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6/8/17

GLOBALIZACIÓN DE LA INDIFERENCIA

“De olvido moriréis…”

Recuerdo con profunda gratitud la perseverancia de Forges reiterando en sus viñetas la tragedia de Haití… y la de muchos seres humanos después de catástrofes naturales o provocadas, haciendo especial hincapié en las circunstancias de extrema pobreza y desamparo en que viven cada día millones de personas sin que se les preste la menor atención por considerarlo un “hecho habitual e inevitable”.


Es imprescindible y apremiante recordar cada amanecer que mueren diariamente de hambre miles de niñas y niños, mujeres y hombres al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 4,000 millones de dólares.

Es inadmisible desde todos los puntos de vista posibles que, en lugar de elaborar un nuevo concepto de seguridad, sólo se preocupen de los territorios y de las fronteras, obviando la alimentación, el acceso al agua potable, los servicios de salud, el cuidado del medio ambiente y la educación de los habitantes de estos espacios tan celosamente protegidos.


Es una vergüenza que, cuando no hay recursos para la puesta en práctica de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de los Acuerdos de París sobre Cambio Climático -especialmente cuando el Presidente Trump ha advertido ya que los Estados Unidos no los cumplirán- la única medida que ha merecido el unánime consenso en la Unión Europea, en el G-7 y en el G-20 ha sido la de aumentar los gastos militares! El 17 de julio la prensa anunció que Francia y Alemania desarrollarán conjuntamente un avión de combate europeo.

Yo pensaba que iban a anunciar que se restablecería una ayuda importante al desarrollo de los países que más necesitan asegurar unas mínimas condiciones de vida digna en sus lugares de origen para evitar, precisamente, los flujos emigratorios. Y no hay ninguna reacción. Y los ciudadanos de Europa siguen admitiendo lo inadmisible.


Se está desaprovechando el inmenso potencial de una tecnología digital que permite que los seres humanos,  silenciosos y obedientes desde el origen de los tiempos, puedan expresarse por fin sin cortapisas y defender sus derechos con firmeza. Era de esperar unas reacciones a escala mundial frente a quien atenta contra las condiciones de vida de las próximas generaciones (¡muy próximas!), advirtiendo al magnate que si no cambia radicalmente de criterio, la humanidad, “Nosotros, los pueblos del mundo",  dejaremos, por ejemplo, de adquirir productos norteamericanos…  Si Trump “bloquea… ¡bloquearemos a Trump!”.

No podemos seguir mirando hacia otro lado. No podemos dejarnos anonadar por la vorágine de noticias que nos convierte en espectadores impasibles, dominados por el colosal poder mediático (por las terribles “armas de distracción masiva” en afortunada expresión de Soledad Gallego).


En París, el 20 de enero de 1990 escribí estos versos al final de un poema: “Sabemos / y por lo tanto / no tenemos excusa. / ¿Cómo podemos / conciliar el sueño / siendo cómplices?”.

Hasta hace poco no sabíamos lo que sucedía.  Ahora sí.  Ahora la indiferencia es culposa…  “Y no te olvides de Haití… ni de los que se ahogan en el Mediterráneo (más de 6,000 ahogados en 2016 y en 2017 ya van más de 1,600…).   “El rayo que no cesa”… y nosotros sin tiempo para reflexionar, para decidir cumplir nuestros deberes, más urgentes ahora por tratarse de procesos en los que pueden alcanzarse puntos de no retorno. ¡Qué afrenta para nuestros hijos y nietos…!


Cuanto más alerta deberíamos estar, cuanto más reactivos, cuanto más tendríamos que tener en cuenta el mañana… más tenemos en cuenta el presente, más ensimismados nos hallamos, más miopes… y aceptamos sin remordimiento lo inaceptable.  ¡Y no te olvides de Haití ni de todos los “Haities”!  

 Allí escribí en enero de 1995: “Se fueron los últimos / soldados / y estalló la paz/ en vuestra vida, / sin reporteros / que filmen/ cómo se vive y muere / cada día. /  Ya no saldréis / en las pantallas / para aguar / las fiestas  y el vino / de los ricos. / Ya no moriréis / de bala y fuego. / De olvido / volveréis a moriros. / Como siempre.”



Hambre, desamparo, sumisión. Tenemos que implicarnos decididamente y con denuedo contra todo tipo de violencia. El Papa Francisco decía hace poco que “no es fácil saber si el mundo de hoy es más o menos violento que antes, ni si los medios de comunicación modernos y la movilidad de nuestra era nos hacen más conscientes de la violencia o más acostumbrados a ella”. Recuerdo cuánto me impresionó escuchar al Profesor Juan Antonio Carrillo Salcedo alertarnos, con la anticipación que le caracterizaba, sobre la “globalización de la indiferencia”.

Es especialmente peligroso y motivo de alarma que el desorden establecido sirva para “normalizar” las progresivas diferencias entre ricos y pobres, entre encumbrados y menesterosos.


El clamor popular, la voz de la gente debe promover sin demora el restablecimiento de un multilateralismo democrático, de unas Naciones Unidas que puedan cumplir, con los recursos personales, técnicos,  de seguridad  y financieros adecuados, la misión que le corresponde a escala planetaria, marginando ya para siempre el nocivo “invento” neoliberal de los grupos plutocráticos (G7, G8, G20).

Y también en la vida cotidiana una democracia genuina, que no tenga en cuenta a las mayorías numéricas -sobre todo, embravecidas- sino seguir puntualmente los “principios democráticos” que, según la Constitución de la UNESCO, deben “guiar a la humanidad”.

United Nations, Educational Scientific and Cultural Organization

Ahora ya no hay excusa.  Ahora ya no cabe el olvido porque “Nosotros,  los pueblos…” podemos expresarnos, podemos participar, libre y responsablemente, de la transición histórica de la fuerza a la palabra.

FUENTE: publico.es
Otras miradas
Federico Mayor - Presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex Director Gral. de la UNESCO
24/07/2017
Había una pregunta que me venía haciendo desde hace tiempo: ¿Cómo era posible que existiendo dos países (República Dominicana y Haití) en una misma isla (La Española), el primero tuviera una economía relativamente desahogada y el el otro fuera uno de los más pobres del planeta?

Escarbé hasta encontrar la razón, y era de mucho peso: ¿Sabían ustedes que Haití ha sido el único país del mundo en el que sus habitantes, esclavos africanos en un 95%, sin ayuda de nadie, alcanzaron la independencia en 1804, tras 13 años de lucha armada contra Francia, la potencia colonizadora?

Pues he ahí la clave del asunto; las potencias mundiales, a la sordina, han condenado a Haití a la miseria para que no cunda su ejemplo.

21/4/17

AUROVILLE

La ciudad sin dinero, religión ni gobierno

Existe una ciudad donde es posible vivir ajenos a la religión, al dinero y a la existencia de un gobierno. Su nombre es Auroville y se encuentra en la India.


Existe un lugar donde es posible vivir ajenos a la religión, al dinero y a la existencia de un gobierno. Esta ciudad, que a muchos parecerá mera utopía, se encuentra en la costa Coromandel, 10 kilómetros al norte de Puducherry y 150 kilómetros al sur de Chennai (Madrás), al sudeste de la India. Su nombre es Auroville.

Aunque podamos encontrar a lo largo del planeta otras comunidades cuya organización se basa en la eliminación de esos tres pilares, Auroville es la única que cuenta con el reconocimiento internacional, un gran centro urbano y un apoyo total por parte del país en el que se encuentra, así como con numerosos premios internacionales a lo largo de su historia que respaldan sus proyectos. Estas son las claves para conocerla.

El nacimiento de la Ciudad de la Aurora

Auroville
Fuente: Auroville

La creación de Auroville se inspiró en los escritos del yogui Sri Aurobindo (1872-1950) y la labor de su compañera espiritual, la francesa Mirra Alfassa (1878-1973), conocida como La Madre. Su proyecto consistía en construir una ciudad en la que hombres y mujeres de todas las naciones y razas pudieran vivir en paz y en armonía, al margen de cualquier creencia religiosa y política, sin que el dinero interfiriera en la convivencia.

La idea tomó forma y fue presentada en la Asamblea General de la UNESCO en 1966. Contra lo que muchos hubieran podido imaginar, fue todo un éxito. Se refrendó por unanimidad y, dos años después, Auroville fue inaugurada.

Se eligió para su ubicación una meseta cercana a la costa. En cuanto a su diseño, el plano urbanístico se realizó en forma de espiral con sectores radiales, divididos en cinco áreas: internacional, cultural, industrial, residencial y de paz, además de contar con un gran cinturón verde. En su centro, se construyó una enorme estructura circular denominada Matrimandir (el alma de la ciudad), un lugar ideal para la meditación, pero que no se encuentra vinculado especialmente a ningún tipo de culto.

 

A la hora de edificar se tuvo en cuenta tanto el impacto y la regeneración medioambiental como la deforestación del terreno, por lo que se plantaron decenas de miles de árboles y se crearon numerosas zonas verdes. Posteriormente, se ha mantenido esa misma línea de desarrollo, gracias al reciclaje de residuos, la utilización de tecnología no contaminante y el uso de energías renovables.

La UNESCO refrendó de nuevo en pleno la creación de esta ciudad experimental, y volvió a hacerlo en 1970 y 1983. Cinco años después, el gobierno indio aprobó en el parlamento el establecimiento de la Fundación de Auroville, constituida por el Consejo Directivo, el Consejo Consultivo Internacional y la Asamblea de Residentes, formada por los aurovilianos mayores de dieciocho años censados en la conocida como la Ciudad de la Aurora.

A partir de la década de los noventa, los reconocimientos a las labores realizadas en este lugar comenzaron a llegar. Se les concedió, entre otros, el galardón We the Peoples 50 Communities award in the category of Human Settlements (1995),  otorgado con ocasión del 50º Aniversario de las Naciones Unidas; y se eligió, por parte de la institución Indian Renewable Energy Development Agency – IREDA, al Auroville Centre for Scientific Research como la mejor ONG en el sector de Energía Renovable en la India  (1997).

Organización y funcionamiento de Auroville

Auroville
Matrimandir. Fuente: Auroville

Si bien es cierto que el diseño con el que fue creada aspira a albergar a 50.000 personas, y puesto que todavía sigue en fase de desarrollo, los últimos censos apuntan que Auroville cuenta con unos 2.400 residentes, procedentes de 50 países.

Su administración carece de gobierno. El funcionamiento y organización de la ciudad es asunto de todos. Los órganos Auroville Council y Working Committee, formados por voluntarios, se eligen cada dos años, y es imposible perpetuarse en sus cargos.

Además de tales tareas administrativas, los aurovilianos se dedican a todo tipo de actividades de voluntariado, como la agricultura, la educación, la sanidad, el comercio, las artes y las energías renovables. Colaboran siempre que pueden con las poblaciones locales, a través de instituciones como Auroville Institute of Applied Technology (AIAT), una escuela de formación para estudiantes de la región. También son frecuentes eventos culturales, como proyecciones cinematográficas, representaciones teatrales, conferencias, exposiciones y espectáculos de danza. La mayoría de ellos son interpretados por sus habitantes, pero ocasionalmente también los realizan extranjeros, como en las ocasiones en las que se celebran seminarios y festivales interculturales.


La ciudad cuenta con cinco fuentes de ingresos para su gestión y desarrollo: donaciones de particulares, el porcentaje de beneficios correspondiente a las actividades de sus habitantes y las aportaciones de las organizaciones no gubernamentales, del gobierno de la India y de los centros Auroville International (AVI), a través de sus oficinas de representación en todo el mundo.

Entre estos últimos se encuentra AVI España, asociación no gubernamental sin ánimo de lucro, creada en Pamplona en 1991. Algunos de sus miembros viven en la Ciudad de la Aurora, donde residen en la actualidad alrededor de 38 españoles.

Viajar a Auroville

Centro de Visitantes (Auroville)
Centro de Visitantes. Fuente: Auroville

Si queremos viajar a Auroville necesitaremos un visado para visitar la India. La ciudad de 25 kilómetros cuadrados, que se encuentra en continuo crecimiento, cuenta con varias casas de huéspedes, que ofrecen, entre otros, servicios como comidas, lavandería y alquiler de bicicletas.

Lo mejor para conocerla es dirigirse primero al Centro de Visitantes, galardonado con el Hassan Fathi International Award for Architecture for the Poor (1992) por la Society for the Revival of Planning and Architectural Heritage de El Cairo (Egipto). En él, nos entregarán el mapa de la ciudad y una guía práctica, nos informarán sobre las actividades que podremos realizar, tendremos la opción de adquirir artesanía local y visitar las exposiciones sobre la historia y desarrollo de la Ciudad de la Aurora.

Se solicita a los viajeros que contribuyan económicamente al mantenimiento y desarrollo de la localidad, por lo que han de efectuar un pago diario, siempre y cuando sean mayores de 12 años. A continuación, se les expide una tarjeta de visitantes que es la que les sirve para moverse por la ciudad y utilizar sus servicios.


Tanto si se desea ir como turista, voluntario o residente, se recomienda acudir para informarse lo más completamente posible a cualquiera de los centros Auroville International que existen en la actualidad en 32 países del mundo.

Casi medio siglo después de su establecimiento, la Ciudad de la Aurora sigue manteniendo la aspiración básica por la que fue creada: cubrir en el futuro, de la forma más justa, solidaria y ecológica posible, las necesidades culturales, medioambientales, sociales y espirituales de la humanidad. Para ello, se otorga más importancia al valor individual de cada uno que a la posición social o a la situación económica, para que el trabajo se convierta en un medio de autoexpresión y realización personal que beneficia a su vez a toda la comunidad.

A muchos parecerá una nueva utopía, pero su historia comenzó hace décadas.


FUENTE: publico.es
Viajes - Silvia Pato
29/03/2017

Lo que comenzó como un experimento sociológico, lleva 50 años autegestionándose y funcionando perfectamente; prueba palpapable de que la Acracia no es algo utópico. 

¡Se puede, claro que se puede!