Hallábame anoche sentado con mi mujer y unas amigas, en una terraza de una conocida zona de ocio de la capital tinerfeña cuando, acuciada mi vegija por los tragos y la edad, hube de levantarme para buscar lugar dónde aliviar la consabida presión; y allá que fui, en busca del sagrado mingitorio, urinario, excusado o "meódromo".
El local frente al que estábamos sentados, tiene dos entradas, una para el público y otra para los camareros, pero la primera estaba colapsada, así que me dirigí a la siguiente (apenas un metro las separa) desde donde, chico y chica, vigilaban atentamente la terraza.
Dada mi urgencia, les pregunté:
- ¿Puedo entrar por aquí?
Ante lo cual, ambos empleados, asintieron con una amable sonrisa.
Entonces vino lo de la gilipollada:
Estando ya a la altura de la barra, camino del wc, servicio, toilet o "aliviatorio", un señor camarero que estaba tras ella, me increpó:
- ¡Caballero: debe entrar por la otra puerta!
Me frené en seco y contesté:
- Entendería su llamada de atención si aún estuviera en la entrada, pero es que ya estoy dentro. ¿Qué pretende que haga, que vuelva a salir?
¿Es o no es una gilipollada?
Ciudadano Plof
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