Se van a preguntar qué hace un hereje como yo escribiendo sobre un papa, pero, creencias aparte, este hombre fue merecedor de todo mi respeto y simpatía, por su sencillez, por su humildad y por su carácter afable y tremendamente humano; así como también los mereció, para mí, otro personaje modesto, íntegro y generoso: Angelo Giuseppe Roncalli (Juan XXIII), que ocupó la cátedra de San pedro, entre 1958 y 1963.
Pues hoy, día de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, quiero rendir un pequeño homenaje a ese buen hombre, incluyendo aquí la parte de su biografía correspondiente a su exiguo pontificado.
Elección
Albino Luciani fue elegido papa en la cuarta votación del cónclave de agosto de 1978, un cónclave inusualmente breve, el más corto del siglo XX. El cardenal protodiácono Pericle Felici fue el encargado de anunciar la decisión del Colegio cardenalicio de elegir al Patriarca de Venecia, Albino Luciani, como el 263° (ducentésimo sexagésimo tercer) papa de la Iglesia Católica, siendo así el tercer Patriarca de Venecia en ser nombrado papa, tras Pío X y Juan XXIII.
Luciani Escogió el nombre de Juan Pablo, convirtiéndose en el primer papa de la historia con un nombre compuesto, gesto con el que pretendía honrar a sus dos predecesores, Juan XXIII, que le nombró obispo, y Pablo VI, que le nombró Patriarca de Venecia y cardenal. Se llegó a pensar que su elección fue debida a la división entre miembros de distinta ideología dentro del Colegio cardenalicio.
Humanización del papado
Tras su elección, Juan Pablo I tomó una serie de decisiones que hicieran "más humano" al papa, admitiendo públicamente que se ruborizó cuando Pablo VI le nombró Patriarca de Venecia. Fue el primer papa moderno en hablar en singular utilizando "yo" en lugar del plural mayestático "Nos", aunque las grabaciones oficiales de sus discursos fueron reescritas de un modo más formal por algunos de sus ayudantes más tradicionalistas, que reincorporaron el plural mayestático en notas de prensa y en las noticias de L'Osservatore Romano. También fue el primero en rechazar la silla gestatoria, hasta que le convencieron de que era necesaria para que los fieles pudieran verle.
Juan Pablo I eligió como lema de su papado la expresión latina Humilitas ("humildad"), lo que se reflejó en su polémico rechazo de la coronación y de la tiara papal en la ceremonia de entronización, sustituyéndola por una simple investiduraen contra de lo prescrito por la Constitución Apostólica Romano Pontifici Eligendo, promulgada por Pablo VI en 1975.
Una de sus declaraciones, de gran repercusión en la prensa, fue que "Dios, más que padre, es madre".
Encíclica sobre la devolución
Juan Pablo I tenía planeado promulgar una encíclica para consolidar las reformas del Concilio Vaticano II, que calificó como "un extraordinario acontecimiento de gran alcance histórico y de crecimiento para la Iglesia", y para reforzar la disciplina de la Iglesia en la vida de los cargos eclesiásticos y de los fieles. Como reformista, también lanzó algunas iniciativas como la devolución del 1% de los ingresos de cada iglesia para destinarlo a las iglesias del Tercer mundo.
Teología moral
El periodista John L. Allen afirma que "es casi seguro que Juan Pablo I no habría revertido las enseñanzas de Pablo VI, sobre todo porque no era un radical doctrinal. Además, como Patriarca de Venecia algunos han visto un endurecimiento de su postura en temas sociales con el paso de los años. No obstante, "es razonable suponer que Juan Pablo I no hubiera insistido en el juicio negativo en la Humanae Vitae tan agresiva y públicamente como Juan Pablo II lo hizo, y probablemente no lo habría entendido como una enseñanza casi infalible. Hubiera seguido siendo una cuestión más "abierta". Según algunas versiones, mientras que, como Patriarca de Venecia, "Luciani era intransigente con su defensa de la enseñanza de la Iglesia y severo con aquéllos que por orgullo intelectual y desobediencia no hacían caso de la prohibición de la Iglesia sobre la anticoncepción"; aunque sin condonar el pecado, era tolerante con aquellos que, sinceramente, intentaron vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y no lograron".
Personalidad
Juan Pablo I enseguida sorprendió con su simpatía y calidez personal. Hay voces que dicen que dentro del Vaticano era visto como un simple intelectual inconsciente de las grandes responsabilidades del papado, aunque David Yallop, autor del libro In God's Name (En nombre de Dios, en el que defiende la teoría de que Juan Pablo I fue asesinado), sostiene que estas voces son sólo el resultado de una campaña lanzada por gente del Vaticano que se oponía a las políticas de Luciani. En palabras del escritor John Cornwell, "le trataron con condescendencia"; un alto clérigo, hablando sobre Luciani, llegó a decir: "han elegido a Peter Sellers". Los críticos comparaban sus discursos, con menciones a Pinocho, con los discursos más intelectuales de Pío XII y Pablo VI. Sus visitantes hablaban de su soledad y aislamiento, y del hecho de que fuera el primer papa en décadas en no tener un papel diplomático (como Juan XXIII y Pío XI) o curial (como Pío XII y Pablo VI) dentro de la Iglesia.
Juan Pablo I fue el primer papa que admitió que la perspectiva del papado le había intimidado tanto que otros cardenales tuvieron que animarle a aceptar. En su notable Ángelus del 27 de agosto de 1978, el primer día completo de su pontificado, impresionó al mundo con su simpatía natural.
Muerte
El ambiente de optimismo y cercanía establecido por Juan Pablo I nunca llegaría a avanzar por la brevedad de su pontificado. Fue encontrado muerto en su cama poco antes del amanecer del 29 de septiembre de 1978, 33 días después de su elección. Según las fuentes oficiales, el papa, de 65 años, murió de un infarto. Se ha dicho que el Vaticano ocultó algunos aspectos sobre el descubrimiento del cadáver para evitar dar detalles del hecho de que fue descubierto por la Hermana Vincenza, una monja. Como es costumbre tras la muerte de un papa, no se realizó autopsia. Aunque esto, junto con declaraciones contradictorias realizadas tras la muerte del papa, han dado lugar a una serie de teorías conspirativas en torno a ella.
Polémica e hipótesis en torno a su muerte
Oficialmente, el Vaticano afirma que Juan Pablo I falleció de un infarto en su cama y que no se llevó a cabo autopsia alguna por la oposición de sus familiares. Algunos aspectos de esta declaración oficial, sin embargo, se vieron contradichos más tarde: no fue el irlandés John Magee (posteriormente obispo), quien fuera secretario personal de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, la primera persona en hallar el cadáver del Pontífice, sino una de las religiosas que se encargaban del trabajo doméstico, como se supo en 1988; la familia del fallecido papa reveló en 1991 que la muerte no le sobrevino en la cama, sino en su escritorio; y además, sí se le habría realizado una autopsia, según otros informes. Estas incoherencias oficiales, junto a otros factores de índole económica, han dado origen a teorías conspirativas que apuntan a un envenenamiento del Pontífice.
Juan Pablo I pretendía ahondar en las reformas iniciadas por Juan XXIII. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Mientras fue Patriarca de Venecia, en 1972, el Banco Vaticano vendió al Banco Ambrosiano, propiedad de Roberto Calvi, la Banca Cattolica del Veneto, sin consultar al obispado metropolitano de Venecia, del cual monseñor Albino Luciani era jerarca. El responsable de esta acción fue el arzobispo Marcinkus, lo cual llevó a ciertas desavenencias entre Luciani, aún no nombrado papa, y el norteamericano responsable de la dudosa administración Vaticana de entonces. La Banca Cattolica del Veneto estaba especializada en préstamos con bajos tipos de interés hacia los más necesitados; quizá por esto el papa Luciani tomó cartas en el asunto. Giovanni Benelli, sustituto del Secretario de Estado Vaticano, le cuenta que existe un plan entre Roberto Calvi, Michele Sindona y Marcinkus para aprovechar el amplio margen de maniobra que tiene el Vaticano: «evasión de impuestos, movimiento ilegal de acciones, etc.». La reacción de Luciani, recogida en el libro Con el corazón puesto en Dios: intuiciones proféticas de Juan Pablo I, es de una enorme decepción.
El 9 de mayo de ese mismo año de la muerte de Juan Pablo I, 1978, había sido asesinado el primer ministro de Italia, Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana. Las extrañas circunstancias del deceso de Albino Luciani —un ataque cardíaco, para alguien que gozaba de excelente salud— y otros sucesos misteriosos, como que la defunción no fuese certificada por el forense vaticano, sino por otro diferente, y lo precipitado de su embalsamamiento, dispararon la teoría de que, en realidad, Juan Pablo I había sido asesinado. La doble confesión de la monja, Sor Vicenza Taffarel, quien encontró el cadáver del Sumo Pontífice (en una primera versión: vestido aún, en su baño, posiblemente en el suelo, donde vomitó; y la otra: en su cama, con documentos desordenados y las gafas caídas de su rostro, ya despojado del hábito papal) inducen a pensar que fue envenenado.
Algunas obras de investigación abundan en la teoría del envenenamiento. El libro El día de la cuenta del sacerdote español Jesús López Sáez, presume que el sumo pontífice fue envenenado con una fuerte dosis de un vasodilatador. El libro In God's Name (En el nombre de Dios), del investigador inglés David Yallop, defiende que fue envenenado por altos jerarcas de la Iglesia católica en complicidad con mafiosos vinculados con el Banco Ambrosiano y con hermandades secretas masónicas.
Datos tomados de Wikipedia
La enciclopedia libre
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