- Estoy muy preocupado con la virulencia que está adquiriendo la crisis económica.
- ¡Ah!... pues no deberías. Ahora viene tu amigo Marianito con la varita mágica y lo soluciona todo.
- ¿Tú crees que tiene una varita?- ¡Sí!... la del hada madrina... ¿Sabes quién es el hada madrina… verdad?
¿No?... ¡Jo! A ver si estoy confundido de cuento... ¿No fue a éste al que dios le dió una varita mágica cuando se le quejó de que le había entregado toda la inteligencia a las mujeres?
- Yo creo que ése es el cuento de Adancito.
- ¿Estás seguro?... ¿Y no puede ser que Marianito la haya heredado?
- Poder ser, puede ser, pero yo nunca se la he visto.
- ¡Hombre!... La tendrá guardada para usarla con sus íntimos... ¡como debe ser!
- Oye… ¿Y a Pulidito no le han dado una?
- ... Será a Paulinito.
- ¡Eso!... ¡a ése!
- Pues no lo sé, porque él prefería un plátano de oro, pero el tesoro celeste carecía de ellos… Así que no sé si le habrán dado o no.
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