Uno de los bastiones del Estado de bienestar europeo se ha convertido en una auténtica bomba de relojería en la UE por el envejecimiento acelerado de su población. Tentados por ahorrar miles de millones, casi todos los países europeos han acometido reformas.
Europa sufre desde hace tiempo lo que los demógrafos denominan "invierno demográfico" que no es otra cosa que el envejecimiento acelerado de la población.
Los datos son elocuentes: en 2015 había 96 millones de mayores de 65 años en los 28 países que conforman la UE. Es un 18,9% de la población total; un 18,5% en España. La tendencia, sin embargo, va a ir a más: en 2050 un 30% de los europeos tendrá más de 65 años. Además, la tasa de dependencia (indicador que mide el número de pensionistas frente a los activos) de la UE alcanzará el 50% en 2050, es decir, que por cada 100 personas que trabajen habrá 50 jubilados en Europa.
Actualmente esa tasa no supera el 30%. Ante este escenario, la propia Comisión Europea (CE) viene reclamando desde hace años el retraso progresivo de la edad de jubilación hasta los 70 años en 2060. este fenómeno demográfico hay que sumar los estragos económicos y laborales de las políticas de austeridad que han barrido Europa desde el inicio de la crisis en 2008: el aumento del paro y mayor precarización del empleo han provocado que a la mayoría de los países de la Unión Europea (UE) no les cuadren las cuentas cuando se trata de pagar las pensiones de sus mayores.
Tentados por ahorrarse miles de millones de euros, no hay país de la UE que en los últimos años no haya hecho reformas en su sistema de pensiones o al menos no se lo haya planteado. Dichas reformas se han realizado en cada país a su propio ritmo e intensidad, pero con el objetivo compartido —aunque muchas veces no declarado por los Gobiernos europeos— de reducir el gasto público en pensiones.
En todos los casos las reformas han sido regresivas y han implicado un retraso en la edad de jubilación, la introducción de un factor de sostenibilidad basado en la esperanza de vida y en los años cotizados para determinar la cuantía de la pensión, el bloqueo de su revalorización con respecto al IPC, más años de cotización, una pérdida importante de poder adquisitivo de los pensionistas y, en suma, un recorte generalizado en la cuantía de la prestación ya sea en un futuro no muy lejano o con efectos inmediatos como es el caso de Grecia.
La oleada de reformas —recortes los llaman otros— ha terminado por afectar a la propia estructura del sistema de pensiones que regía hasta ahora en Europa. Este es un cambio importante: muchos gobiernos europeos han optado por combinar el sistema de reparto que siempre ha imperado en el viejo continente con fórmulas de capitalización en las que sean los trabajadores los que financien su pensión a través de sus aportaciones a fondos de pensiones u otras formas de ahorro. En definitiva: la UE pretende pasar de la solidaridad intergeneracional a que cada generación se haga cargo de su propia jubilación.
La oleada de reformas —recortes los llaman otros— ha terminado por afectar a la propia estructura del sistema de pensiones que regía hasta ahora en Europa. Este es un cambio importante: muchos gobiernos europeos han optado por combinar el sistema de reparto que siempre ha imperado en el viejo continente con fórmulas de capitalización en las que sean los trabajadores los que financien su pensión a través de sus aportaciones a fondos de pensiones u otras formas de ahorro. En definitiva: la UE pretende pasar de la solidaridad intergeneracional a que cada generación se haga cargo de su propia jubilación.
De momento los planes marchan según lo previsto. Las previsiones de Bruselas apuntan que con las reformas realizadas, en 2060 los países de la UE invertirán menos recursos en las pensiones de los que invierten ahora. Los países de la Eurozona, por ejemplo, dedicarán a las pensiones un 12,4% de su PIB en 2020, pero sólo un 12,3% cuarenta años después.
En el caso español, antes de las reformas las previsiones sostenían que España dedicaría más del 15% PIB a pagar las pensiones en 2050; con las reformas de 2011 y 2013 España empleará en pensiones un 11,8% del PIB en 2020 para llegar al 12,3% en 2050 y descender al 11% en 2060.
En ese sentido, en el del gasto, España es el segundo país con la segunda pensión más alta de Europa, con 2.567 euros al mes. Sólo nos supera Luxemburgo con casi 4.800. Pero lo que importa es la perspectiva, o sea, la pensión media de jubilación. En España es de 1.037 euros al mes. En la UE de los 28 la pensión está ligeramente por encima de los 800 euros.
En el caso español, antes de las reformas las previsiones sostenían que España dedicaría más del 15% PIB a pagar las pensiones en 2050; con las reformas de 2011 y 2013 España empleará en pensiones un 11,8% del PIB en 2020 para llegar al 12,3% en 2050 y descender al 11% en 2060.
En ese sentido, en el del gasto, España es el segundo país con la segunda pensión más alta de Europa, con 2.567 euros al mes. Sólo nos supera Luxemburgo con casi 4.800. Pero lo que importa es la perspectiva, o sea, la pensión media de jubilación. En España es de 1.037 euros al mes. En la UE de los 28 la pensión está ligeramente por encima de los 800 euros.
Otra consecuencia de las reformas es más inmediata: 23 de los 28 países de la UE habrán subido hasta el 2020 la edad de jubilación. El objetivo es llegar de forma progresiva hasta los 67 años de edad oficial de jubilación en la próxima década. Las subidas hasta 2020 oscilarán entre un mínimo de 9 meses, en el caso de Alemania, y un máximo de dos años y medio, en el de Croacia.
En este apartado también surten efecto las reformas: en 2014 la edad media real de jubilación en la Unión Europea era de 63,6 años y en 2020 ya sera de 64,4 años; en 2040 alcanzará los 65 años y los 65,3 en 2060.
El aumento de la edad de jubilación colocará a los españoles entre los europeos con mayor edad de jubilación oficial en 2020, solo superados por los griegos, que lo harán a los 67, franceses (entre 62 y 67), italianos (66 años y 11 meses), holandeses (66 años y 8 meses), polacos (67), finlandeses (entre 63 y 68 años) y suecos (entre 61 y 67 años).
En este apartado también surten efecto las reformas: en 2014 la edad media real de jubilación en la Unión Europea era de 63,6 años y en 2020 ya sera de 64,4 años; en 2040 alcanzará los 65 años y los 65,3 en 2060.
El aumento de la edad de jubilación colocará a los españoles entre los europeos con mayor edad de jubilación oficial en 2020, solo superados por los griegos, que lo harán a los 67, franceses (entre 62 y 67), italianos (66 años y 11 meses), holandeses (66 años y 8 meses), polacos (67), finlandeses (entre 63 y 68 años) y suecos (entre 61 y 67 años).
Muchos países de la UE empezaron a elevar su edad de jubilación hacerlo de forma progresiva a partir de las reformas de 2011 con el objetivo de alcanzar esa edad en la próxima década. España no dejará de subir la edad de jubilación hasta alcanzar los 67 años en 2027. Otros lo habrán hecho mucho antes.
En cuanto al tiempo necesario de cotización, aquí también hay mucha diversidad, si bien hay elementos comunes: todos han incrementado el tiempo mínimo de cotización necesario para cobrar el 100% de la pensión. Para ello habrá que haber cotizado entre los 37 años de España y 45 de Austria o Alemania.
Europa no siempre ha estado unida, pero en lo que se refiere al recorte de las pensiones ningún país ha dudado en seguir los dictados de Bruselas. Las próximas generaciones de Europeos tendrán que trabajar más tiempo para tener una pensión pública peor. Definitivamente, el invierno de las pensiones ha congelado Europa.
En cuanto al tiempo necesario de cotización, aquí también hay mucha diversidad, si bien hay elementos comunes: todos han incrementado el tiempo mínimo de cotización necesario para cobrar el 100% de la pensión. Para ello habrá que haber cotizado entre los 37 años de España y 45 de Austria o Alemania.
Europa no siempre ha estado unida, pero en lo que se refiere al recorte de las pensiones ningún país ha dudado en seguir los dictados de Bruselas. Las próximas generaciones de Europeos tendrán que trabajar más tiempo para tener una pensión pública peor. Definitivamente, el invierno de las pensiones ha congelado Europa.
FUENTE: publico.es
Jorge Otero - Madrid
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