Un experto asegura haber identificado al supuesto asesino en serie del Londres victoriano a través del análisis de la ropa de una de sus víctimas
Aaron Kosminski, un peluqueropolaco, ha sido identificado ahora como el posible autor de los
asesinatos en serie de Londres 1888, atribuidos a Jack el Destripador.
Edwards entregó la prenda al profesor de biología molecular Jari Louhelainen, de la universidad John Moores de Liverpool, especializado en analizar pruebas genéticas de crímenes históricos. El doctror Louhelainen consiguió extraer el ADN del material, que contenía tanto la sangre de Eddowes como el semen de su asesino. Tras verificar que la pieza de tela pertenecía a la fallecida a través del estudio genético de sus descendientes, Louhelainen procedió a comparar el semen del asesino con los sospechosos de la época.
Russell Edwards desvela ahora en Naming Jack the Ripper (Identificando a Jack el Destripador) la supuesta identidad del delincuente, que en 1888 mató al menos a cinco mujeres, a las que degolló, destripó y abandonó en callejones del East End londinense, del entonces empobrecido barrio de Whitechapel.
Kosminski, de 23 años en el momento de los asesinatos, era un peluquero polaco que había escapado de los pogromos rusos en 1880, y fue considerado en la época como uno de los sospechosos más probables. Los documentos le señalaban como un "probable esquizofrénico paranoico con alucinaciones auditivas y propenso a la masturbación", de acuerdo con las notas del responsable de la investigación, el inspector jefe Donald Swanson. La Policía nunca consiguió recabar las pruebas necesarias para condenar a Kosminski, a pesar de que un testigo le situó en el escenario de uno de los crímenes. No obstante, las autoridades le pusieron bajo vigilancia constante hasta que finalmente fue ingresado en una clínica psiquiátrica donde permanecío hasta su muerte.
Finalmente, el médico consiguió ponerse en contacto con una descendiente británica de la hermana de Kosminski, Matilda, con la que compartía ADN mitocondrial. "La primera muestra de ADN demostró una coincidencia del 99,2%. La segunda arrojó un 100% de coincidencia", escribe el médico en el diario británico. "Fui capaz incluso de identificar la etnia y procedencia geográfica del ADN extraído, perteneciente al haplogrupo T1a1, común en las personas de etnia rusa y judía".
"Me he pasado catorce años trabajando en ello, y por fin hemos resuelto el misterio de quién era Jack El Destripador", asegura. Según Edwards, "solo los incrédulos que quieren perpetuar el mito dudarán" del descubrimiento. "Esto es definitivo: lo hemos desenmascarado", apostilla.
La teoría de Edwards es el último intento de identificar al asesino cuya historia ha generado numerosos libros y películas y continúa fascinando. Aunque el libro ofrece sin duda material para la reflexión, es improbable que ponga fin a las especulaciones que desde hace 126 años rodean a los crímenes de Whitechapel. En 2002, la exitosa novelista Patricia Cornwell pensó que podría haber descubierto el ADN de Jack el Destripador y que coincidía con el del artista británico Walter Sickert a quien le gustaba pintar escenas mórbidas de violencia contra las mujeres.
Pues a mí me parece una tontería de razonamiento, que por haber encontrado ADN de un determinado individuo en uno de los cadáveres, se llegue a identificarlo con el destripador, porque las prostitutas londinenses asesinadas se moverían entre un montón de clientes, y los restos hallados podían ser de cualquiera de ellos.
Si hubiera aparecido el mismo ADN en más de un cadáver, entendería que pudiera ser del asesino, de otra forma no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario