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20/1/18

ALGO VA MAL

Privatizando los servicios públicos se desmantela el tejido del Estado

Desposeer a las poblaciones de sus bienes comunes que garantizan su subsistencia y una cierta independencia es una inveterada tradición liberal

Copiosa nevada y caos circulatorio en al autopista AP-6

El fin de semana de la festividad de Reyes, coincidiendo con el retorno de las vacaciones navideñas, nos hemos visto sorprendidos por una fortísima nevada, que ha dejado tirados en la AP-6 a millares de ciudadanos. Tal autopista está siendo administrada bajo el régimen de concesión por una empresa privada, Iberpistas, una filial de Abertis. En definitiva se ha producido una privatización o externalización de un servicio básico. 

Parece claro que la responsabilidad de la seguridad es competencia exclusiva de dicha empresa. Y tal como acabamos de constatar, millares de ciudadanos han quedado tirados y abandonados a su suerte durante muchas horas. Aquí se viene abajo estrepitosamente el discurso dominante desde hace unas décadas de la mejor eficacia, competencia y ahorro del sector privado con respecto al sector público. Discurso clave dentro del neoliberalismo.

Tales ventajas del sector privado no han sido demostradas empíricamente, es una cuestión de creencia, es como un dogma de fe. Se repite una y otra vez y nadie puede cuestionarla.


A este proceso de privatización-venta de empresas del sector público- o externalización de servicios básicos de carácter público, el geógrafo británico David Harvey lo ha llamado la "acumulación por desposesión". La acumulación por desposesión no es algo nuevo. Forma parte del ADN originario del capitalismo. Así es como se hizo la famosa "acumulación originaria" a la que Carlos Marx dedica gran parte de las páginas de su obra.

Lo novedoso es que las energías de los mercantilizadores se dedicaron además, en la deriva neoliberal de las últimas décadas, a privatizar y convertir en yacimientos de plusvalía muchos de los servicios que habían formado parte del Estado de Bienestar keynesiano, que había fundamentado la paz social en el Centro mismo del sistema global.

Lo ocurrido lo explica muy bien Fernando Álvarez Uría en "La privatización es un robo".


Para legitimar este expolio tenemos una amarga experiencia los españoles.

Bien poniendo en venta empresas públicas de tal circunstancia, y a la que me referiré más delante de una manera explícita, o externalizando servicios públicos, fue preciso descalificar las instituciones públicas, la función pública, la fiscalidad sobre las grandes fortunas, los servicios públicos, denunciar sus inercias, burocracias y rigideces, a la vez que proliferaron los cánticos laudatorios a la iniciativa privada, al espíritu de empresa y a la cultura empresarial. Y este discurso ha sido asumido inconscientemente por la sociedad española.

Fue así como en esta economía sin sociedad, el suelo y el subsuelo públicos pasaron a manos de especuladores privados, fue así como empresas públicas o semipúblicas fueron entregadas por los gobiernos de turno a los viejos amigos del colegio, fue así como los contratos discrecionales y con grandes dosis de corrupción en los procesos de externalización pasaron a adquirir una especie de carta de naturaleza en nuestros sistemas políticos, a la vez que viejas formas ya olvidadas de capitalismo salvaje irrumpían en la escena social.


En España, la primera etapa de las privatizaciones-venta de empresas públicas- se inició a mediados de los años 80 hasta el 96 con gobiernos socialistas. El principal factor que las impulsó no se basó en motivaciones ideológicas o políticas, sino en restricciones estratégicas, presupuestarias y tecnológicas. A partir de 1996 con el Gobierno de Aznar, las privatizaciones formaron parte del programa electoral, planificándose como un programa gubernamental completo, se vendieron las empresas más rentables y los objetivos políticos fueron tan importantes o más que los económicos. 

Así las joyas de la corona de nuestras empresas públicas fueron vendidas como Seat, Repsol, Endesa, Telefónica, Gas Natural… El holding de la banca pública Argentaria, privatizado entre 1993 y 1998, se fusionó en 1999 con el BBV. ¡Qué bien nos vendría ahora una banca pública para financiar nuestra deuda!

La ciudadanía permaneció impasible ante la pérdida de todo este patrimonio colectivo.


Hoy nos queda poca empresa pública atractiva para el capital privado. No obstante, aún están pendientes de este proceso Las Loterías y Apuestas del Estado, los Paradores Nacionales...

Más, según Mariano Fernández Enguita, como el capitalismo es extraordinariamente voraz, el actual asalto está dirigido, ya lo estamos constatando, hacia los servicios públicos del Estado del Bienestar, entre otros en educación, sanidad, y dependencia, con una demanda cada vez más creciente ya que la sociedad se ha acostumbrado y no sabría renunciar a ellos, tanto  es así que se han considerado como derechos. 

Hay capitales abundantes con unos mercados cautivos y muy prometedores. Pero además de capitales ávidos, las políticas de privatización o externalización cuentan también con consumidores deseosos y contribuyentes bien dispuestos. Como la universalización de estos servicios genera quejas al no poder ser atendidas todas las demandas, como las listas de espera en el sector sanitario o que los españoles no  quieren que sus hijos compartan pupitre con inmigrantes, esto provoca una disposición creciente hacia la oferta privada. 


Por otra parte, cuando una prestación que era antes un privilegio se generaliza, las anteriores clases privilegiadas buscan diferenciarse de nuevo accediendo a niveles superiores (más educación o más sanidad) o a tipos distintos (mejor u otra educación o sanidad).

El diferenciarse no solo lo pretenden los que quieren conservar sus privilegios, sino también los que intentan acceder a ellos por primera vez. La educación y la sanidad privadas se pueden convertir en un símbolo de esta diferenciación. Por todo ello, se abre un mercado inmenso al capital en el ámbito de los servicios públicos. De esto podría ser un paradigma la Comunidad  de Madrid.

Mas en este proceso de privatización de la propiedad colectiva nos pasa desapercibida una circunstancia extraordinariamente grave. Al  respecto parece muy oportuna la reflexión de Ugo Mattei en su artículo "Límite a las privatizaciones". Cómo frenar el saqueo de los bienes comunes, aparecido  en Le Monde Diplomatique, en el que  plantea la necesidad de proteger la propiedad colectiva, y más todavía ahora que los gobiernos se deshacen de los servicios públicos y privatizan el patrimonio colectivo para equilibrar los presupuestos; ya que toda privatización decidida por la autoridad pública –representada por el gobierno de turno– priva a cada ciudadano de su cuota de bien común, exactamente como en el caso de una expropiación de un bien privado.


Pero con una diferencia sustancial: la tradición constitucional liberal protege al propietario privado del Estado, con la indemnización por expropiación, mientras que ninguna disposición jurídica –y menos aún constitucional– ofrece ninguna protección cuando el Estado neoliberal traslada al sector privado los bienes de la colectividad. Debido a la evolución actual de la relación de fuerzas entre los Estados y las grandes empresas transnacionales, esta asimetría representa un anacronismo jurídico y político.

Retorno al hecho que propiciaba este artículo, cual es lo ocurrido en la AP-6. Es una obviedad por lo ya expuesto que cuando una empresa privada asume, bajo una concesión, un servicio público, del abastecimiento de agua, recogida de basuras, limpieza de jardines, transporte público, sanidad, educación o dependencia, el objetivo fundamental  dentro de la más estricta lógica de su funcionamiento interno en un sistema capitalista, es de conseguir unos beneficios económicos, el afán de lucro, para lo cual reducen costos: bien reduciendo prestaciones o el costo del factor trabajo. Y lo acabamos de constatar con una contundencia apabullante en la nevada de la AP-6. 

Los  cientos de afectados han criticado la escasez de máquinas quitanieves y la falta de personal e información por parte de la empresa. Pero es un hecho extensible a muchas de las empresas concesionarias de las autopistas que, entre 2011-2015, han llevado a cabo unas severas y duras políticas de recortes de personal.


Según El Confidencial, las concesionarias de autopistas pasaron de 5.100 empleados a 3.200. Por supuesto, incrementaron los peajes de 10,6 a 12,4 céntimos por kilómetro en el caso de las autopistas estatales y de 15,6 a 17 céntimos en las de concesión autonómica.

Mientras en 2011 Iberpistas contaba con 96 trabajadores para mantenimiento y 107 para los puestos de peaje, en 2015 estas cifras bajaron hasta los 79 y 73, respectivamente. La AP-6 es la vía de pago donde más se han elevado las tarifas en el período 2011-2015, con un incremento del 23% (la subida media fue del 17%).

La conclusión es clara. Aquí hay trampa. Y si hay trampa, hay tramposos. Especialmente los responsables del gobierno.


Lo de las privatizaciones del sector público, fue un auténtico regalo a determinadas élites y amigos de colegio, además de una fuente de corrupción vergonzosa.

En cuanto a las concesiones de las autopistas, los pliegos de condiciones se redactan con unos objetivos muy claros: si son rentables las empresas hacen grandes negocios y si no lo son, se produce su rescate por parte del Estado. ¡Qué desvergüenza! ¿Cuánto nos costará el rescate de la quiebra de las autopistas radiales de Madrid? ¿Lo sabremos algún día? Según la patronal de las grandes constructoras unos 5.000 millones.

La factura que las autopistas en quiebra dejan al Estado tiene una partida llamativa: la de las expropiaciones, que ascendía, a fines de los 90, durante el Gobierno de Aznar, cuando se estimaron, en conjunto, a 387 millones. Al final se dispararon hasta 2.217 millones. Una desviación de 1.830 millones, casi seis veces más. 


Los precios por estas expropiaciones crecieron exponencialmente por las sentencias de los tribunales, a raíz de la ley del Suelo de 1998 de Aznar, al valorar que los terrenos no debían considerarse rústicos ya que había expectativas de urbanización.

Dentro de la más estricta ideología neoliberal, se trataba de la búsqueda de nuevas plusvalías en el espacio dentro de sus diferentes concreciones, esto es, el suelo urbano, la construcción de infraestructuras, transportes y equipamientos relacionados, etc. Entre los beneficiados había conocidas familias (Franco, Serrano Suñer o Abelló).

En un aviso a navegantes, Tony Judt en su libro "Algo va mal" nos señala que Edmund Burke, en sus "Reflexiones sobre la Revolución Francesa" ya nos advirtió:



“Toda sociedad que destruye el tejido de su Estado no tarda en desintegrarse en el polvo y las cenizas de la individualidad. Al eviscerar los servicios públicos y reducirlos a una red de proveedores subcontratados hemos empezado a desmantelar el tejido del Estado. En cuanto al polvo y las cenizas de la individualidad, a lo que más se parece es a la guerra de todos contra todos de la que hablaba Hobbes.”

FUENTE: nuevatribuna.es
Cándido Marquesán Millán
Zaragoza - 13/01/2018

15/6/15

MISERIA PARA LOS JÓVENES ESPAÑOLES

Aumenta la miseria de la juventud trabajadora en España


En los últimos años hemos podido ir constatando como los salarios en nuestro país iban cambiando constantemente, y en ningún caso en beneficio de la clase obrera. El aumento de la tasa de paro ha contribuido a presiona a la baja los sueldos del conjunto de los trabajadores. Dentro de éstos, la juventud está especialmente afectada, pues la burguesía se aprovecha de su “inexperiencia” para imponerle condiciones de trabajo más miserables, si cabe, que aquellas que sufren los obreros de más edad.

Las consecuencias del agravamiento de la crisis general del sistema capitalista no son sólo perceptibles en el día a día de los barrios populares y de los centros de trabajo, sino que también pueden ser constatados empíricamente y de una manera cuantificable a través de las propias estadísticas burguesas disponibles on-line y accesibles a cualquiera.


La Agencia Tributaria y el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos ofrecen, por ejemplo, datos actualizados anualmente sobre los salarios de los trabajadores en España. Estos números nos permiten verificar diversas tendencias negativas para la clase obrera y los sectores populares: la reducción drástica y generalizada de los salarios en nuestro país, la tendencia a la convergencia entre el salario medio y el salario mínimo interprofesional (SMI), las diferencias en los ingresos de hombres y mujeres o la desigualdad entre lo que cobra un adulto y lo que percibe un jóven.

Como jóvenes comunistas, por supuesto, nos interesa empezar observando las problemáticas que afectan específicamente a la juventud. Así, con los datos en la mano, vemos cómo el salario juvenil ha descendido en picado en los últimos seis años, perdiendo casi diez puntos. En concreto se trata de una reducción del 9,7 %. Eso sin contar, por supuesto, la disparidad entre lo que uno cobra y lo que uno puede comprar con ello: si lo tenemos en cuenta, el descenso real de los salarios para los jóvenes ha sido en el período 2007-2013 del 11,2 %.


Mientras el salario juvenil acusaba esa drástica caída, en el mismo lapso de tiempo el de los trabajadores con más edad se veía reducido un 1,8 %. Sin duda son cifras nada despreciables en ambos casos, pero queda patente que la juventud es un sector especialmente afectado por la crisis sistémica del capitalismo.

Con esta información no nos extrañará leer que en los últimos años se ha ido asentando una nefasta tendencia, que no es sino una demostración más del agotamiento del sistema capitalista: la convergencia entre salario medio y salario mínimo en España. Si hace unos años los trabajadores veían como una desgracia y un enorme fracaso cobrar el salario mínimo interprofesional (SMI), ahora vemos como percibir esa cantidad se convierte en normal dentro de nuestras fronteras.

Datos 2010

Incluso peor. Hay muchos, muchísimos trabajadores que se encuentran por debajo de esa humillante cifra que es el salario mínimo interprofesional. Un número creciente de ellos. Si en 2007 habríamos podido decir que el 20 % de los hombres cobraban una cifra inferior al salario mínimo legalmente establecido, ahora podemos ver cómo esa cantidad asciende hasta el 31 %. Cuota que todavía se sitúa más elevada en el caso de las mujeres, llegando al 38 %.

Datos 2014

Por si fuera poco, la anarquía de la producción propia del capitalismo también distribuye la desigualdad entre los territorios. Así, en los últimos años, los salarios han subido más en comunidades autónomas como Madrid o Cataluña que en Andalucía o Extremadura, por ejemplo. Esto es debido a que en el capitalismo, la ley de la oferta y la demanda tiene una cierta influencia sobre los salarios y no existen la misma oferta y demanda en un territorio que en otro.

En definitiva, todos estos datos nos permiten esbozar de manera un poco más clara la trágica realidad que vive hoy día España, un país devastado por la crisis sistémica capitalista y que está afectando al conjunto de la clase trabajadora. Especialmente lo viven los jóvenes, que deben aguantar humillantes tasas de desempleo, trabajos temporales y un sinfín de problemas más, algunos de los cuales están reflejados en estas frías estadísticas a las cuales podemos acceder para constatar, una vez más, las miserias del capitalismo.


FUENTE: librered.net
Domenec Merino
06/06/2015


Fíjense bien que el salario mínimo en España, desde el 2010 al 2014 (4 años), ha aumentado en solo 129 euros: una media de 26 por año; poco más de 2 euros al mes.

Si lo equiparamos con lo que ha subido el coste de la vida, resulta...

¡Una auténtica maravilla!