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10/6/16

HERIDA Y HUMILLADA

Venezuela, herida y humillada


Cuando fui por primera vez a Venezuela en 1977, ese hermoso país era el patio trasero de Estados Unidos. Tenía la fortuna de poseer un tesoro en petróleo, la quinta reserva mundial, y ése es el único objetivo del Departamento de Estado de EEUU.

Venezuela, que disfrutaba de la renta petrolera más alta de Latinoamérica y que aquel año solo tenía 12 millones de habitantes, mantenía al 70% de sus habitantes en la pobreza. Unas escuálida clase media y pequeña burguesía, reaccionarias, ignorantes y bobaliconamente admiradoras del imperio del norte, que se beneficiaban de las migajas que dejaban en el país las grandes petroleras, estaban egoístamente contentas con poder comprarse enormes carros norteamericanos que consumían petróleo como si fuese aire, enormes frigoríficos y enormes chalets en las urbanizaciones que rodeaban Caracas. Enviaban a sus hijos a estudiar a Estados Unidos, se operaban allí de cualquier enfermedad y se cambiaban la cara periódicamente, deslumbradas por la técnica, el avance y la riqueza de su imperio. Y votaban alternativamente a uno de los dos grandes partidos que se repartían el exiguo poder que les dejaba el Departamento de Estado de EEUU: Copei y Adeco.
 
Ranchos en las laderas del Monte Ávila

Mientras, los trabajadores vivían en la pobreza, e incluso en la extrema miseria. Alrededor de Caracas, trepando en los cerros del Monte Ávila, se hacinaban inmundas chabolas que llaman ranchitos, sin agua ni letrinas, que enchufaban la corriente directamente de los postes de alta tensión de la carretera. En los “ranchitos de cartón” que cantaba Soledad Bravo, con techos de palmas, anidaban insectos que transmitían el mal de Chagas, no tenían más equipamiento que unos chinchorros para dormir y un hornillo de queroseno. Los niños estaban descalzos y desnudos, con los vientres abultados, y tenía uno de los índices más altos de mortalidad infantil de Latinoamérica.
La primera causa de mortalidad femenina era el parto en el campo y el aborto provocado en las ciudades. Enormes extensiones en poblaciones rurales y pequeñas ciudades no tenían médicos ni ambulatorios, la mitad de la población era analfabeta, mientras las antenas de televisión eran un bosque en los tejados de los ranchitos. El alcoholismo y el juego sustituían en los hombres a la escuela, la cultura y el deporte.

Una izquierda esforzada y valiente, sistemáticamente perseguida por los gobiernos de turno que detenía a sus militantes, los torturaba, los encarcelaba en infames prisiones y los hacía desaparecer cuando convenía, denunciaba continuamente este horrible reparto de la riqueza e intentaba revertirlo con programas de mínima justicia social. Una parte de ella, el Partido Comunista entre otros, mantenía una actividad legal y se presentaba a elecciones  que era imposible que ganara según la ley electoral y los recursos de que disponía. Otro sector, desesperado e impotente ante aquella situación, decidió embarcarse en la guerrilla. Durante veinte años penó en las peores condiciones, escasa de gente, sin recursos, sin armas, en la selva, intentando enrolar en la revolución a campesinos que no sabían más que sobrevivir.

 
Cuando yo llegué, Venezuela sufría uno de los peores gobiernos que ha padecido, el de Carlos Andrés Pérez. Ministro del Interior con el dictador Pérez Jiménez, había perseguido a los guerrilleros como a alimañas, los había hecho detener, torturar y desaparecer, sistemáticamente. Concluida la dictadura se había adscrito a los adecos, que fingían ser socialdemócratas, y habían firmado el Pacto de Punto fijo con los de Copei, democristianos, para evitar que en ningún caso el Partido Comunista llegase al poder, y así se distribuían los gobiernos, alternativamente. Carlos Andrés Pérez también persiguió a comunistas y guerrilleros con ferocidad. Se les asesinó en las calles y en las comisarías, y nunca se encontraron los cadáveres ni se celebraron juicios contra los responsables. En miles se calculan las víctimas, más incluso que bajo la dictadura de Pérez Jiménez.

Eran los tiempos en que los presidentes de Estados Unidos, y los de España, estaban tan contentos con los mandatarios venezolanos. Las relaciones políticas y económicas no podían ser mejores. Las visitas de unos y otros se menudeaban para felicitarse mutuamente. Felipe González tenía como mentor a Carlos Andrés Pérez, de quien aprendió a organizar los GAL. Y Nixon consideraba su amigo al presidente venezolano.

Richard Nixon

No era para menos. Las grandes compañías petroleras estadounidenses disponían del oro negro venezolano a su antojo. La ficción de que se nacionalizó –se hizo cuando yo estaba allí-, de la que tanto presumía Pérez, no significó beneficio alguno para la población trabajadora. El petróleo bajo la tierra no tiene utilidad alguna, como lo demuestran los millones de años que tardamos en saber cómo utilizarlo. El petróleo ha de extraerse, refinarse y transportarse, y todos esos procesos de producción los llevaban a cabo Caribbean Petroleum, British Controlled Oilfields, Colon Development Co., Venezuelan Oil Concesions, Standard Oil (Creole) y  Gulf Oil Comporation (Mene Grande) Era cuando el bolívar se cambiaba a 6 dólares por unidad.

Mientras tanto, los trabajadores que entregaban su plus valía a los consorcios internacionales, vivían y morían en los ranchitos. Las mujeres también, presas de una política natalicia prehistórica, con diez, quince, veinte y hasta treinta hijos por mujer adulta.


El pueblo estaba hambriento y desorientado, pero no muerto. Se producían huelgas y rebeliones periódicas, que eran reprimidas salvajemente por las fuerzas del orden, pero que seguían incubando la rabia y el deseo de justicia.

Carlos Andrés Pérez, que en 1988 había ganado las elecciones por el 52’9 % de los votos, prometiendo justicia social y reparto de la riqueza, se entregó sin condiciones a los propósitos del Fondo Monetario Internacional, al que se le llamó “Paquete Económico”, concebido para mantener la economía del país dentro del modelo neoliberal. La liberación de precios y la eliminación del control de cambio generó inmediatamente más hambre y desempleo.


Entre otras medidas liberales, el gobierno decretó la liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta básica. Incrementó las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico y de los precios de productos derivados del petróleo, con un primer aumento promedio del 100% en el precio de la gasolina y las tarifas del transporte público en un 30%.

Y el pueblo salió a la calle a protestar. El Caracazo o Sacudón comenzó el 27 de febrero y terminó el 8 de marzo de 1989 en la ciudad de Caracas. La masacre ocurrió el día 28 de febrero cuando fuerzas de seguridad de la Policía Metropolitana, Fuerzas Armadas del Ejército y de la Guardia Nacional salieron a las calles a controlar la situación. Aunque las cifras oficiales reportan 276 muertos y numerosos heridos, algunos reportes extraoficiales hablan de más de 300 personas fallecidas y 2.000 desaparecidas. Otros informadores han dicho que fueron más de 2.000 los muertos e incontables los desaparecidos.

 
 
 Imágenes del Caracazo (1989)

Entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de 1989, el ejecutivo envió 4.000  tanquetas para acabar con la rebelión. El Ejército y la policía usaron unos 4 millones de balas para reprimir al pueblo. En el Cementerio General del Sur, al oeste de Caracas, hay un sector conocido como “La Peste”, porque durante “El Caracazo” allí eran llevados y amontonados por días los cuerpos de los civiles asesinados en los barrios. Luego eran enterrados en fosas comunes. En “La Peste” recientemente las autoridades encontraron una fosa común con 70 cuerpos no identificados. No estaban incluidos en la lista oficial del Gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Mientras tanto, los dirigentes políticos, Pérez, Herrera Campins, Caldera, Lusinchi, estaba inmersos en la más descarada corrupción. Los capitales salían del país sin control alguno, ninguna obra se realizaba sin pagar la coima correspondiente a los gobiernos, a las alcaldías, a los diputados, a los senadores. Tal era la evidencia de comisiones y prevaricaciones que  al final Carlos Andrés Pérez fue procesado y encarcelado.

Carlos Andrés Pérez

Pero, al contrario que en otros países latinoamericanos, el ejército venezolano, utilizado por el poder civil para reprimir al pueblo, no era elitista. Estaba compuesto mayoritariamente por clases trabajadoras y se sentía cada vez más incómodo por su papel genocida. De ahí surge el comandante Hugo Chávez Frías y sus camaradas de promoción, provenientes de clases trabajadoras pobres, que intentan dar un de golpe de Estado en 1992.

Hugo Chávez

Nada de todo esto se lo cuentan a los lectores, los caritativos defensores de derechos humanos, Felipe González, Alberto Rivera, y sus medios de comunicación, que trabajan para que el régimen político y económico de Pérez y sus secuaces se implante otra vez en Venezuela.

Felipe González

Albert Rivera

FUENTE: publico.es
La verad es siempre revolucionaria
Lidia Falcón
31/03/2016

1/6/16

MANIJA, MANGO, PUÑO, MANUBRIO O MANIVELA

A vueltas con Venezuela y el empecinamiento del PP y de sus adláteres de Ciudadanos y PSOE por culpar al gobierno de Nicolás Maduro de todos los males existentes en aquel país, este ciudadano pregunta:

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
 
¿Es qué a algún gobierno del mundo, del signo ideológico que sea, le interesa crear una situación como la que actualmente existe en Venezuela: generar un conflicto social que ponga el país al borde del abismo y que pueda acabar en una revuelta social que se los lleve por delante?

Bandera venezolana

¿Quiénes creen ustedes que tienen la manija de la economía para abrirla y cerrarla cuando se les anotoja... los gobernantes venezolanos o las grandes empresas de dentro y de fuera?


¿Quiénes abarataron el precio del petróleo para dejar al gobierno bolivariano con el culo al aire, sin recursos económicos para sacar adelante sus proyectos?


¿Quiénes desabastecen el país en un intento desesperado por hacerse con el control?
 

¿Quiénes generan la escasez, el hambre, las tremendas colas para intentar conseguir artículos de primera necesidad a precio de oro?... ¿El gobierno?

 

Ahora pregúntense qué medidas debería tomar ese gobierno, presionado hasta lo indecible, para  solventar la situación, sacar adelante el país y que el pueblo llano coma (los ricos nunca pasan hambre), que los hospitales no carezcan de los medios necesarios, que el combustible se distribuya en las gasolineras; todo ello sin llegar a desatar una guerra civil... ¿Permitir su derrocamiento, renunciar a sus principios, rendirse, entregar el poder a quienes no lo han ganado en las urnas, o intentar enderezar el rumbo hasta alcanzar el fin de la legislatura, y que el propio pueblo venezolano, sin injerencias externas de ningún tipo, elija libremente lo que desee en unas próximas elecciones?


¡Ah! y a todas éstas ¿qué cantidad de compatriotas dice Mariano Rajoy que tiene en Venezuela? ¿200 mil?... ¿Y en su propio país, cuántos?


Pues mire usted, Don Mariano, en su país (creo que se llama España), donde la población alcanza los 47 millones de habitantes, el 30%: aproximadamente unos 15 millones, son pobres y están en riesgo de exclusión, y (¡¡¡agárrese bien!!!) hay, además, 3,3 millones de españoles en un estado de pobreza extrema; es decir, subsistiendo con menos de 332 euros mensuales. ¿A usted eso no le da vergüenza?  ¿O es que intenta ganar las próximas elecciones en Venezuela?



Su sonsonete me recuerda aquel tema de La Trinca que decía: "Pasa con el Darwin, tanto dar la lata..."

Citizen Plof

26/10/15

EL DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA

Venezuela entrega 750.000 casas mientras España desahucia 200 personas diarias desde 2008

 Viviendas de reciente construcción en el estado Nueva Esparta - Venezuela

En España, entre 2009 y 2015, el gasto público de vivienda se ha reducido en los Presupuestos Generales del Estado en más de un 50%, llegando la vivienda social a representar sólo el 1% del total, mientras que en Venezuela al menos, 20% de su cartera total de créditos está destinada al sector hipotecario. 

Entre 2008 y el primer trimestre de 2015, se han iniciado en España 598.747 procesos de ejecución hipotecaria según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial ofrecidas en un informe presentado por Amnistía Internacional.


Esta situación se produce mientras que el 30% de las viviendas vacías de Europa se encuentran en España según los últimos datos del INE en 2011. 
 
Por el contrario, en el país más criticado y vilipendiado por los políticos y medios de comunicación españoles, Venezuela, el ministro del poder popular para Hábitat y Vivienda, Manuel Quevedo, informó este martes que el Gobierno Bolivariano ha entregado hasta la fecha 752.582 casas a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), programa social creado por el Comandante Hugo Chávez para atender la gran demanda habitacional del pueblo.

 Viviendas vacías en España

Se tiene previsto que antes culmine el presente año se logre llegar al hito de un millón de viviendas dignas. Actualmente están edificándose más de 200 mil unidades habitacionales en todo el territorio nacional.

En tal sentido, anunció que se han creado 186 nuevos urbanismos y se han impartido 188 charlas informativas al pueblo organizado con la participación de 43 mil personas.

Caracas, capital de Venezuela

Asimismo, invitó a toda la colectividad a participar este jueves de vivienda en una mega jornada de la Gran Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor que entregará 364 casas rehabilitadas en el sector 23 de enero en Caracas. En tal sentido el ministro agregó que para el mes de diciembre se espera la entrega de un balance donde se supere las 100 mil viviendas rehabilitadas a nivel nacional por parte del plan social.

FUENTE: laRepublica.es
El Correo del Orinoco
T/Jessica Medina V.
21/10/2015

Desconozco las características de las viviendas recién construidas en Nueva Esparta: superficie, número de habitaciones, servicios, materiales empleados, etc.; pero lo que está claro es que el gobierno venezolano se preocupa por darle techo a sus ciudadanos, mientras que, en España, se los quitan para favorecer a los de siempre.