El 60% de los miembros del Senado de Brasil que tienen en su mano apartar de forma definitiva a la mandataria tienen procesos abiertos con la Justicia. Crímenes de corrupción, de orden financiero, electorales, son algunos de los supuestos delitos. Los primeros días del juicio los parlamentarios cruzaron diversas acusaciones entre ellos: desde tener trabajadores esclavos en sus tierras, hasta “abusar de cocaína” en plena Cámara.
El presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, es uno de los que acumula más investigaciones. - EFE
El juicio político al que se enfrenta Dilma Rousseff en el Senado comenzó el pasado jueves con los ánimos encendidos. La presidenta apartada no es acusada de corrupción, malversación de fondos, o algún tipo de crimen penal. La mandataria es acusada de haber firmado tres decretos presupuestarios donde maquilló las cuentas del Gobierno para poder solicitar nuevos créditos a los bancos sin haber devuelto los préstamos anteriores. Amparar este delito bajo la fórmula de “crimen de responsabilidad”, la única acusación por la que un presidente puede sufrir un impeachment, ha sido el debate principal de los últimos cuatro días.
Pero si Dilma no está formalmente acusada de corrupción, no se puede decir lo mismo del 60% de los senadores que la juzgan estos días. Por eso la senadora del PT Gleissi Hoffman dijo el jueves que el Senado brasileño “no tiene ninguna autoridad moral” para juzgar a Rousseff. La frase cayó como una bomba, especialmente en un Senado al que seacusa de “golpista” por aceptar un delito de maquillaje de cuentas como crimen de responsabilidad, algo nunca visto hasta ahora.
Dilma Rousseff, presidenta electa de Brasil
Según una investigación del proyecto Atlas Político, al menos 49 senadores de los 81 que juzgan a la presidenta (un 60% del total) tienen procesos con la Justicia. La corrupción afecta tanto a parlamentarios a favor del impeachment como en contra. Los delitos van desde lavado de dinero, crímenes contra el orden financiero, corrupción y crímenes electorales.
Gleisi Hoffman, senadora brasileña
El presidente del Senado, Renan Calheiros, que durante el segundo día de juicio dijo que el Plenario parecía “un psiquiátrico” por las “provocaciones” de Hoffmann, es uno de los que acumula más investigaciones: un total de 11. Todas ellas están relacionadas con el escándalo de corrupción de Petrobrás. Algunas se refieren al cobro de mordidas por favorecer contratos con empresas, y otras por lavado de dinero.
El senador Antonio Anastásia (PSDB), encargado de presidir la comisión del impeachment en el Senado, ha sido acusado de los mismos delitos por los que se acusa a Rousseff (maquillaje de cuentas), cuando trabajaba en el Gobierno de Minas Gerais, pero nunca ha sido juzgado. El senador Aécio Neves (PSDB), excandidato a la presidencia en 2014, y su mano derecha, el senador Aloysio Nunes (PSDB) uno de los principales instigadores del proceso contra Rousseff, están acusados en la Operación Lava Jato por recibo de mordidas de Petrobrás. Sus casos están parados en el Tribunal Supremo de Justicia. Neves además es acusado de tener cuentas sin declarar en paraísos fiscales.
Manifestantes en favor de Dilma Rousseff han salido en la calle este lunes
en diversas ciduades brasileñas en protesta por el proceso contra la mandataria. - REUTERS
en diversas ciduades brasileñas en protesta por el proceso contra la mandataria. - REUTERS
Los insultos entre senadores el primer día de juicio trajeron a colación un tema que se suele hablar en los bastidores del Congreso: el supuesto uso de cocaína entre los parlamentarios. El senador Lindenberg Farias, uno de los mayores defensores de la presidenta Dilma, acusó al senador Caiado de estar “relacionado con Carlinhos Cachoeira”, cabecilla de una pandilla que se dedicaba a los juegos de azar en Goias. Caiado muy ofendido le dijo a Farias, quien también es investigado por recibir mordidas de Petrobrás: “Hay que hacerte un análisis antidopping, te quedas ahí esnifando y te pones muy nervioso”.
En relación al uso de esta droga este martes apareció un vídeo difundido por las redes sociales donde se veía la mano de un senador con una pequeña bolsa de plástico en la que se veía un polvo blanco. La imagen llamó la atención porque se grabó en uno de los momentos más calurosos de la defensa del lunes de la presidenta Dilma, que fue cuando el senador Aloysio Nunes defendía que el juicio político no era un golpe. En las imágenes, mientras Dilma responde a Nunes, detrás del senador se ve a otro parlamentario (del que no aparece la cara, sólo el brazo) sentado sujetando con su mano derecha esa pequeña bolsa, con la que juega como si fueran unas maracas.
A partir de la difusión del vídeo también comenzaron a hacerse virales diversos memes como uno en el que aparecen maquillando a la presidenta Dilma y ella dice: “No me pongas muchos polvos porque sino Aécio Neves me va a esnifar”, en referencia a una serie de rumores sobre Neves y sus supuestos vicios.
A partir de la difusión del vídeo también comenzaron a hacerse virales diversos memes como uno en el que aparecen maquillando a la presidenta Dilma y ella dice: “No me pongas muchos polvos porque sino Aécio Neves me va a esnifar”, en referencia a una serie de rumores sobre Neves y sus supuestos vicios.
Juego de escena
A pesar de las peleas y los cruces de acusaciones de los primeros días, diversos medios señalan que entre bastidores los 81 senadores se llevan mucho mejor de lo que parece. Este juicio político, del que irónicamente ya se da por sentada su sentencia (apartar a la presidenta Dilma definitivamente), ha sido de algún modo un juego de escena tanto de los defensores como los detractores de Dilma Rousseff para sacar algún tipo de beneficio electoral, aunque sea por haber gritado más alto.
El diario Folha de São Paulo decía que todas las noches senadores a favor y en contra se sentaban en mesas “regadas de vino” y reían y conversaban amigablemente. También hacían sus negocios y sus apuestas para hacerse un hueco en el futuro equipo de Temer. El presidente del Tribunal Supremo Federal, Ricardo Lewandowski, aprovechó los primeros días para convencer a los parlamentarios de aprobar un aumento de salario para los jueces del Supremo. En vez de cobrar 33.700 reales (10.200 euros), querrían llegar a fin de mes con 39.200 (11.900 euros), cifras absolutamente escandalosas para una sociedad donde el 40% de la gente cobra 780 reales (230 euros).
Esta claro que los ricos quieren seguir siendo ricos,
pero los pobres aspiran a seguir vivos
Entre hoy y mañana los senadores darán su votación final. Tendrán que responder a la pregunta de si Dilma Rousseff cometió o no un crimen de responsabilidad. Curiosamente muchos de estos jueces no asistieron a las primeras sesiones del juicio donde hablaron testigos de la defensa y de la acusación. El sábado apenas había 31 parlamentarios para escuchar la defensa que hizo el ex ministro Nelson Barbosa. Se necesita el voto a favor de 54 senadores para que Rousseff pierda su cargo definitivamente. Los delitos por los que investigan a sus jueces por ahora siguen impunes.
FUENTE: publico.es
Agnese Marra
Brasilia - 30/08/2016
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