Los componentes de la provocación occidental son tres: sanciones para debilitar a Rusia, instalación de un gobierno satélite en Kiev y guerra de propaganda. Las sanciones son conocidas, siendo la más insidiosa la reducción del precio del petróleo, que afecta de modo decisivo a las exportaciones de petróleo de Rusia, una de las más importantes fuentes de financiación del país. Esta reducción conlleva el beneficio adicional de crear serias dificultades a otros países considerados hostiles (Venezuela e Irán). La reducción es posible gracias al pacto sellado entre EEUU y Arabia Saudita, por el cual EEUU protege a la familia real (odiada en la región) a cambio de mantener la economía de los petrodólares (transacciones mundiales de petróleo denominadas en dólares), sin los cuales el dólar colapsaría como reserva internacional, y con ello, la economía de los EEUU, el país con la mayor y más impagable deuda del mundo.
El tercer componente es la guerra de propaganda. Los grandes medios y sus periodistas están siendo presionados para difundir todo lo que legitima la provocación occidental y ocultar todo lo que la cuestiona. Los mismos periodistas que, tras los briefings de las embajadas de los EEUU y de Washington, colmaran las páginas de sus periódicos con la mentira de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, están ahora repitiendo la mentira de la agresión de Rusia a Ucrania.
Pido a los lectores que imaginen el escándalo mediático que ocurriría si se supiese que el Presidente de Siria acaba de nombrar a un ministro iraní a quien días antes le concedió la nacionalidad siria. O que comparen el modo en que fueron publicadas y analizadas las protestas en Kiev en febrero pasado y las protestas de Hong Kong de las últimas semanas. O que evalúen también la relevancia dada a la declaración de Henry Kissinger de que es una temeridad estar provocando a Rusia. Otro gran periodista, John Pilger, decía recientemente que si los periodistas hubiesen resistido a la guerra de propaganda, tal vez se hubiese evitado la guerra de Iraq en la que han muerto hasta el fin de la semana pasada 1.455.590 iraquís y 4801 soldados norteamericanos. ¿Cuántos ucranianos morirán en la guerra que se está preparando? ¿Y cuántos no ucranianos?
Traducción, Daniel Rodriguez Seco
13 dic 2014
¡No hemos aprendido un "corno"!
Miles de años de "civilización" y seguimos repitiendo la misma guerra del principio.
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