A un año de la muerte del fiscal Nisman, sin resultados
Fiscal Alberto Nisman
El pasado domingo, 18 de enero, se cumplió un año de la muerte del fiscal Alberto Nisman, un hecho que conmovió a la Argentina y que fue noticia en todo el mundo. Cuatro días antes, había anunciado la presentación de una denuncia contra la presidente, Cristina Fernández, el ministro de Exteriores, Héctor Timerman y otros dirigentes oficialistas, por un presunto plan criminal para encubrir a los iraníes acusados por el atentado antijudío de la AMIA. Y un día después estaba previsto que explicase su denuncia ante una sesión especial del Congreso, invitado por la oposición.
Cristina Fernández y Héctor Timerman
Jueza Fabiana Palmaghini - Fiscal Viviana Fein
El presidente, Mauricio Macri, tomó algunas decisiones importantes estos últimos días. En primer lugar creó una Unidad de Investigación del atentado dentro del ministerio de Justicia y Derechos Humanos, poniendo al frente de la misma al respetado ex senador Mario Cimadevilla (UCR).
También decretó la apertura de los archivos y la desclasificación de documentos que tengan que ver con el caso en distintas dependencias oficiales: la Agencia Federal de Información (los servicios secretos), el Ministerio de Relaciones Exteriores, las Fuerzas Armadas, las Fuerzas de Seguridad y la Dirección Nacional de Migraciones. También relevó a agentes y ex agentes de inteligencia de la obligación de guardar secreto.
Macri ha decidido también tener un gesto con la familia de Nisman, al recibir en la residencia presidencial de Olivos a sus hijas, Iara y Kala, todavía adolescentes. Una iniciativa que marca un claro contraste con su predecesora, Cristina Fernández, que no solo no dio el pésame a la familia, sino que llevo a cabo una campaña de acoso y derribo contra el fiscal muerto.
Atentado contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)
La voladura de la mutual judía se había producido el 18 de julio de 1994, con un saldo de 85 muertos, siendo el atentado terrorista más grave que sufrió la Argentina. Y la acusación de Nisman estaba relacionada con el memorándum de entendimiento firmado con el gobierno iraní. Este acuerdo habría sido impulsado para intercambiar granos, armas y carne –quizá también conocimiento nuclear- a cambio de petróleo.
Este acercamiento comercial no tenía nada de ilegal, pero fue considerado inviable mientras subsistiera la acusación efectuada por la justicia argentina en la causa AMIA. “Y he aquí lo delictivo, la Señora Presidente ordenó desviar la investigación, abandonó años de un legítimo reclamo de justicia y buscó librar de toda sospecha a los imputados iraníes, contradiciendo su probada vinculación con el atentado, decidió fabricar la inocencia de Irán”, había escrito Nisman en su denuncia.
Manifestación en Buenos Aires por las víctimas de AMIA
Desde el primer momento la muerte del fiscal estuvo bajo la sombra del magnicidio, con el gobierno o alguien dentro del Estado como principales sospechosos. Los sucesos que rodearon la muerte, la investigación policial y el transcurso que ha tenido el caso en la justicia, abonan esta hipótesis. Un año después, ni siquiera hay un pronunciamiento oficial sobre la causa de la muerte. Fue un tiro en la cabeza lo que acabó con la vida de Nisman, pero el gobierno kirchnerista mantuvo la teoría de que fue un suicidio o un suicidio asistido, frente a la incredulidad de la mayor parte de la sociedad.
Quién apretó el gatillo, seguramente nunca se sabrá. Posiblemente tampoco habrá nunca certeza de quién ordenó su muerte. Pero lo cierto es que las circunstancias del caso son claras. Los custodios encargados de su seguridad no cumplieron con su labor; el gobierno, responsable de garantizar su protección, lo abandonó a su suerte; la zona de la vivienda del fiscal estaba sospechosamente liberada; fuerzas de gendarmería espiaban a Nisman, según se supo días después de la muerte; y los primeros investigadores que llegaron a la escena del crimen cometieron todo tipo de malas prácticas, contaminando las pruebas.
Levantamiento del cadáver del fiscal Nisman
La hermana del fiscal, Sandra Nisman, declaró estos días: “Hablar así de una persona que no se puede defender, que está muerta, con el dolor de la familia a flor de piel fue muy difícil”. Tanto ella como la madre, Sara Garfunkel, dieron estos días una entrevista a la Agencia Judía de Noticias en la que se muestran de acuerdo en que Nisman fue asesinado.
Nueve días después de la muerte de Nisman, la presidente anunció la disolución de la Secretaría de Información (servicios secretos). Se conoció también por esos días que existía un borrador, desechado por el fiscal, en el que llegaba a pedir la detención de la propia presidente.
Un mes después de la noticia que conmovió al país, y a pesar de la fuerte lluvia que caía sobre Buenos Aires, unas 450.000 personas marcharon en silencio en homenaje a Nisman. Adelantándose a la convocatoria, la presidente decía por cadena nacional: “Nos quedamos con el canto, con la alegría, a ellos les dejamos el silencio. Siempre les gustó el silencio. ¿Saben por qué? Digo que nos quedamos con la alegría, porque no tienen nada que decir o porque no pueden decir lo que piensan”. Después de la marcha, en la que no hubo ninguna consigna política, Cristina Fernández haría graves acusaciones contra la Justicia, hablando de un presunto partido judicial y de ser destituyente (golpista).
Según el juez “no hay un solo elemento de prueba, siquiera indiciario, que apunte a la actual jefa del Estado, al canciller Timerman o a los demás imputados”. También afirmó que no valía la pena investigar un hecho, el encubrimiento, que nunca llegó a realizarse, porque Irán no llegó a ratificar el Memorándum de Entendimiento.
Un año después la familia de Nisman muestra cierta esperanza de que la causa avance y no quede como un caso más de impunidad. Los nuevos vientos en la justicia argentina permiten pensar que haya avances. Un indicio sería la reciente conclusión del juicio por el accidente ferroviario de la estación de ONCE (febrero de 2012, 52 muertos), en el que fueron condenados varios ex funcionarios del gobierno kirchnerista, después de un juicio razonablemente rápido.
FUENTE: nuevatribuna.es
Crónica desde Buenos Aires
Javier M. González
17 de Enero de 2016
¡Yo también soy Nisman!
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