Primero hay que encontrar las palabras adecuadas: verbos, adverbios, conjunciones, artículos, adjetivos, preposiciones, pronombres, sustantivos... apuntar muy bien con ellos y, con los dos ojos bien abiertos y el resto de los sentidos en alerta, disparar directamente al meollo de las cuestiones; eso sí, una tras otra, porque si no, se forma un lío de mil pares de demonios.
¡PUM!
Sentada en la última fila de una sala judicial improvisada en un polígono de Palma de Mallorca, donde se ha visto obligada a acudir, al estar imputada como cooperadora en el fraude orquestado por su marido, Iñaki Urdangarín, en el llamado Caso Nóos, la infanta Cristina de Borbón permaneció durante toda la vista con la mirada perdida, como ausente, inexpresiva, hierática, catatónica casi, mientras la tramoya judicial se desplegaba.
La infanta Cristina de Borbón
No me lo podía creer:
¡El fiscal defendiendo a la acusada!
¡¡El tribunal rechazando la petición para que declararan
Juan Carlos I y Felipe después VI!!
¡¡¡Y el ministro de Justicia en funciones, empeñado en convencernos de que la ley es igual para todos!!!
¡Ji, ji, ji!...
Perdonen ustedes pero es que, a veces,
me da la risa tonta.
¡PUM!
¡Ven!... Ahora, por culpa de la jodida risa, erré el segundo disparo y se me ha escabullido el aforado. Si ya me decía mi abuela que no se puede estar a la vez en misa y repicando.
Echaré una ojeada por Internet a ver si lo encuentro posado en algún sitio.
Ciudadano Plof
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