Fue el 11 de septiembre de 1973, cuando el ejército de Chile (aleccionado por la CIA, que dirigía la rebelión desde la localidad costera de Viña del Mar) provocó un cruento golpe de estado, enfrentándose con su propio pueblo, masacrándolo en aras de intereses económicos extranjeros, con el apoyo de la oligarquía chilena, claramente representada por la derecha política y por un amplio sector del Partido Demócrata Cristiano.
Pero aunque hayan transcurrido 39 años ya, de ese flagrante delito contra el pueblo soberano, la voz clara y rotunda de su presidente, comprometida con la justicia y con la libertad, aún tras el fragor de la batalla, sigue repercutiendo en nuestros corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario