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2/5/16

1º DE MAYO

Los retos de las organizaciones de clase y del Partido Comunista



Este Primero de Mayo, numerosas organizaciones políticas y sindicales se darán cita a lo largo y ancho del País Valenciano en las marchas convocadas para celebrar el Día Internacional de los TrabajadoresMillones de trabajadores llenaremos las calles de todo el mundo para reivindicarnos como clase, como sujeto transformador de la sociedad.

Debemos tener en cuenta que la clase obrera en el siglo XXI no tiene mucho que ver con la de hace un siglo, pero eso no quiere decir que la clase obrera ya no exista. Sólo se ha transformado. Por ejemplo, este antagonismo "clásico", en el que unos eran los dueños de producción y otros los que trabajaban y generan las plusvalías, donde el conflicto se producía entre ambos, ha derivado en una nueva realidad. En una realidad en la que, por un lado, están los propietarios de los medios de producción y, por otro lado, una clase obrera dividida debido al nuevo modelo productivo y por la división entre los trabajadores con un contrato más estable y salarios más altos y los trabajadores precarios con peores sueldos.


Hay un párrafo en el Manifiesto Comunista (1848) donde se señala que el trabajo asalariado presupone obligatoriamente la competencia de los trabajadores entre sí, pero que, en lugar de que esto llevara a los trabajadores a aislarse y enfrentarse, los progresos de la industria, lo que hacían es unirlos y organizarlos.

Esto ha cambiado hoy día respecto del siglo XIX y parece que la competencia entre los mismos trabajadores es superior a su capacidad de organizarse y de unirse, precisamente porque la transformación del proceso productivo ha variado también la composición de la clase trabajadora y su forma de participación en el sistema productivo. 

Por ejemplo, el sector de la industria en España en los años 70 era de un 35% y hoy es de un 17%, mientras que el sector servicios ha pasado de un 46% a un 72%.


El hecho es que la radical transformación del modelo productivo no ha ido acompañada de la transformación necesaria en las organizaciones de clase, sino que se camina en el sentido contrario. Por eso cuando, por ejemplo, se convoca una huelga general, tiene éxito fundamentalmente en la industria, pero, sin embargo, las calles de las ciudades, en general las empresas y los comercios, siguen funcionando con relativa normalidad. En definitiva, ni las condiciones de los trabajadores del sector público ni su organización, o la de los trabajadores de la industria, son iguales que la de los trabajadores del sector servicios en la empresa privada, ya sea un centro comercial, una cadena de restaurantes, de ropa o en la tienda o en el bar de la esquina.

¿Cómo organizar los millones de trabajadores cuyas condiciones son absolutamente precarias? ¿Cómo organizar alguien que tiene un trabajo de una semana en un lugar, de una semana en otro y se pasa tres meses en el paro para después volver a trabajar unas semanas?


Es importante, por tanto, partir de un análisis correcto de cuál es la situación de la clase trabajadora hoy para abordar con éxito las tareas futuras para las organizaciones de clase.

El pasado jueves 28 de abril, CCOO-PV homenajeaba el PCPV-PCE por su papel en la fundación del mayor sindicato del país y que ahora cumple 50 años. No duda de que mucha gente pueda ver en las menciones sobre el Partido Comunista -como estos homenajes- un cierto aire de nostalgia sobre algo que pudo ser y no fue, incluso, como algo que no tiene nada que ver con la sociedad del siglo XXI. Pero la realidad es tozuda y ya se ocupa de quitarles la razón y demostrar que si algo necesita la clase trabajadora hoy - tan diferente, eso sí, de la clase obrera hace 50 años- es un partido que eleve a la lucha política la explotación que millones de trabajadoras y trabajadores sufren cada día en sus centros de trabajo, y este es el Partido Comunista.

Los retos a los que se enfrenta la clase trabajadora del siglo XXI no pueden ser resueltos si no somos capaces de saber organizar - haciendo la crítica y autocrítica oportuna - y de elevar su conciencia política hasta que su voluntad sea tomar el poder. De momento, en el Partido Comunista estamos haciendo nuestros deberes.



El PCPV ha hecho la autocrítica del momento en que decidimos dejar de organizar a los centros de trabajo para convertirnos en una organización territorializada y excesivamente de la lucha electoral (incluso sin presentarnos con nuestras siglas). Y estamos tomando las decisiones oportunas: a partir de ahora, el Partido Comunista volverá a organizarse allí donde se produce la contradicción capital-trabajo, en los centros de trabajo.

FUENTE: larepublica.es
Javier Parra, Secretario General del PCPV
30 de abril de 2016

31/10/13

ESTO ES LO QUE HAY

No sé si todo el mundo estará de acuerdo con esta apreciación, pero ahora que la crisis económica ahonda tantísimo las diferencias sociales, caigo en la cuenta de que: “la pasada bonanza económica, el desaparecido estado del bienestar y la dichosa globalización, en el fondo ha fortalecido a los empresarios y debilitado a los trabajadores” (y lo que te rondaré, morena) porque el batacazo (el nuestro, se entiende) terminará siendo terrorífico.

Hemos perdido una serie de ventajas sociales y laborales que no eran regalo de nadie. Costaron muchos años de lucha y sacrificios; vidas incluso. Pero se ha ido cediendo tanto y hasta tal punto que, hoy por hoy, el movimiento sindical está totalmente descafeinado, su credibilidad en entredicho y no digamos ya su poder de convocatoria.


Eso por no hablar de los más jóvenes, a los que el Sistema se ha encargado ya de inculcarles que lo importante es un puesto de trabajo, al precio que sea, con el horario que sea y en las condiciones que sea. Todo vale.

Hemos perdido el norte. Nos han tapado la boca con una serie de contraprestaciones irrisorias, y hemos callado por miedo a que la situación laboral empeorara aún más, pero olvidamos algo fundamental; aquella máxima de Carlos Marx de que...


“El capital no es nada sin la clase trabajadora”.

Supongo que todos recordaremos el ejemplo:

“Llene Vd. una habitación de billetes hasta alcanzar el techo y cierre la puerta con llave. Vuelva al cabo de un año. ¿Qué encontrará? Como mucho el mismo dinero que dejó (depreciado además) siempre que no se haya quemado, mojado o haya sido roído por las ratas.”


“Si la clase trabajadora no entra en esa habitación, el capital no crecerá nunca”.

Ése es nuestro poder, amén de la unidad de acción, pero nos fuimos "aburguesando" tanto que terminamos por no creernos esa sagrada máxima.

Que conste que no estoy en contra de los pactos, siempre y cuando se hagan desde una posición de equilibrio, y no siempre a la baja y con el temor de una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Pero claro, los que firman en nuestro nombre se han tragado ingentes ruedas de molino aderezadas con lentejas... y así nos va.

La verdad es que si miro hacia el futuro, sólo me resta decir…


¡Coño!... ¡Pero qué negro!
Citizen Plof