Está estos días Público contando que sus periodistas andan recibiendo amenazas de una mafia policial, y tanto los directores como los palafreneros de este sucio panfleto rojo vociferamos muy indignados ante tan grave afrenta antidemocrática.
Es una actitud hipócrita, la nuestra. Directores y palafreneros de este sucio panfleto rojo de mierda estamos encantados con esta amenaza de una mafia policial. Nos da pedigrí. Como hace 40 años.
Los grises
Síntoma de nobleza ideológica era entonces ser enemigo de aquella policía y de la guardia civil. Y hoy, tristemente, 41 franciscos francos después, sigue siendo síntoma de nobleza ideológica ser enemigo de esta policía y de la guardia civil. A pesar de que la mayor parte de policías y de guardias civiles no se lo merezcan.
No es una mafia policial la que amenaza a periodistas, sino una mafia estatal. Una mafia construida sobre lo que, idiotamente, votamos. Una mafia democrática. Con sus urnas de agujero libre y lubricado para nuestro disfrute. Con su igualdad de oportunidades y sus servicios sociales y sus peluqueros para gatitos. Con sus anuncios de coches caros y baratos. Con su programa Padre para que entienda la declaración de la renta hasta Jordi Pujol en lengua suiza, que es el esperanto de los descuideros más honorables.
Yo, esto de las amenazas de policías a periodistas, me lo tomo muy a bien, pues es raro que en España (y en pocos países más, no lo olvidemos) un policía le pegue un tiro a un periodista. Como mucho, a veces te rozan con pólvora la underwood o el cuello de la camisa. Por eso los periodistas padecemos injusta fama de descuidados en el vestir y en el escribir.
He de decir, violando mi propia intimidad, que a mí la policía me ha pegado unas cuantas veces. Pero de mis palizas juveniles a mis palizas maduras hubo un cambio de estilismo: de joven me pegaban por poeta, luego me empezaron a pegar solo por gamba. Yo colegí que esa distinta forma de pegar escenificaba que estábamos acercándonos a la democracia. Pero no. Se siente uno derrotado cuando llega a la edad provecta y te vuelven a pegar por poeta, y nunca por gamba. Y te planteas ciertas degradaciones.
Los azules
Es extravagante aceptar que dentro de la policía se cree una mafia policial y no se entere nadie de la propia policía. Coño, tíos, que os dedicáis a esto.
No hagáis de Torrente arquetipo, de Filemón alegoría, ni de Flores esperpento. Contadnos algo. No al periódico. A la gente.
FUENTE: publico.es
Rosas y espìnas
Aníbal Malvar
22/03/2017
Tengo claro que el Estado y el Ciudadano,
se repelen por Sistema.
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