquiler y del servidor de la página web.


Creado en tiempos de Zapatero cuando al optimista antropológico le había atropellado esas crisis que él llamaba desaceleración, los plutócratas más renombrados se hicieron carne en un momento en el que la CEOE también lo era, pero de presidio. Según dijeron, querían demostrar al mundo que España no se hundía, y la prueba irrefutable eran ellos y sus sueldos multimillonarios, que siguieron subiendo como la espuma de las olas de aquel mar embravecido que hizo náufragos a la mayoría.

José Luis Rodríguez Zapatero

Si todo lo que se cuenta es cierto, el señor del Ibex ha estado detrás de casi todo, de que hubiera gran coalición y de que no la hubiera, del ascenso de Ciudadanos, que era su Frankenstein musculado, del desmembramiento del PSOE y hasta de las trifulcas de Podemos, donde Errejón sería el submarino elegido para torpedear a babor y a estribor el portaviones de Pablo Iglesias. Hasta el PP dijo sentir la presencia de sus manos alrededor del cuello de Rajoy porque –y esto debía ser un chiste- había sido quien más les había subido los impuestos. De ahí que quisiera enviarle de vuelta al registro de Santa Pola, y sustituirle por un tal Guindos, que se daba un aire a Monti a su alopécica manera. El Ibex era la leche.

Mariano Rajoy

Entre conjura y conjura, aún tenía tiempo para dictar informes sobre la evolución económica y hacer recomendaciones, cuyo común denominador era que ninguna de sus recetas implicaba esfuerzo alguno a la flor y nata de nuestros emprendedores. Sus últimas previsiones auguraban que en 2018 el paro estaría por debajo del 8% siempre y cuando las empresas fueran más grandes y exportaran más, se acelere la inversión y el desarrollo de los sectores punteros, mejore la educación y el saneamiento económico, se cumplan los objetivos de déficit, se flexibilice el mercado laboral para poder despedir a sobaquillo, se reforme el sistema de pensiones y fluya la financiación como el Ebro en Reinosa. Y si con todo esto no se lograra ya se vería en otro informe qué más habría que hacer, que por ideas innovadoras no iba a ser.


Quizás su último servicio a la causa haya sido ese procedimiento extrajudicial de devolución de las cláusulas suelo, disfrazado de mecanismo “gratuito y rápido” para los consumidores que, en realidad, es una manera sofisticada de evitar a la banca tener que pagar las costas judiciales de las reclamaciones. En vez de decretar el reembolso automático de lo cobrado indebidamente, el Gobierno establece una negociación entre banco y clientes que, mayoritariamente, pasarán por el aro de lo que se les ofrezca para evitarse problemas y gastos. Hasta cuando pierde, la banca gana.


En el momento de echar el cierre y a través de un comunicado, el Consejo da por alcanzados sus objetivos finales, como si de un parte de guerra se tratara. Para la paz de esta recuperación que da por consolidada, el señor del Ibex vuelve a las sombras, donde seguirá ejerciendo de maestro de sus mareantes puertas giratorias, que son la envidia del Waldorf Astoria. Gracias a su magia todo es posible, desde que un expresidente sea consejero de una gasista a que un broker sea ministro de Economía, ya que lo fundamental para que el capitalismo de amiguetes siga funcionando son éstos últimos, la connivencia con el poder político y un tráfico de influencias muy denso, como si siempre fuera hora punta en esa carretera.


Tan infantil como imaginar su larga sombra en cada pequeño suceso del acontecer político diario, sería pensar que los amos del dinero asisten como simples espectadores a las grandes decisiones del país sentados cómodamente en sus butacas. Con o sin presencia corpórea, seguirán manejando los hilos de las principales marionetas. Moverán los brazos y pondrán palabras en sus bocas. El señor del Ibex nunca dejará de ser un titiritero.


FUENTE: publico.es
Tierra de nadie
Juan Carlos Escudier
12/01/2017

14/8/13

CONTRATOS SIN HORAS. UNA NUEVA EXPLOTACIÓN LABORAL

En Reino Unido, compañías como McDonald’s contratan hasta al 90% de sus trabajadores bajo esta modalidad laboral, que permite al empleador no estipular cuántas horas trabaja su plantilla, exigiendo total disponibilidad en función de la carga laboral.

Un trabajador de McDonald's sirve un menú.- JUSTIN SULLIVAN (AFP) 
Justin Sullivan (AFP)
 
"Las semanas que más trabajo puedo llegar a hacer más de 70 horas, y las que menos, ocho o nueve". Así relata Aaron, de 45 años, su situación laboral como cuidador de personas mayores en una empresa que depende directamente de la Administración en un barrio del sur de Londres. Este cuidador se siente atrapado en un contrato sin horas, esto es, uno en el que el empleador no estipula cuántas horas semanales trabaja su plantilla, exigiéndole disponibilidad en función de la carga de trabajo.

Una modalidad de contratación bastante similar a la que la CEOE quiere implantar en nuestro país. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales ha propuesto al Ejecutivo que los empresarios puedan "imponer" a los trabajadores la conversión de su contrato a tiempo completo en uno a tiempo parcial cuando existan causas que lo justifiquen, con la finalidad de evitar despidos. Sin embargo, estas propuestas ya han recibido el rechazo frontal de los principales sindicatos y del PSOE, que temen que estas medidas únicamente sirvan para aumentar la precariedad laboral, tal y como ocurre en Reino Unido.
  
El caso de Aaron es uno más, la punta de un iceberg de más de 300.000 personas que se encuentran en esta misma situación, según datos de la Oficina Nacional de Estadística. Nada comparado con el último informe del experto en recursos humanos CIPD (Chartered Institute of Personnel and Development) que aumenta la cifra hasta casi cuatro veces más, superando el millón de empleados en esta situación tan precaria. El CIPD afirma que mientras que el sector privado acapara el 17% de estos contratos, el público absorbe el 24%, incluyendo al Servicio Nacional de Salud (NHS).

"El nivel de estrés que soportamos", explica Aaron, "es increíble porque nunca sabemos si llegaremos a fin de mes. Las semanas que trabajas 60 horas sabes que podrás pagar las facturas pero no tienes tiempo ni para comer; mientras que en las que trabajas menos de diez horas, tienes tiempo de sobra pero nada que llevarte a la boca porque no tienes ni un penique".

En este contexto y gracias a la presión de un grupo de diputados laboristas, el Gobierno conservador de David Cameron ha anunciado que revisará de manera "informal" este tipo de contratos, para evitar abusos y violaciones de los derechos de los trabajadores, publicando sus conclusiones a la vuelta del verano. El secretario de Estado de Comercio e Industria, Vince Cable, sostiene que "aunque es importante que nuestros trabajadores gocen de flexibilidad, resulta igualmente importante que reciban un trato justo".Y es que, entre los inconvenientes de este tipo de contrato, además de la incertidumbre de cuánto se trabajará (e ingresará) al cabo del mes, se encuentra también la pérdida de muchos beneficios respecto a un empleado normal, tales como seguros de vida o médicos, vacaciones pagadas o días por enfermedad, pagas de beneficios o preaviso del despido, que en estos casos puede ser de un día para otro.

La excusa de la crisis


Las cifras oficiales, muy alejadas del millón del CIPD, ilustran el crecimiento de este tipo de contratos desde 2005, cuando apenas existían 50.000; un año después ya había 134.000 y a finales del año pasado más de 250.000. En esta tendencia, 2010 supuso un punto de inflexión, con la entrada en vigor de una directiva europea en virtud de la cual todos los empleados que hubieran sido contratados a través de una agencia de colocación disfrutarían del mismo estatus que cualquier otro empleado cumplidas las 12 semanas de trabajo. Entonces, fueron muchas las compañías que recurrieron a los contratos sin horas para sortear la directiva y evitar pagar todos los beneficios a sus trabajadores.

En este sentido, las asociaciones empresariales no han tardado en dar la voz de alarma ante la posibilidad de que el Gobierno elimine este tipo de relación laboral. Es el caso de Alexander Ehmann, director de Política Regulatoria del Institute of Directors (IoD), una agrupación que reúne a más de 38.000 directores generales de compañías, incluidos diversos altos directivos de empresas del FTSE 100 (los 100 principales valores de la Bolsa de Londres). 

Convencido de que "estos contratos pueden jugar un papel crucial en nuestra recuperación económica", Ehmann afirma que "eliminarlos podría conducir al mercado laboral británico a rigideces como las de Francia o España". El representante del IoD asegura que "una de las razones por las que nuestra economía no ha seguido el mismo camino que el sur de Europa es porque los empleadores han sido capaces de adaptarse rápidamente a la demanda cambiante".


Por su parte, otro portavoz de IoD, que prefiere denominar a estos contratos como "de horas no garantizadas", afirma que "creemos que son éticos, porque no sólo proporcionan a los empleados la flexibilidad para cumplir con sus otros compromisos (como estudiar, criar a sus hijos), sino que también se la da a una industria como la hostelería, en la que resulta tan complicado predecir qué plantilla se necesitará".

Tanto es así que la propia sede del IoD en Londres, donde su máximo directivo gana 300.000 libras anuales, (unos 347.000 euros) cuenta en su departamento de hostelería con 16 empleados temporales con contratos sin horas. Estas mismas fuentes no sólo consideran que "sin este tipo de contratos el desempleo en Reino Unido sería mucho mayor" sino que, además, señalan que "el Gobierno tiene que reconocer que cualquier acción que limite el uso de esta modalidad contractual es más que probable que perjudicará a la creación de empleo".

FUENTE: Rebelión.es
David Bollero
Londres - 10/08/2013

 
¡Ciudadanos!:

Esto no es, ni más ni menos, que una nueva forma de esclavitud; otra de la larga serie que el Sistema nos impone.

¡Sigan bailando!... ¡¡sigan bailando!!... ¡¡¡sigan bailando!!!...

15/11/10

ESTAR HASTA LOS MISMÍSIMOS...

Todos los gobiernos, ya sean de derechas o de izquierdas, solucionan las crisis económicas de la misma manera… de la misma manera… de la misma manera…: “jodiendo a unos y beneficiando a otros” (disculpen por el eco). El problema estriba en que siempre joden a los mismos: a los trabajadores, haciéndolos sentirse culpables de todos los males, y benefician ¡cómo no! a las grandes empresas: Banca, Eléctricas, Comunicaciones, etc.


En más de una ocasión he escuchado decir desde La Patronal que la culpa de la inflación la tiene los salarios, y que para contenerla deben congelarse. ¡Coño! Y por qué no restringen ustedes un pelín sus márgenes de beneficios o bien congelan su avaricia, aunque sólo sea un ratito, para permitir un respiro a la clase trabajadora.

¡Ah! un detalle: cuando sus beneficios son inferiores a los del ejercicio anterior, los denominan PÉRDIDAS. Pérdidas las de los currantes, cuyos sueldos no crecen nunca por encima del IPC y van perdiendo poder adquisitivo con los años. ¡Eso sí son PÉRDIDAS!, y sobre todo ahora que el gobierno se atreve incluso a ¡¡¡rebajar los salarios!!! Lo otro es simplemente una disminución de beneficios.


Nos toman el pelo y nos dejamos. O como dice una genial pintada callejera “Nos mean y dicen que llueve” Y es que nos han convencido de que no merece la pena movilizarnos porque, con ello, nada vamos a conseguir. En el fondo ya se han encargado de descafeinarnos, manipulando la información a diestro y siniestro, haciéndonos perder la perspectiva, para que no seamos conscientes de que el poder de los débiles estriba en nuestro número.

Y que decir de los Sindicatos Mayoritarios; arrimados al sol que más calienta, han ido cediendo terreno en aras de una cacareada rentabilidad empresarial, que sería justa siempre y cuando no devorara, como Saturno, a sus propios hijos… Y ellos ahí, perdiendo comba, perdiendo respeto. Hasta tal punto han cedido terreno que su poder de convocatoria se ha resquebrajado irremisiblemente.


Ya nos gustaría a los trabajadores que realmente fueran sindicatos de izquierda, pero tienen que bailar al ritmo del capital y… ya se sabe: nos dan dos cositas por aquí a bombo y platillo, y nos quitan cuatro a la chita callando. Pero lo que me tiene hasta los mismísimos, es ese ritmo de cediendo, pactando… cediendo, pactando… cediendo, pactando… (otra vez el jodido eco) ¡Oiga! ¿Y por qué no… presionando, luchando?

Y yo que creí durante toda mi vida que los sindicatos estaban para defender, antes que nada, los derechos de los trabajadores, veo con estupefacción que sí, pero con una salvedad, favorecer antes a los empresarios; y sí no que me expliquen, entre otras lindezas, lo de los contratos en práctica.

¿Pero cuántas ruedas de molino se ha tragado esta gente?

Ciudadano Plof

21/9/10

MARCHA ATRÁS

Con respecto a la Reforma Laboral, leo con asombro que los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) exigen al gobierno que dé marcha atrás urgentemente.

¡Coño! Eso quiere decir que nos la están metiendo sin preservativo ni nada, y corremos el riesgo de quedarnos preñados para siempre, en lo laboral, en lo económico y en lo social.

Mientras tanto, los muchachos de la CEOE insisten en que dicha reforma es claramente insuficiente. Y es que, a pesar de haberles rebajado la indemnización por despido, de 45 a 20 días por empleado y año, aún no están contentos. !Son insaciables, rediez!

Si pudieran hacer retroceder el tiempo, volverían a tener esclavos en lugar de empleados. No me cabe duda.


Ciudadano Plof