El hedor resulta insoportable; y es que, en mayor o menor medida, la corrupción alcanza ya todos los estamentos de la sociedad, de esta injusta sociedad de mierda, verdadera diarrea mental de unos cuantos iluminados, en la que estamos inmersos hasta el cuello, mientras ellos observan desde arriba, desde sus paradisíacas torres de oro y de marfil, cómo su porquería cae y nos inunda. Así que, antes de que las pestilentes heces líquidas de banqueros, políticos, empresarios y un largo etcétera de jodidos cagones, nos sobrepasen en altura y terminen por ahogarnos, hemos de reaccionar. Y sólo hay una manera de hacerlo: ¡por las bravas! porque por las buenas, está claro que no nos hacen ni puñetero caso.
Mientras no les demostremos que estamos dispuestos a todo para salvaguardar el futuro de nuestros hijos, no rectificarán; seguirán cagándonos encima, y los medios de comunicación a sueldo, dirán que llueve barro por culpa de la densa calima económica que nos envuelve, pero no es barro, no...
¡¡¡ES PURA MIERDA!!!
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