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11/11/17

CORES E CHEIROS

He escrito el título de la entrada en galego porque en castellano lo de "colores y olores" me resultaba disonante, incluso existía cierta redundancia con relación a un cercano título anterior. Y no lo he hecho en català porque (aparte de la que está cayendo) "colors i olors" resulta igualmente cacofónico.


Dicen personas de muy fino olfato, que España huele a ajos y a aceite, aunque la ácrata pituitaria del amigo "Hijo de perra" apunta a algo más cercano al olor de huevos y gallinas. Y tal vez (tal vez - digo) se acerque más a la puñetera realidad de este "pís", porque, políticamente hablando, un acre olor a gallinaza y a prendas íntimas en descomposición, sobrevuela el ambiente patrio en las últimas semanas.

 
Y ahora, para más inri, la caverna mediática desata una polémica con los colores de la camiseta de la futbolera "sedición nacional". Voy a terminar pensando que el "pís" no tiene puñetero remedio. Permitimos que los medios nos meen a su antojo haciéndonos creer que está lloviendo patriotismo, y totalmente convencidos, dejamos de lado cosas serias e importantes para ocuparnos de verdaderas mariconadas (con perdón de los maricones).

Juzguen sí no:


A Don Hermann Tertsch del Valle-Lersundi ​no le ha gustado demasiado la nueva camiseta que la selección española lucirá en el Mundial de Rusia de 2018, así que ha dicho:


"¡Pero qué basura de camiseta es esta! Esperen a tener implantada la república soviética para estrenar la roja y tricolor."

La camiseta ha despertado la polémica por sus colores, que a algunos le recuerdan a los de la bandera republicana. A pesar de que se ha aclarado que el color empleado es el azul rememorando el mundial del 94, aunque sobre fondo rojo pueda parecer morado. Así que otro cavernícola de pro, Don Ildefonso María Ciriaco Cuadrato Ussía Muñoz-Seca, ha aprovechado para subirse al carro de las críticas, diciendo:


"Con perdón y sin ánimo de molestar. ¿Quiénes son los gilipollas de la RFEF que han admitido esa camiseta?"

Alfonso Ussía



Y claro, no podía faltar la opinión cualificadísima de Eduardo Inda, a quien al parecer los colores le han provocado profundas arcadas, hasta el punto de decir que:


"La camiseta es repugnante."  


Ante las amenazas de Inda de no asistir a ningún partido si los jugadores llevan esta camiseta y la incitación a los aficionados a no comprarla, a los tuiteros les han entrado unas ganas locas de tenerla.
 

"Si me sobrara el dinero, las compraría todas e iría por ahí regalándoselas a la muchachada, con tal de llevarle la contraria a semejante impresentable."




"Que dice Hermann Tertsch que la camiseta de la selección española debería ser como a él le salga de sus santos cojones..."

 

A ver si a alguno le va a producir urticaria lo jodida camiseta.

 "¿Y Franco...

 

digo, Sostres, qué opina de esto?"
Citizen Plof

8/6/16

LA ROJA

 

La verdad es que no soy un gran aficionado al balompié y, aunque de vez en cuando llegue a ver un partido, el que España gane o pierda, ni me enfría ni me calienta. Sin embargo, que se pierdan o ganen derechos sociales y laborales sí que me afecta el cuerpo, el alma y el bolsillo, pero ése es otro cantar.

 

Sé que decir esto levantará ampollas en más de uno, pero así lo siento y así lo digo. Supongo que es educacional, ya que, mis abuelos paternos, que fueron quienes me criaron, ni entendían ni les interesaba lo más mínimo el "deporte rey" y, la armadura de escayola en la que pasé embutido la mayor parte de la infancia, abortando mis posibilidades de jugar en la calle con los demás niños, se encargó del resto.


Hoy, con la perspectiva que da la edad, me alegro de no ser un fanático de unos colores que, en el fondo, sólo crean en la ciudadanía la falsa ilusión de ser partícipes de algo de lo que, en realidad, no se forma parte. Lo único que hace es encandilarlos, hacerlos vibrar, soñar acaso con la gloria de ser campeones, pero, aparte de ese soma mental, el ciudadano de a pie no recibe ningún beneficio real. Es más, no le cae ni gota de la ingente cantidad de dinero que el fútbol, convertido en un negocio monstruoso, mueve y remueve continuamente.


Lo que está claro es que, a nivel mundial, los distintos gobiernos utilizan este deporte como una importantísima baza de manipulación social, lo que ha llegado a convertirlo en pasión e incluso religión para gran parte de la ciudadanía. Y es que los romanos ya lo sabían:


"Al pueblo, pan y circo"

No obstante, a pesar de no ser un forofo, termina uno impregnándose a través de familiares, amigos, compañeros, vecinos... y, quieras o no, te manchas de colores. Por ejemplo, de rojo:


"La Roja pierde ante Georgia por un gol a cero"

Al hilo de lo dicho, se enreda en mi memoria ese titular referido a la selección española, con el que abre hoy edición la prensa matutina, tirando de mis escasos conocimientos futbolísticos:

- Pero... ¿La Roja, no fue siempre la selección chilena?... ¿España no era La Furia?... ¿Cuándo le robamos ese color a Chile?


Entonces creo oír la risa de mi abuelo que, desde el más allá, atragantándose y tosiendo, dice:

 - ¡Ja, ja, ja, ja...! Cuando me tropiece a Franco y le diga que ahora a "su selección" la llaman La Roja, le va a dar un tate. 

Citizen Plof