31/3/17

LA MANIPULACIÓN INFORMATIVA (2ª PARTE)

Milicianos cristianos en Irak

Jamás hubo una cruzada, y menos todavía, un ejército cruzado enteramente cristiano en Irak. Y, sin embargo, pueden contarse con los dedos de una mano los medios que se molestaron en retratar el contexto en que surgieron las milicias y menos todavía, sus motivaciones, muchos menos religiosas que políticas. No era la bandera de la cristiandad la que las NPU enarbolaba, sino la de Mesopotamia y sus reclamaciones nacionalistas caldeo-asirias, sistemáticamente orilladas por la Prensa de Occidente. Tal y como afirma uno de los voluntarios españoles que se unieron a los brigadistas del norte de Siria -el gallego Arges Artiaga- esa misma prensa que describía como “cristianas” a las milicias caldeo-asirias iraquíes, omitía también, por sistema, cualquier explícita alusión a la revolución de orientación anarquista que los kurdos de Rojava estaban tratando de mantener a flote mientras se defendían del Estado Islámico.

Por mala fe o por ignorancia, no pocos periodistas seguían refiriéndose a las milicias kurdas de las YPG como “la contraparte siria de los marxistas terroristas del PKK”. La revolución y los avances de los kurdos en la lucha contra el sectarismo o contra el patriarcado, ni mentarlos.

Nunca se informó peor


A la postre, todos estos hechos corroboraron lo que algunos medios como el Boston Globe venían denunciando desde hacía varios años: “Nunca tantos periódicos informaron tan mal acerca de un conflicto”. Nunca tantos medios se rindieron a los paradigmas emanados por el “Ministerio de la Verdad” de Washington y a las distintas verdades fragmentarias que trataban de imponer las partes contendientes. 

Lo que en verdad causaba la perplejidad del Boston no es que en los conflictos de Siria e Irak se librara una guerra propagandística paralela, sino el hecho probado de que los medios de comunicación más reputados del planeta -y entre ellos, los españoles- hicieran suyas las mentiras descaradas diseminadas por todos los actores del conflicto: desde los más modestos, como el mencionado nacionalista cristiano Yonnadam Kanna, a los más poderosos, como los gobiernos ruso y norteamericano.

En este nuevo tablero de juego de las rutinas productivas periodísticas, y a falta de profesionales veteranos trabajando sobre el terreno, parecía situarse a la misma altura un rumor anónimo de un foro de Internet que una declaración institucional de las Naciones Unidas o un informe fabricado a la medida por cualquiera de las ONG que los gobiernos se inventaron para extender su propaganda.


En verdad, lo ocurrido con las milicias es sólo un botón de muestra del modo en que, tal y como sostenía Stephen Kinzer, reportero del Boston Globe, la realidad ha sido suplantada en los diarios por mentiras insidiosas, verdades fabricadas malintencionadamente, negligencias y relatos fragmentarios y descontextualizados de uno de los conflictos más complejos del último siglo.

A remolque de las versiones oficiales emanadas desde Washington, parte de la Prensa occidental comenzó a dividir los contendientes de acuerdo al maniqueísmo de la Casablanca, entre buenos y malos, en función de cómo se alineaban con los intereses de la Administración de Obama.

Absolutamente rendido a los paradigmas de los norteamericanos, un periodista de la agencia EFE hablaba, literalmente, en un titular, de “yihadistas moderados”, un oximoron disparatado que terminó calando por repetición. Incluso los islamistas del antes llamado Frente Al Nusra -filial siria de Al Qaeda- fueron durante algún tiempo mencionados como 'moderados'.¿Cómo terminaron de rodillas los grandes portadores de la verdad universal? ¿Cómo terminaron, por ejemplo, haciendo suyas las interpretaciones del origen del conflicto de Siria habilmente extendidas por la Administración de Washington?

Miliciano sirio de Dwekh Nawsha cuida del altar de la iglesia de Bakufa. Fernan Barber
Miliciano sirio de Dwekh Nawsha cuida del altar de la iglesia de Bakufa. Fernan Barber

“El modo en que los medios norteamericanos han cubierto la guerra de Siria será recordado como uno de los episodios más vergonzosos de la historia de la Prensa americana”, sostenía el periodista Stephen Kinzer, en referencia a las crónicas de Alepo.

A renglón seguido, el reportero del Boston Globe añadía: “Bajo una dura presión financiera, las revistas, los periódicos y las cadenas de televisión han reducido drásticamente el número de corresponsales que cubren los conflictos sobre el terreno y muchas de las informaciones internacionales proceden ahora de periodistas con base en Washington”, cuyas fuentes principales son la Casablanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y los think-tank más poderosos.

En semejantes circunstancias, las verdades de los medios de gran difusión se habían convertido, a su juicio, en un holograma proyectado desde las distintas matrix de los centros de poder políticos del mundo.

Víctimas infantiles en Siria (las imágenes que nadie quiere ver)

Cierto es que frente a esta nueva encarnación perversa del Gran Hermano, ha comenzado a alzarse una cierta resistencia. Existe un buen número de pequeños medios independientes y de reporteros -entre ellos españoles- que han tratado de arrojar alguna luz sobre lo que está ocurriendo allá, pero sus voces acostumbran a extraviarse en la algarabía de Internet o terminan aplastadas por las cacofonías consensuadas por las grandes cabeceras de Occidente, rendidas a los pies de los nodos de poder.

Uno de esos periodistas veteranos y solventes que a menudo realiza su labor en condiciones cuasi heroícas es el vasco Karlos Zurutuza, colaborador habitual de reputados medios extranjeros como Al Jazeera o IPS y profundo conocedor de las realidades de países como Siria, Libia o Irak.

Para niños de papá

El reportero vasco Karlos Zurutuza
El reportero vasco Karlos Zurutuza

En opinión de Zurutuza, la propagación de la mentira y del periodismo de los hechos fragmentarios es una clara consecuencia de los cambios estructurales que la irrupción de Internet ha introducido en la profesión a calzador.

“Los medios cada vez tiran menos de periodistas de plantilla. Las corresponsalías están desapareciendo y en su lugar, se han reemplazado por free-lance, a menudo muy jóvenes y poco experimentados, dispuestos incluso en ocasiones a trabajar sin percibir dinero, a cambio de la inyeccion de vanidad que proporciona acreditar que han estado en un conflicto. Uno se pregunta a veces si esto no acabará convirtiéndose en una práctica amateur para niños de papá de la 'generación del Facebook'”, asegura Zurutuza.

El reportero vasco cree que la primera consecuencia de la implantación de estas nuevas rutinas productivas es la precarización de las condiciones de trabajo y la segunda, la devaluación de la calidad del periodismo. “Poner un pie en Irak o en Libia, o arrimarse a algún conflicto, no aporta per se, nada, si el reportero no acredita un conocimiento profesional profundo del contexto que retrata y que narra”, asegura.

Reporteros huyendo en Mosul (Siria)

“Y claro está, quienes en verdad poseen la experiencia precisa cada vez se hallan menos dispuestos a ejercer la profesión en las condiciones que nos brindan. Los independientes están cobrando menos ahora que hace 10 años. Yo mismo, sin ir más lejos, he hecho frente a situaciones tremendas. A menudo miro hacia delante y no me veo con cincuenta años malvendiendo mis historias y de enganchada en enganchada por asuntos de tarifas. Eso sí, si pagan porquerías, lo normal es que obtengan porquerías”.

Nunca antes dos conflictos como Siria o Irak habían puesto más de manifiesto cómo la llegada de Internet y eso que algunos llaman el suicidio de la “prensa gratuita” ha terminado por echar abajo la capacidad de los medios para poner en entredicho las verdades oficiales. Ni siquiera los santones de la Prensa han escapado de la quema.

Hace también dos años, la agencia Getty Press publicó un reportaje gráfico sobre otra conocida milicia asiria -las NPF- invitando a algunos de sus hombres -entre otros, a su comandante Safaa Jamro- a posar entre los edificios de la ciudad de Teleskoff. Las instantáneas insinuaban una tensión bélica que ni de lejos existía en esa zona, donde hacía más de doce meses que no se registraba un intercambio serio de disparos. Según explicó a nuestro equipo en noviembre de 2015 uno de los voluntarios norteamericanos que aparece en el citado reportaje, Justin Garfield, nos confesó que fue llevado hasta el frente por el mismo periodista e invitado a posar sobre unos sacos terreros para adornar la historia.


CONTINÚA...

Fuente: publico.es
Ferrán Barber
Barcelona - 24/03/2017

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