No, no me estoy refiriendo a la letra jota como identificadora de la puerta de una determinada vivienda o de una habitación de hotel, hostal o pensión. He optado por consignar sólo la primera letra de la palabra para no herir supceptibilidades, ya que, hay a quienes les suena demasiado mal, y dicen que parecemos tremendamente incultos al usarla. Pero aquí, en nuestras islas (lo de nuestras es un eufemismo) se suele utilizar cuando queremos recalcar la falta de pulcritud o la hediondez de alguien o de algo.
A la vista de la foto adjunta (he omitido al hombre que se apoyaba en ella por respeto) puede apreciarse la tremenda roña, porquería o suciedad adherida a la puerta, de lo que viene a ser un taller ilegal de no sé qué. Digo ilegal porque no tiene ningún tipo de rótulo identificativo, y no sé qué, porque aunque desde fuera se atisban muchos trastos, nunca me he acercado lo suficiente para huronear en su interior; en principio porque la pringosidad de la puerta me repele.
Han transcurrido los años, muchos ya, desde la primera vez que reparé en ella, sin que le pasen un pañito húmedo o un estropajito con algo de jabón (lo de los diminutivos es algo también muy nuestro). Y el hombre sigue ahí, fumando como siempre: apoyado en la jamba de la puerta j.
Bueno; a pesar de haberla omitido adrede, y aunque a algunos-as no les guste, no puedo dejar, a los que no sean de estas islas, sin conocerla. Así que me avengo a explicarla:
Esa palabra, que muchos canarios solemos pronunciar con cierto énfasis cuando algo nos da verdadero asco o repulsión, por si no lo sabían, viene a ser: "jediondo-a". ¡Sí, sí!... con jota, para recalcar bien la aversión que nos produce, porque aquello de "hediondo-a", no tiene fuerza alguna. Parece más una cursilada que otra cosa.
¡"Jedionda"!... La puerta está... ¡¡¡"jedionda"!!!
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