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28/1/19

LUTO POR LA LIBERTAD


El ultraderechista Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, 
ha dicho que le importan poco los derechos humanos.


Citizen Plof

15/11/18

¡ESA JUSTICIA!



El PP y el PSOE llegan a un acuerdo para repartirse a los jueces totalmente independientes del CGPJ.

Kim Jong-un



El presidente del CGPJ, señor Marchena, debe ser elegido por los vocales que componen ese órgano y que todavía no han sido elegidos, pero para qué mantener ya las formas cuando todo el mundo sabe de qué va la cosa.

Don Mitxel Erregea



Entre las características que definen a un auténtica democracia se halla la separación de poderes, cosa que en este "pís" no pasa dada la politización de la justicia.

Citizen Plof



¡Qué peste a mierda!... ¿Qué será?

29/1/15

¡A LA CARGA!

Lesmes renueva su núcleo duro para controlar la Justicia

Ejerce un poder total a través de la comisión permanente. En el pleno de hoy se negará a cambiar a sus integrantes, en contra de las demandas de la minoría progresista y a pesar de que la ley contempla la rotación anual de sus miembros.

Carlos Lesmes, Presidente del Tribunal Supremo

Si algo ha demostrado este año de ejercicio del poder por parte de Carlos Lesmes es un marcado presidencialismo al frente del Consejo General del Poder Judicial. Todo el control lo ejerce a través de la comisión permanente, a donde llegan los asuntos ‘cocinados’ por un comité de dirección cuyos integrantes son designados directamente por él.

Sólo cinco de los veinte vocales tienen dedicación exclusiva y sueldo correspondiente: son los integrantes de la Permanente. Los demás están obligados a compaginar sus trabajos con las funciones recortadas de este órgano, lo que les provoca numerosas dificultades para enterarse de lo que realmente ocurre dentro del CGPJ.

Salón de Plenos del CGPJ

El Pleno del CGPJ afronta este jueves una sesión polémica por esta causa. Seis vocales que conforman la minoría progresista demandan a Lesmes que renueve la comisión permanente, de tal manera que de entrada a nuevas voces diferentes a las que le han servido en este año para controlar la cúpula de los órganos de gobierno de la administración de justicia.

La minoría progresista reclama que cumpla con el espíritu de la ley que reformó el CGPJ y que, por cierto, fue elaborada por el propio Lesmes quien, a pesar de ejercer como magistrado, asesoró al Gobierno del PP para recortar las competencias de este órgano constitucional.


La norma proclama en su preámbulo que para permitir “una mayor pluralidad en la composición de la Comisión Permanente se prevé su renovación anual, estableciendo de este modo la posibilidad de que todos los Vocales, con excepción de los que integren la Comisión Disciplinaria, puedan llegar a formar parte de la misma”.

Ya en su articulado la ley introdujo la expresión “se procurará” la rotación anual de los integrantes de la Permanente (artículo 601.2).


Lesmes se niega a tal renovación: no quiere renunciar al control presidencial que ejerce a través de la Permanente. Cuenta con los votos seguros de los vocales nombrados a propuesta del PP -Juan Manuel Martínez Moya y Gerardo Martínez Tristán-, al igual que con la aquiescencia habitual del exdiputado socialista Álvaro Cuesta y de la magistrada Mar Cabrejas, nombrada esta última a iniciativa de Antonio Camacho, ex secretario de Estado de Interior socialista.

FUENTE: publico.es
Julia Pérez
28/01/2015

20/6/14

¿DA LO MISMO UN REY QUE UN PRESIDENTE?

Cuando este artículo se publique, quizás tengamos ya un nuevo rey o estemos a punto de tenerlo. La fecha no tiene importancia, ya que la discusión acerca de la necesidad de convocar un referéndum sobre la monarquía no podría tener efectos prácticos inmediatos, teniendo en cuenta que los dos partidos mayoritarios –y algún otro-  habían decidido de antemano el apoyo a esa institución. De todas maneras, no está de más reflexionar sobre los resultados de la abdicación del rey, porque estamos asistiendo a los comienzos de un cambio político importante, dentro del cual no se puede excluir una necesaria reforma de la Constitución de 1978.


Los argumentos de la derecha sobre la institución monárquica son bien conocidos: "la continuidad con una tradición venerable que asegura la unidad de España y la estabilidad del Estado y que  pone a salvo la nación de los vaivenes electorales". Pero existe otro argumento que proviene de sectores menos conservadores y que puede explicar la preferencia mayoritaria por el sistema monárquico que muestran algunas encuestas. "Se dice que la alternativa entre un rey o un presidente tiene poca importancia teniendo en cuenta las facultades que otorga al monarca nuestra Constitución. Como el rey no tiene atribuciones legislativas ni ejecutivas, su papel se reduce a refrendar decisiones tomadas por otros o cumplir un papel representativo y protocolario. De modo que tanto da que estas funciones las desempeñe un rey o un presidente. Y previendo las complicaciones que traería aparejadas el cambio de modelo en la jefatura del Estado, más vale dejar las cosas como están, ya que los españoles tenemos problemas más urgentes, como el paro o la corrupción".



Creo que este argumento no se sostiene. En primer lugar porque las atribuciones del rey, pese a que no tiene funciones de gobierno, no carecen de importancia, sobre todo en las relaciones internacionales. El monarca ejerce frecuentemente como embajador de España, y más allá de los discursos y recepciones que impone el protocolo, se establecen en esas visitas relaciones personales con políticos extranjeros que incluyen discretas gestiones que facilitan acuerdos posteriores y relaciones comerciales. Y en la política interna también puede tener cierta importancia el papel de un mediador que, aunque carezca de competencias de gobierno, puede cumplir funciones que los dirigentes de los partidos tienen más dificultades para realizar. Por supuesto que los discursos y actividades oficiales del rey no las decide él mismo sino el gobierno de turno. Pero no resulta indiferente que la representación del Estado la ejerza una persona capaz de pensar y decidir por sí misma que dejarla en manos de un representante que se limite a repetir lo que le han dicho.


¿Es razonable dejar la elección de una persona así al arbitrio del azar? Porque ya se sabe que la herencia genética, único criterio para la elección de un rey, se construye aleatoriamente y con resultados imprevisibles. La historia se encarga de ilustrar suficientemente los problemas a los que puede dar lugar esta intervención de la casualidad, que ninguna educación es a veces capaz de compensar.  Aunque no sea este el caso previsible de la monarquía española, la decisión sobre un modelo de Estado futuro debe tener en cuenta este aspecto. Con todo respeto hacia la princesa Leonor, no sabemos todavía nada sobre las cualidades de esta niña, más allá de su simpatía, la ternura que despierta y su afición por el ballet. Y no parece precisamente una garantía la educación militar que le preparan. Aunque los errores pueden cometerse también en la elección de un presidente, los posibles desaciertos habrá que atribuirlos a nuestra propia incompetencia y no a la casualidad, ya que hemos contado con muchos más elementos de juicio en su elección.



Pero existe otra razón poco mencionada que desaconseja el modelo monárquico a la vez que  explica la predilección que ese modelo despierta en las filas conservadoras. La designación de un rey implica una garantía casi total de contar con un jefe de Estado de derechas por tiempo indefinido. Una derecha que puede ser más o menos moderada, pero en cualquier caso muy alejada de cualquier postura que pretenda poner en duda el sistema capitalista y el actual modelo de sociedad. Si bien no es imposible que un rey mantenga posturas de izquierda, debemos reconocer que es altamente improbable que suceda tal cosa.  Y no se diga que un rey o un presidente debe prescindir de cualquier ideología; sabemos de sobra que en cualquier actividad humana la ideología personal juega un papel importante, aun en el caso de que esa persona ejerza su cargo con imparcialidad y justicia. Las decisiones de un jefe de Estado, como las de cualquier mortal, surgen de una manera de entender el mundo y las relaciones sociales imposible de eliminar.

 "Por eso necesito una reforma urgente"

Y en cualquier caso lo que parece de elemental justicia es la consulta a los españoles acerca del modelo que prefieran. La actual Constitución fue votada en su día solo por los ciudadanos que hoy tienen más de 54 años. Y hay que tener en cuenta que esa Constitución fue el resultado de una situación histórica en la cual la libertad política estaba muy limitada: las deliberaciones se hicieron a puerta cerrada entre el ruido de sables y las presiones de poderes que poco tenían de democráticos. Hoy es necesario revalidar ese texto y preguntar a los ciudadanos acerca del modelo de Estado que prefieran, sin que eso implique –como se está tratando de hacernos creer- una caída en la anarquía y la ruptura de la convivencia.  Porque además de la elección de un jefe de Estado, la instauración de la República sería la ocasión para realizar una revisión a fondo de los principios constitucionales, que no tendría que limitarse a la elección de un presidente o la permanencia de la monarquía, sino que debería actualizar un texto que nunca ha sido reformado en profundidad en 36 años, con excepción del artículo 135, introducido con nocturnidad y sin debate previo.


En definitiva, ya que es necesario elegir jefes, es mejor que los elijamos entre todos en lugar de confiar esa tarea a un azar que merece todavía menos confianza que nosotros y a quien no le podemos pedir cuentas de sus errores.

Augusto Klappenbach
Escritor y filósofo
16 jun 2014

26/11/11

UN GENOCIDA

REBELIÓN 
Portada: América Latina y Caribe
08-11-2011
Un genocida gobernará Guatemala 
Silvia Piris

Una vez celebrada la segunda vuelta del proceso electoral, y una vez conocida la victoria del General Otto Pérez Molina, la noticia principal no es que la derecha se aúpa al poder en Guatemala. Nunca dejó de estar allí. Además, ambos candidatos eran fieles defensores de un Estado limitado en derechos -que no en represión-, marcado por la impunidad y la violencia -el caso de la violencia machista es especialmente grave-; un Estado que propugna un modelo socioeconómico extractivista, excluyente y ultraliberal, y que niega de manera sistemática los derechos de las clases populares, así como la plurinacionalidad del territorio.

Sí, es cierto, el grado de ambigüedad de ambos contendientes ha sido diferente: mientras Pérez Molina hablaba sin ambages de mano dura y de un modelo basado en las concesiones mineras y de otros bienes primarios a las transnacionales, Baldizón proponía una agenda de picoteo, mezclando en su programa la posibilidad de organizar un mundial de fútbol con la idea de establecer una decimoquinta paga, a la vez que recortaba los impuestos en base a un impuesto único personal –en uno de los países con la presión fiscal más baja del mundo-. Como lo oyen.



Por lo tanto, como decimos, la derecha en el poder no es el asunto. La noticia está en que será un genocida, el militar responsable de la política de tierra arrasada durante el conflicto armado en el Departamento del Quiché, quien tomará las riendas durante cuatro años del poder ejecutivo guatemalteco. ¿Y cómo puede ser -nos preguntamos- que el mismo pueblo que sufrió su violencia y represión lo elija ahora como presidente? Pues empezamos respondiendo que esta realidad se debe a que Guatemala es realmente un Estado fallido, donde la impunidad campa a sus anchas, y donde no existen derechos de las personas ni de los pueblos; donde casi nadie en las clases populares cree en los procesos electorales como estrategias de cambio; continuemos respondiendo que la violencia actual, aunque bajo otro prisma, sigue siendo igual de protagonista que lo era en los tiempos del conflicto armado; y, finalmente, hablemos de la estrategia de campaña del futuro presidente –una campaña que empezó hace 4 años-, en la que, gracias entre otras cosas a sus vínculos con la represión y con la economía ilegal, azuzó la ingobernabilidad a través de un aumento de la violencia sistemática, dentro de una lógica de yo “controlo la violencia, nadie pude pararla, sólo yo puedo, porque la puedo generar”.


Ante esta nueva coyuntura, y ante la irrelevancia demostrada por los procesos electorales, la única alternativa constructiva y legítima pasa por la necesaria articulación de los movimientos sociales y comunitarios en torno a una agenda amplia y multidimensional, que aglutine indígenas, campesinado, comunidades, feministas, trabajadores y trabajadoras. Una agenda que permita plantear en clave política una estrategia de confrontación con el modelo hegemónico vigente. De esta manera, la unidad de acción, el entendimiento mutuo, y la articulación real de agendas sectoriales diversas, son los grandes retos que tiene la izquierda social por delante.

¿Y desde Europa, qué? ¿Qué debe hacer la izquierda europea ante esta nueva tesitura? Por supuesto, se deben estrechar al máximo los lazos de solidaridad –no confundir solidaridad sólo con cooperación internacional-. Así, debemos participar en la generación y fortalecimiento de alianzas con dichos movimientos sociales guatemaltecos, desde apuestas comunes y luchas compartidas; debemos vigilar y denunciar la labor de nuestras transnacionales en Guatemala, con un impacto social, económico y ecológico tan dañino; y debemos enfrentarnos conjuntamente a los Acuerdos de Asociación (ADA), entre Centroamérica y la UE, que apuestan por un modelo de capitalismo salvaje.

El General ha vuelto, el genocida regresa con banda presidencial. General, tenga usted bien claro que tendrá enfrente a la izquierda de aquí y de allá, no le tenemos miedo.