Un fatídico 29 de octubre de 1975 se conmocionó la sociedad tinerfeña cuando supo que, en los sótanos del edificio del Gobierno Civil de Santa Cruz de Tenerife, de la calle Méndez Núñez (hoy Subdelegación del Gobierno), un hombre detenido e indefenso, presuntamente, encontró la muerte a consecuencia de los golpes infligidos por un conocido y muy temido policía de peculiar bigote, José Matute Fernández, muy aficionado al judo, que al parecer practicaba en los detenidos que interrogaba, como fue el caso del periodista Julio Trujillo.
Matute y algunos colaboradores intentaron ante la Justicia simular que el fallecimiento de Antonio fue debido a que se tiró del coche policial mientras era trasladado. El dictador agonizaba por entonces, y un joven fiscal que no se creyó la versión de Matute insistió en una investigación ante la actitud pasiva del gobernador civil. El hoy ministro de Justicia, Manuel Fernández Bermejo, logró convencer al juez Luis Paricio Dobón. Matute huyó a Venezuela, de donde regresó sabedor de la inmediata amnistía, y en 1977 se reincorporó a sus tareas de policía nada más y nada menos que en la Dirección General de Seguridad en Madrid.Una calle de Taco recuerda ahora a Antonio González con su nombre, y los demócratas de Tenerife permanecemos unimos a su viuda e hijos en la memoria de un hombre honrado y trabajador, inocente y desconocedor de delito alguno.
Datos tomados del periódico
EL DÍA"RECUPERANDO LA MEMORIA"
José Vicente González Bethencourt
5/oct/08
Me he permitido ilustrar el artículo con estas tres fotos bajadas de la Red para, humildemente, poner mi granito de arena en el mantenimiento de su recuerdo.
No olvidemos nunca que, en muchas ocasiones, la libertad de los pueblos se ha cimentado sobre los cadáveres de los inocentes.