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15/2/17

ESE PP DEL QUE USTED ME HABLA


Continuando su implacable lucha contra la corrupción, el PP apareció ayer en el juicio sobre la trama Gürtel. Para ser exactos, apareció quince minutos y luego desapareció. Era la primera vez que un partido político se sentaba en bloque en un banquillo y había curiosidad por ver si enviaban a un conserje, a la señora de la limpieza o al encargardo de las fotocopias. Pero, dada la solemnidad del asunto, el PP llegó quintaesenciado en un abogado, Jesús Santos, que por algo antes era fiscal, y que se negó por principio a responder cualquier pregunta de la fiscalía: “Esta parte no tiene nada que aportar porque desconoce cualquier circunstancia sobre los hechos que son objeto de acusación por parte del Ministerio Fiscal y el resto de acusaciones”. Es difícil ser más explícito aunque la subordinaba explicativa sobraba: “Esta parte no tiene nada que aportar”.

Jesús Santos

Para el caso, el PP podía haber enviado de representante a un mago, dejar que el fiscal lo atara con cadenas, que lo encerrara luego en una caja y permitir que declarase tapado con una manta negra antes de esfumarse tras dos pases mágicos y un espectacular redoble de tambor. Lo cierto es que fue un acierto enviar a un abogado en lugar de a una abogada, porque así quedaban desmentidas de un plumazo todas esas falsas acusaciones machistas sobre la mala memoria de algunas mujeres apenas se suben a un estrado. En el PP no sólo no se casan con nadie sino que ni siquiera se acuerdan de con quién se han casado, aunque estén asistiendo en masa a una boda gay. La fiscal advirtió que la negativa a contestar equivalía a una confesión pero el PP hizo oídos sordos, que es la segunda cosa que mejor saben hacer.


Para mantener la paridad y la sordera, al poco rato apareció Ana Mato, que desconocía incluso más circunstancias que Jesús Santos y además las desconocía de primera mano. Sócrates, al menos, sabía que no sabía nada pero en el PP ni eso. Hay que entender ese desconocimiento desde la circunstancia particular de Ana Mato, una señora que no sólo llama a su ex marido por el curioso apelativo de “el señor Sepúlveda” sino que una vez confesó que su momento favorito del día era por la mañana, “cuando veo cómo visten a mis niños”.

Ana Mato

Esta última frase resume una ideología, si no las resume todas. “Yo soy yo y mi circunstancia” apostilló Ortega y Gasset, pero sólo porque no conocía a Ana Mato. La llega a conocer, se come la frase y va a buscar a Sócrates para meterle dos hostias. Desde esta perspectiva feudal de la ex ministra -tropezándose con su señor marido en los pasillos y preocupada por que la criada no se equivocase con el abotonado- se entiende a la perfección que con tanto trajín tampoco se enterase de que el señor Sepúlveda andaba pidiendo presupuesto para tapizar el chalé con una tonelada de serpentinas a cada cumpleaños de los críos. También se entiende, más claro que la luz, su gestión al frente de Sanidad. No veía un Jaguar nuevecito aparcado en su garaje, iba a ver ella el ébola.


FUENTE: publico.es
Punto de fisión
David Torres
14/02/2017




Desde niño siempre oí decir que lo mejor para la memoria es comer rabos... de pasas.


8/10/16

NADIE SABÍA NADA

¿Cómo iba a saber Rajoy lo que se cocía en el PP?

Mariano Rajoy
(Pero...  si él sólo es el presidente)

Dos acusaciones han tenido la ocurrencia de que Rajoy declare como testigo en el juicio de Gürtel con el peregrino argumento de que el hoy presidente en funciones fue sucesivamente vicesecretario, secretario general y presidente del partido en el período en el que se cometieron los presuntos delitos, de los que el PP pudo ser partícipe a título lucrativo. La petición, que ya fue rechazada anteriormente, no se sostiene en pie. ¿Cómo iba a saber Rajoy lo que se cocía en el PP si, como ha quedado fehacientemente demostrado, este hombre ha vivido siempre en la inopia salvo en vacaciones que viaja a Pontevedra?

Al destaparse el escándalo le preguntaron a Rajoy si conocía a Correa, por eso de que había sido el jefe de las campañas electorales de Aznar en 1996 y 2000 y todo lo que se contrataba se hacía con la empresa de Don Vito. Obviamente, no le conocía, aunque luego pensando vino a explicar que, sin tener muy claro quién era, quizás en algún momento le dio la mano, porque de lo que no hay duda es de que Rajoy es un señor educadísimo y no le niega la mano a nadie.

Francisco Correa

Está claro que el presidente en funciones no conocía a Correa pero de lo que no cabe duda es de su intuición superlativa porque, sin conocerle, ordenó que el PP dejara de trabajar con él al descubrir, según sus propias palabras, que el chico de la gomina tenía en nómina a un puñado de alcaldes de Madrid en cuyos municipios se hinchó a conseguir contratos y adjudicaciones. Si no trasladó ese descubrimiento al partido en Valencia, donde Correa y su socio con bigote prosiguieron sus andanzas, fue seguramente por olvido. No se puede estar en todo.

Ahora bien, ¿cómo pudo descubrir Rajoy que Correa era un mangante sin siquiera conocerle? Hay quien dice que fue Álvaro Lapuerta quien le informó de cómo se ganaba la vida la criatura, aunque el extesorero ya no puede confirmarlo porque sufre una demencia sobrevenida y la causa contra él ha sido archivada. A mayor abundamiento, le pasa lo que a Rajoy, que no conoce a nadie, pero a un nivel más avanzado. Otros en cambio sostienen que el gallego fue víctima de un chantaje tramado por el propio Correa, que se habría hecho con una cinta en la que se le escuchaba diciendo que Fraga estaba gagá, lo cual entonces era una verdad incuestionable.

Álvaro Lapuerta

Supuestamente, Correa, al que Rajoy no conocía, le habría dicho que podía desfacer el entuerto y el hoy presidente en funciones habría deducido que aquella persona a la que no conocía estaba detrás de la extorsión y decidió que el PP rompiera con él. Todo ello demuestra que no hace falta conocer a alguien para hablar con él y, en último extremo, dejar de contratarle. Ese tipo de conocimiento está muy sobrevalorado.

La obsesión con que Rajoy tenía forzosamente que estar al corriente de lo que pasaba a su alrededor es enfermiza. Bárcenas, por ejemplo, que también se sienta en el banquillo, se empeñó en su declaración ante el juez Ruz que las donaciones ilegales que llegaban al PP eran conocidas tanto por el presidente como por el secretario general. ¿Por qué?, le preguntó el magistrado. 

Luis Bárcenas

“Fundamentalmente por un motivo: porque cada vez que había un donativo y lo recibía directamente Álvaro Lapuerta, subía a ver al presidente o al secretario general y le decía: “oye, ha venido a vernos tal persona, y nos ha entregado esta cantidad”. ¿Alguien se cree de verdad que esto pueda ser motivo suficiente?

Igual podría decirse de los sobresueldos. En esa misma declaración y aunque no sea éste el tema que se juzga en estos momentos, Bárcenas afirmó que a partir de 2008, desde que fue nombrado tesorero, era él mismo quien entregaba el dinero a la cúpula del PP: “Las entregas al presidente Rajoy y María Dolores de Cospedal esas las hago yo directamente, personalmente”. ¿De verdad que hay que molestar a Rajoy para que contradiga a Bárcenas, a quien es verdad que conoció y hasta le llegó a mandar sms pero al que luego dejó de conocer y si te he visto no me acuerdo?

Mª Dolores de Cospedal

Afortunadamente, la Justicia no se deja engañar tan fácilmente. Días atrás, la Audiencia Nacional rechazaba que, a petición del que fuera secretario general del PP de Valencia, Ricardo Costa, Rajoy prestara declaración como testigo en el juicio por la presunta financiación irregular del partido que comenzará en marzo de 2017. Y todo porque, según se afirma en el auto, su testimonio no resulta necesario, pertinente ni útil para esclarecer los hechos. ¿Desde cuando el presidente de un partido ha de saber siquiera de pasada cómo se financia una de sus organizaciones territoriales?

En resumen, no hay razón suficiente para que Rajoy testifique, que tal y como están las cosas a lo mejor le hacían deponer por la tarde y le fastidiaban la siesta. Ni tampoco hay motivo para que el PP se preocupe por este asunto, sino todo lo contrario, ya que la experiencia ha demostrado que todos los procedimientos judiciales que tratan sobre sus corruptelas elevan sus expectativas electorales. Desde el partido se ha trasladado un argumento a sus dirigentes para que ante cualquier pregunta sobre el particular respondan lo siguiente: “No existe la impunidad, quien la hace la paga, sea quien sea y se llame como se llame”. Esto último debe de ser por si tampoco ellos conocen a nadie.


FUENTE: publico.es
Tierra de nadie
Juan Carlos Escudier
05/10/2016