8/10/11

MAÍZ (POEMA)


Al cabo de los años
de ceguera y olvido,
vuelvo a leer con ojos
táctiles, grano a grano,
el entrañable texto
ceñido a cada zuro,
y de pronto me siento
doblemente hermanado
a vosotros, retoños
de los muertos que un día
en este alfar plasmaron,
con levadura fértil
de sino casi humano,
la nutricia mazorca.

También, como vosotros,
yo y los míos crecimos
amamantados siempre
por la inexhausta ubre
cereal.

Nunca pudo
la muerte columbrarnos:
muro en temblor, la lluvia
de harijas, descendida
desde el cedazo, hurtaba
nuestra niñez al filo
de la torva guadaña.
Y el hambre apenas supo,
más tarde, rasguñarnos.

Vuelto harina dorada
y tibia, el grano henchía
los fragantes talegos,
se espesaba en la artesa
y en la escudilla; al puño
venía como un pájaro
sumiso, trasvolaba
desde allí hasta la sangre,
iba a guardarnos sitio
al sol de horas remotas,
entonces no aventadas
aún por el reloj
de la insomne espadaña.
Nos caló hasta los tuétanos.

Materia es ya de nuestros huesos.
Cuando se venga a tierra
mi esqueleto,
de cal será y ceniza,
pero también de polvo
de fiel maíz, el rastro último
que de mi quedará por algún tiempo
junto a unas cepas vivas.

Manuel González Sosa
(1921 - 2011)
 

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