31/10/13

ESTO ES LO QUE HAY

No sé si todo el mundo estará de acuerdo con esta apreciación, pero ahora que la crisis económica ahonda tantísimo las diferencias sociales, caigo en la cuenta de que: “la pasada bonanza económica, el desaparecido estado del bienestar y la dichosa globalización, en el fondo ha fortalecido a los empresarios y debilitado a los trabajadores” (y lo que te rondaré, morena) porque el batacazo (el nuestro, se entiende) terminará siendo terrorífico.

Hemos perdido una serie de ventajas sociales y laborales que no eran regalo de nadie. Costaron muchos años de lucha y sacrificios; vidas incluso. Pero se ha ido cediendo tanto y hasta tal punto que, hoy por hoy, el movimiento sindical está totalmente descafeinado, su credibilidad en entredicho y no digamos ya su poder de convocatoria.


Eso por no hablar de los más jóvenes, a los que el Sistema se ha encargado ya de inculcarles que lo importante es un puesto de trabajo, al precio que sea, con el horario que sea y en las condiciones que sea. Todo vale.

Hemos perdido el norte. Nos han tapado la boca con una serie de contraprestaciones irrisorias, y hemos callado por miedo a que la situación laboral empeorara aún más, pero olvidamos algo fundamental; aquella máxima de Carlos Marx de que...


“El capital no es nada sin la clase trabajadora”.

Supongo que todos recordaremos el ejemplo:

“Llene Vd. una habitación de billetes hasta alcanzar el techo y cierre la puerta con llave. Vuelva al cabo de un año. ¿Qué encontrará? Como mucho el mismo dinero que dejó (depreciado además) siempre que no se haya quemado, mojado o haya sido roído por las ratas.”


“Si la clase trabajadora no entra en esa habitación, el capital no crecerá nunca”.

Ése es nuestro poder, amén de la unidad de acción, pero nos fuimos "aburguesando" tanto que terminamos por no creernos esa sagrada máxima.

Que conste que no estoy en contra de los pactos, siempre y cuando se hagan desde una posición de equilibrio, y no siempre a la baja y con el temor de una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Pero claro, los que firman en nuestro nombre se han tragado ingentes ruedas de molino aderezadas con lentejas... y así nos va.

La verdad es que si miro hacia el futuro, sólo me resta decir…


¡Coño!... ¡Pero qué negro!
Citizen Plof

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