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14/11/16

UN MUNDO SE HUNDE A NUESTROS PIES


Hace tiempo que sabemos que el declive económico de la principal potencia mundial no le permitía destinar sus fuerzas a dos frentes a la vez, el externo (contra Rusia y China, que se despliega en Europa y Asia principalmente) y el interno (contra su propia población cada vez más sublevada y contra su revolucionado “patio trasero”: América Latina). Hay una lucha abierta hace tiempo entre los grandes poderes estadounidenses, especialmente entre los “globalistas-neoliberales” (cuyo proyecto es el de un imperialismo por anegación, un dominio difuso a través de disgregadas plazas financieras mundiales y Tratados que aten, por encima de sus constituciones, al resto del mundo a los intereses de los grupos oligárquicos norteamericanos), y los “nacionalistas-proteccionistas” (más apegados al imperialismo clásico, multinacional, de la mano de ciertas corporaciones).
 

También dos plataformas de comunicación mediático-virtuales se enfrentaban en estas elecciones, la global, que tiene como núcleo a la CNN-Ted Turner-Time Warner, y la multinacional, que lo tiene en Foxs News Corp-Rupert Murdoch.

De esa lucha de titanes ha salido la respuesta. La potencia mundial ha hablado. Y lo ha hecho en favor de la segunda opción, dando una clara muestra de repliegue ante su decadencia. Ha optado, “inteligentemente” dadas las circunstancias, por el orden en su propia casa (y recordemos, como he indicado, que dentro de la casa entra el patio de atrás). Esto significa, en principio, una mayor intervención en dos vertientes: la paliativa (¿políticas de de-deslocalización, de regeneración de infraestructuras largamente descuidadas, de levantamiento de algunas obras públicas, de reindustrialización?); y la represiva (engorde del brazo policíaco-militar contra su población, deportaciones, ciertos bloqueos migratorios, incremento de la ya de por sí mayor población carcelaria del mundo…).


Los interrogantes en la primera vertiente vienen expresados por las dudas sobre la financiación de esas intenciones para quien al mismo tiempo propone rebajar los impuestos y tiene que hacer frente a una deuda total que casi iguala al PIB mundial. Por lo que respecta a la segunda vertiente, si ya buena parte de las calles están militarizadas incluso bajo estados de emergencia frecuentes, imaginémonos lo que eso puede significar.

Tampoco son buenas noticias para los países del ALBA y, en general, para los tímidos intentos de “desconexión” de los países latinoamericanos. Este nuevo monroísmo pone en el punto de mira de nuevo especialmente a Cuba y Venezuela.


En cambio este resultado puede abrir vías al reconocimiento por parte de EE.UU. del multipolarismo y por tanto expedir el camino hacia una distensión con Rusia y China. Puede ser indicativo del reconocimiento de la fracasada estrategia de guerra total “made in USA”, que como gran logro tiene el haber creado Al-Qaeda e Isis, haber convertido Asia Occidental y buena parte del norte de África en tierras barbarizadas, y haber diseminado los campos de batalla por las calles europeas. Guerra que además está perdiendo paso a paso frente a Rusia e Irán en Asia (con la siempre vigilante China detrás de ellas). Y que mantiene cada vez más descolocada a Francia en África (y que tampoco impide que China siga progresando en el continente). Este resultado podría además aflojar las ataduras sobre Europa, atascar los Tratados pendientes, y permitir que su potencia líder, Alemania, se vuelva de una vez hacia donde están las fuentes de energía y recursos, hacia lo que queda de capitalismo productivo, y emprender el proyecto euroasiático, en vez de que Europa entera se deje arrastrar hacia la guerra (económica y militar) contra Rusia.


El principio del fin de la globalización comenzó con el cambio de siglo (no fue casual al respecto el acontecimiento de septiembre de 2001). La implosión de un orden mundial estaba en marcha. En 2007-2008 tuvimos el primer aldabonazo de ello para las conciencias. Este es un segundo gran momento, en que la superpotencia gira hacia su casa. Y lo hace justo antes del muy probable próximo gran colapso financiero mundial. Ciertas élites parecen empezar a anticiparse al mismo. Mientras, Wall Street está siendo dejada a su suerte por las principales plazas financieras, que han empezado a deshacerse masivamente de los bonos del tesoro estadounidense como de un lastre.

Por mucho que las poblaciones crean que votan antisistema (la decisión electoral a la postre es suya), el resultado ni proviene de ellas ni es antisistema. Está decido por la pugna entre esos grandes bloques de poder (recordemos que cuando Gore ganó a Bush por votos, esos poderes decidieron que el que tenía que gobernar era Bush). El informe del Wall Street Journal contra Trump, implicaba  una respuesta del director del FBI, James Comey, que a su vez contribuyó a debilitar a Hillary Clinton.
 
Hillary Clinton vs Donald Trump

En EE.UU., además, mucha de la población más pobre tiene dificultado su voto, los presos apenas pueden ejercerlo y una parte importantísima de la población no tiene por quién votar más allá de uno u otro representante de las oligarquías, y por eso no vota. (Esta vez había un candidato “anómalo” para el sistema, Bernie Sunders, que arrastraba gente y que fue desplazado de nuevo con procedimientos oscuros de la carreara electoral). 

Pero en esta ocasión, en contra de las apariencias, el resultado de la pugna entre poderosos pende de unos pocos hilos, la situación del ganador es muy inestable y débil. Trump tiene enfrente poderes muy fuertes que no han dicho su última palabra. Y eso no es baladí. No olvidemos, por ejemplo, que a los Kennedy no les dejaron acabar su mandato.
 

Algo se está moviendo a toda prisa bajo nuestros pies y el mundo que hemos conocido hasta hoy se desmorona. Las señales son ya inocultables. Quizás el capitalismo realmente existente, en abierta degeneración, tenga que empezar a hacer su propia perestroika.

FUENTE: publico.es
Otras miradas
Andrés Piqueras
10/11/2016




¿Alguien quiere explicarme por qué corremos hacia el abismo como locos?

18/9/13

LAS CONDENAS A LOS BANQUEROS NO PROSPERAN

Gobiernos y reguladores de todo el mundo han aumentado su vigilancia a los bancos y han actuado contra los delitos financieros ante el clamor  de los ciudadanos por los costosos rescates. Pero apenas han podido presentarse cargos en los tribunales contra los que se encuentran en lo más alto del escalafón bancario.

Sede de Lehman Brothers en Nueva York, en septiembre de 2008, cuando se declaró en quiebra.

¿Terminarán los grandes banqueros en la cárcel alguna vez por su conducta? ¿O las mala decisiones empresariales no son realmente un delito? Cinco años después de la bancarrota de Lehman Brothers, aún persiste el debate sobre cuánto deben costarles las decisiones fallidas a los presidentes de los grandes bancos y la posibilidad de sanciones legales para altos cargos del sector se mantiene como una amenaza lejana. Incluso aunque las leyes han evolucionado (en Reino Unido, el gobierno quiere penalizar la imprudencia bancaria), una repetición de la crisis financiera y el caso colapso mundial de 2008 no llevaría aún hoy necesariamente a demasiadas imputaciones, según algunos abogados. El problema radica en la dificultad de culpar a una persona por la toma de riesgos y decisiones en toda la cadena de mano de una entidad, lo que se convierte en uno de los mayores obstáculos para iniciar un proceso.

Los reguladores en todo el mundo aumentaron su escrutinio a los bancos y actuaron contra los delitos financieros ante la ira de sus ciudadanos por los costosos rescates públicos y sus consecuente escándalos. Pero todo ello apenas ha resultado en unos pocos intentos de presentar cargos contra aquellos que se encuentran en lo más alto del escalafón bancario.


En Estados Unidos, sede de Lehman Brothers, ningún alto cargo en todo Wall Street o la banca comercial ha sido condenado en relación a la crisis bancaria de 2008. En territorio europeo, la implosión del sector financiero de Islandia hace cinco años, ha finalizado con algunas de las sentencias más importantes, incluída la del expresidente de la entidad bancaria Glitnir, que fue condenado a prisión. En Alemania y Países Bajos también se se han producido, de manera aislada, condenas de directivos, y algunos casos relevantes pudieron materializarse. La cúpula ejecutiva al completo del banco alemán HSH Nordbank está siendo juzgada por las decisiones tomadas en el transcurso de la crisis.

Pero en Reino Unido, donde Royal Bank of Scotland y Lloyds fueron rescatados con un coste de 66.000 millones de libras (78.500 euros), ningún alto cargo bancario ha sido acusado de delito alguno. Tres ejecutivos de la entidad irlandesa Anglo Irish Bank serán juzgados en 2014, cinco años después de que la investigación al banco comenzara, mientras que en España, unas 100 personas están siendo investigadas por los tribunales por dejar las entidades arruinadas tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, aunque ninguna ha sido procesado aún.


El hecho de que se produzcan tan pocas condenas se origina en parte en que, en algunos países, las leyes que podrían haberse aplicado contra tales delitos simplemente no existen. El ministro de Finanzas de Reino Unido, George Osbore, dijo en julio que adoptaría las recomendaciones realizadas por un influyente grupo de parlamentarios de que los banqueros deberían afrontar la pena de cárcel por un nuevo delito de "conducta imprudente en la gestión de un banco". "El regulador debería considerar responsible a la gente de manera personal por sus decisiones. Tienen que tener miedo al regulador, lo que desde luego no ocurrió en el pasado", dijo Mark Garnier, un diputado conservador de la Comisión Parlamentaria de Normas Bancarias.

En Estados Unidos, los fiscales siguen buscando nuevas estrategias para incriminar a banqueros de Wall Street que concedieron las hipotecas basura que iniciaron la crisis financiera, incluyendo el uso de una vieja ley que pretende castigar a aquellas personas de defraudar en banca minorista.


A pesar del alto coste de los rescates, en España, por ejemplo, los políticos de los principales partidos han evitado pedir investigaciones sobre distintos bancos fallidos, como ocurrió en Reino Unido después de que el Gobierno británico se viese ante una fuerte presión pública con motivo de la crisis. "(En España) es más la ausencia de voluntad de llevar estos casos que la falta de instrumentos, ya que algunos casos podría probarse sin gran dificultad", dijo Juan Torres, profesor de Economía en la Universidad de Sevilla, quien agregó que algunos estaban relacionados con claros ejemplos de fraude.

"En España, no hay voluntad de llevar estos casos adelante", dice Juan Torres López
En su defecto, las demandas de clientes y grupos de activistas han llevado a la Audiencia Nacional a investigar varios colapsos bancarios como el de Bankia, que fue rescatada en 2012 menos de un año después de salir a bolsa. La frustración por el lento avance de los procesos probatorios en España está llevando a algunos grupos activistas a considerar hacer lobby en Naciones Unidas para conseguir que incluyan los delitos económicos como crímenes contra la humanidad, aunque admiten que conseguirlo sería muy difícil.


FUENTE: Público.es
Sarah White / REUTERS 
Londres 14/09/2013

22/8/12

UN MUNDO FELIZ

Colapso financiero en Estados Unidos

Este otoño se llevará mucho el verde militar


El dólar no vale ni el papel en el que está impreso. Ya lo dice la propia FED (Sistema de Reserva Federal) que lo produce, que sólo la confianza de los tenedores y la escasez lo sustentan. Pero, en estos momentos, el dólar es súper abundante. EEUU vive a crédito desde hace décadas. Los estadounidenses, también. Al igual que todos los países del sur de Europa, ha vivido a expensas de quienes les vendían productos a cambio de bonos del Tesoro.

Rothschild, el verdadero amo de Occidente, ha avisado a través de su FED a los principales bancos internacionales (se dicen norteamericanos, y son Goldman Sachs, JPMorgan, Citigroup, BofA y Morgan Stanley) para que se preparen para el colapso financiero. Después de tanto tiempo de utilizarlos para sus fines, los despide —en realidad, el fin era uno sólo: recolectar tanto oro físico como pudiera antes del desencuadernamiento del Imperio Americano y antes de procurarse su propio traslado como parásitos a otro imperio incipiente, a través de la creación de una nueva moneda internacional respaldada por el oro—. Y todos esos bancos, expuestos públicamente sus cientos de estafas y escándalos, se quedan con el culo al aire.



Y el colapso inevitable será este otoño. No puede dilatarse más. Las mayúsculas inyecciones de dinero de la FED (los Quantitative Easing) no harán otra cosa que disparar la mayor inflación conocida en el planeta desde la del marco alemán en la crisis del 29.

Bien sabemos que se han resistido cuanto han podido. Pero el Euro alemán (¡siempre Alemania!) les ha tomado la delantera en Occidente con su enorme poder industrial. La Usura se ha esforzado, agotando las fuerzas del ejército USA, en la conquista de países díscolos, empeñados en trasladar sus ventas de petróleo de dólares a euros —así cayeron Saddam y Gaddafi; así caerá Al Assad, si Alá no lo remedia—. A la SFI (Sinarquía Financiera Internacional) le importan todas las monedas en que puede practicar la usura, pero especialmente el dólar, que tiene el privilegio de fabricar de la nada en su propio beneficio.


Bien sabemos que la SFI ha atacado el Euro cuanto han sabido. Las agresiones, ocultas mediante sofisticados productos financieros, a Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España no han sido sólo para ganar dinero. De hecho, el ganar dinero ha sido secundario algunas veces. Cualquier banco que, como Goldman Sachs, ataca en solitario a un país como Grecia, se arriesga a que el Banco Central Europeo responda como lo hace usualmente la FED, con una inyección masiva de dinero, y el banquero agresor pierde hasta la kipá. Si el BCE no lo ha hecho aún es porque está controlado por el Bundesbank, y éste espera a que hasta el último gramo de oro de los PIIGS (Portugal, Italy, Irlanda, Greece y Spain) esté bien seguro en sus bóvedas acorazadas.

Pero volvamos al asunto: a partir de noviembre —tras las elecciones presidenciales norteamericanas— , EEUU suspenderá pagos y monetizará su deuda. Es decir: pagará intereses y principales con dólares recién impresos. Y todo habrá terminado. Los dólares del mundo se cambiarán en otras monedas fuertes mientras puedan y, cuando no puedan, saldrán al mercado a comprar oro, plata, bienes inmuebles y tierras de labor. Y el dólar se distribuirá hacia abajo en la pirámide de la riqueza y, conforme baja peldaños, su valor se irá reduciendo hasta que valga sólo como papel para reciclar. Será el fin del Imperio Americano como ha sido conocido hasta ahora.

Rothschild Arms

Como reacción ante los avisos de Rothschild, los bancos de la FED toman posiciones. Goldman Sachs ha creado un banco privado para gente ultra rica —los ricos de EE.UU. siguen llenándose los bolsillos—. A pesar de que algún financiero de menor calibre, como fue Madoff, vaya a la cárcel para contentar a los expoliados por los banksters, los menos ricos que demandan a los bancos de inversión por la crisis hipotecaria y por la ruina general que han generado, el Departamento de Justicia seguirá protegiendo a los grandes. Sirva como ejemplo que ahora mismo no ve causa y acaba de archivar la investigación a Goldman Sachs por sus maquinaciones contra los intereses de sus propios clientes en beneficio del banco, de sus clientes especiales y de sus altos ejecutivos.

El futuro en EEUU está crudo. El control de la población empieza a resultar agobiante y ya hay 80 millones de norteamericanos por debajo del umbral de la pobreza (no 50, como aseguran los medios). El poderío industrial norteamericano está deshecho, víctima de la obtención de dinero fácil y de la especulación. La dictadura, encubierta por el patriotismo anti-terrorista, se manifestará en una represión de violencia extrema perfectamente calificable como terrorismo de estado. Pero el norteamericano es un pueblo armado, así que la reacción popular puede llevar a matanzas generalizadas y a una guerra civil. Ya se verá.


La SFI, anticipándose al declive del ejército USA, viene invirtiendo desde hace tiempo en la creación de ejércitos privados, mercenarios altamente cualificados y dotados de la mejor tecnología provista por los EEUU. Es el futuro. Las multinacionales financieras y las explotadoras de mano de obra barata movilizarán ejércitos “de protección” capaces de masacrar a quien se oponga a sus intereses. Pero eso no es suficiente para enfrentarse mediante las armas con Rusia o China. Así que habrán de emplear su método de siempre:

1. Igualar la paridad de rublos o yuanes con la nueva moneda internacional respaldada por el oro de la Casa de Rothschild.

2. Invertir masivamente en Rusia y China a bajísimo interés.

3. Al cabo de una década, reclamar los créditos, provocando una crisis.

4. Refinanciar esos créditos impagables a mucho mayor interés, con renuncia expresa a la inmunidad soberana.

5. Precipitar la quiebra del país anfitrión.

6. Embargar su oro y todas las infraestructuras rentables.

7. Destruir su moneda y crear una nueva desde un banco cental controlado por la Casa de Rothschild.

A partir de ese momento, en medio de una crisis global insuperable, aparecerá un Gran Líder Mundial respaldado por la SFI y por sus medios de comunicación (que serán todos los del mundo), y un Gobierno Mundial será sometido a referéndum e implantado globalmente.


Para entonces, el dólar será el verde recuerdo de una Arcadia perdida. Algo que se sostuvo más allá de toda lógica gracias a las guerras dispersas, al desprestigio del Euro, orquestado desde los medios, y a la credulidad de los norteamericanos en que no era posible que el Dios en el que confían, según reza su dólar, pudiera abandonarlos a su suerte. Y los yanquis comprenderán que el buen vivir como cerdos de engorde, el esquema del sofá y de las cervezas, pizzas y hamburguesas baratas y de la movilidad regalada gracias a la gasolina abundante ha terminado; que van a tener que adelgazar y ponerse a trabajar en lo que nunca debieron abandonar: la industria y el agro. Esta vez al ritmo de los chasquidos de un buen látigo sobre el lomo. El mismo látigo que desolló el lomo de los países que las multinacionales humillaban para fabricar lo que los norteamericanos consumían, gracias al crédito ilimitado.

Datos tomados de Ácratas.net
Autor: Félix Udivarri