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¿Cómo era posible -pensé- que, joven y hermosa, descuidara hasta tal punto su higiene personal? Todos sabemos que, llegada una edad, la incontinencia es, en hombres y mujeres, cruel moneda de cambio, aunque existen mil medios de enmascararla pero, en una muchacha… la verdad, no le encontraba demasiada lógica al asunto.
Sólo fue después de que hubo abandonado el tranvía, que observé, confundido, una húmeda mancha sobre el asiento, y dije, sin poderlo evitar:
- ¡Joder!...
La chula del ocho se venía meando. ¡Pobrecilla!
Sólo fue después de que hubo abandonado el tranvía, que observé, confundido, una húmeda mancha sobre el asiento, y dije, sin poderlo evitar:
- ¡Joder!...
La chula del ocho se venía meando. ¡Pobrecilla!
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