27/9/13

¡ESO SÍ ES HISTORIA!

El Gobierno defiende llamar "Generalísimo" a Franco para no perder la costumbre


Avala por motivos históricos y léxicos que la máscara mortuoria del dictador que se exhibe en el alcázar de Toledo se identifique con ese superlativo


La inscripción que acompaña a la máscara, y la propia exhibición del objeto, podría tener dudoso encaje en la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Parlamento en 2007, que exige "la retirada de menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura".

Datos tomados de Público.es
Andrés Muñiz
Madrid - 26-09-13

COMENTARIOS:

jmz 
Qué se puede esperar de un gobierno de franquistas de nacimiento y de convicción.

pepegrillo 
No tienen remedio. Perdieron el miedo, y ahora por la cara (dura y desvergonzada) ya no ocultan sus sentimientos autoritarios con gestos y palabras, sino que, además, aprueban leyes represoras, para acallar a los discordantes con esa política suya de saquear el país en beneficio de una minoría: la de siempre.

Winds of change
Cada día más avergonzado de esta España, reducto del fascismo encubierto en Europa.
Qué asco.

¿La costumbre?... ¿La costumbre de quiénes?

En principio pensé qué, referirse todavía al último dictador de este país en esos términos, era para llorar; pero, realmente, es para descojonarse. Por mí, que lo llamen como les dé la gana. Después de muerto, da lo mismo que te llamen Andrés o que te llamen Lola; de ninguna forma vas a responder.

Yo nunca he estado puesto en temas militares, pero creo recordar, de aquella época en la que hice la "mili", que el generalato constaba sólo de cuatro grados: General de Brigada, General de División, Teniente General y Capitán General. Así que, oficialmente, ese superlativo de "Generalísimo", es todo un invento.

De todas formas, por muchos títulos, cargos, medallas y demás alhajas que le cuelguen, para la Historia (sí, para la real, con hache mayúscula, no la apañada) seguirá siendo aquel general que traicionó a su patria, faltando, al igual que sus correligionarios: Sanjurjo, Mola, Cabanellas, Queipo de Llano, Goded..., al juramento de fidelidad que, como militares, habían hecho de defender la constitución de la II República Española; llevándonos a una guerra fratricida para, con el apoyo bélico de la Alemania nazi y de la Italia fascista (aunque también, Irlanda y Portugal le echaron un capote) y el económico y moral de la Iglesia Católica, conculcar los derechos y libertades que las urnas habían refrendado.

¡Eso sí es Historia!

 

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