Este es el titular del día en la prensa española:
Juan Rosell es elegido nuevo presidente de la CEOE. El líder de la patronal catalana se estrena con un llamamiento a ampliar las reformas porque son la "mejor medicina" contra la crisis.
Está claro que para ellos (para los grandes empresarios) es la mejor medicina; eso no lo duda nadie, pero para los trabajadores, el cantar es bien distinto, porque bajo la frase "reformas laborales" se esconde siempre: desregulación, precariedad, despido, paro...
¿Conocen ustedes alguna "reforma laboral" que, en los últimos tiempos, haya beneficiado en algo a la clase trabajadora de este país? ¿Verdad que no? Todo se hace con vistas a "sanear" las grandes empresas, las multinacionales, la banca... y todo ello a base de ir estrangulando, poco a poco (para que no se note demasiado) la economía de los trabajadores; de ir restringiendo sus libertades; de desmontar sus logros sociales, de... ¿Sigo?
Quiero decir con esta cansina perorata que, contra lo que nos han hecho creer, la economía del país no descansa en los empresarios, sino en los trabajadores, porque todos los agujeros económicos, despilfarros, fraudes, bancarrotas, etc. que provocan, se pagan siempre con nuestro sudor. Son nuestros impuestos y nuestros sacrificios los que les permiten salir de nuevo a flote, tras desastrozas gestiones o injustificas rapiñas. Somos nosotros el motor de esta sociedad, no los empresarios. ¡Hagamos valer nuestro poder!
No nos dejemos manipular; no permitamos que nos enfrenten; tengamos presente que nuestra fuerza está en nuestro número; presionemos a los sindicatos para lograr una verdadera unidad en la acción, y si no se atreven, y si no nos apoyan al cien por cien... ¡prescindamos de ellos!
¿Por qué hemos de pagar los trabajadores las calamidades de una crisis económica de la que no somos culpables en absoluto? Que la paguen los ricos, los poderosos. Ellos sí que pueden hacerlo sin problema; seguro que ninguno se quedaría sin cenar.
Ciudadano Plof
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