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16/1/15

CARTA ABIERTA A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Señores periodistas: ¡Estoy encerrado de nuevo!

Hoy me pongo en contacto con ustedes, con los medios de comunicación, tanto en España como en el extranjero. Lo hago desesperado, al comprobar que no se está dando prácticamente difusión, por parte de la mayoría de ustedes, a la gravísima situación que acontece en las Fuerzas Armadas, lo que no deja de ser un extraordinario perjuicio para toda la sociedad. Ya sabemos que, en muchas ocasiones, lo que se busca es entretener al público, distraerle como sea, y que en este escenario tenemos que ver en los telediarios, radios o periódicos, noticias absurdas como que a un señor le han multado por correr en una mediana y le han restado puntos del carné de conducir o situaciones similares, mientras se guarda un infame silencio con respecto a esta y a otras muchas historias más. Un silencio que me corroe más cuando veo, leo u oigo este tipo de noticias absurdas, y máxime hoy que tengo la certeza de ser encerrado mañana (15 de enero de 2015), debido a que uno de los muchos militares que está conmigo me ha informado de ello.

La propia CNN en uno de sus reportajes critica de forma dura la falta de cobertura de estos hechos  por parte de la mayoría de los medios de comunicación españoles, lo que les tendría que hacer reflexionar sobre su labor. No deja de ser un hecho cierto que el ser humano es un animal de costumbres muy reacio al cambio, pero de la misma forma que hoy podemos decir que el bipartidismo se derrumba ante el auge de dos nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos, que se apoyarán de una forma u otra en los partidos que no han formado parte del bipartidismo como IU y UPyD), tarde o temprano, si ustedes no siguen informando al ciudadano, llegarán nuevos medios de comunicación o nuevas fórmulas de transmisión de la misma, que dejarán formatos como el telediario reducidos a la nada. 


Sé que, por ejemplo, en el mundo de la prensa, aunque los diarios como tal casi no se leen, periódicos como El País o El Mundo siguen siendo referentes, igual que cadenas de radio o televisión que todos tenemos en la mente, pero si se continua tergiversando la información, desinformando y manteniendo el tabú sobre determinados temas, un día, los ciudadanos terminarán por buscar otras alternativas, como ya lo han hecho en el mundo de la política. Y ese día, no está muy lejano, pues ya se pueden observar síntomas claros de agotamiento, ya que hay muchos ciudadanos que encuentran mayor credibilidad en la red o en los nuevos medios de comunicación que en los medios tradicionales. Yo pienso que mantener determinados tabúes es pan para hoy y hambre para mañana. ¿Qué se puede decir de la crítica situación a nivel económico de los medios de comunicación? Pues en mi opinión, ello se debe a que no se informó de muchos hechos cuando se tenía que haber hecho y demuestra la clara falta de independencia de los mismos.

Les suplico, por tanto, responsabilidad, les suplico que no me abandonen en las manos de los que me están maltratando (tres encierros, que sumarán más de cuatro meses y una propuesta de expulsión) por contar un problema que atañe a toda la sociedad, incluidos ustedes. No puede ser que no haya una correcta fiscalización en las Fuerzas Armadas o la imprescindible independencia judicial (esto se lo enseñan a cualquiera en la escuela cuando le definen a un estado moderno, no es que me invente absolutamente nada), no puede ser que se hagan compras de armamento que no se necesita por valor de 40.000 millones de euros y no haya un cataclismo en los medios de comunicación, no puede ser que se me persiga, encierre y expulse, y no puede ser por muchas razones.


La primera de ellas es que la impunidad que le están otorgando al ministerio de Defensa en sus compras de armamento está generando un perjuicio enorme a toda la sociedad. Ya se debían más de 30.000 millones de euros a finales de noviembre de 2014, cuando se apalabraron compras por valor de otros 10.000 millones de euros más. ¿Cómo se van a pagar? ¿Quién las va a pagar? Es una vergüenza que en un país con más de cinco millones de parados (Estados Unidos tiene nueve millones de parados con casi diez veces más población), la enorme cantidad de desahucios, los 700.000 hogares sin un salario, los enfermos de hepatitis C sin medicación…, y un largo etcétera, se produzcan semejantes gastos. Y no es que esté en contra de comprar armamento o del gasto en Defensa, pero lo que no se puede es comprar por comprar, hay que comprar el armamento que se necesite, para escenarios que se puedan producir y, sobre todo, que se pueda pagar. En una sociedad avanzada, la Defensa es una partida importante pero nunca debe estar por encima de partidas como educación o sanidad, porque la primera es el futuro de los ciudadanos y la segunda es su bienestar.


Constantino Méndez (Secretario de Estado para la Defensa) dijo en 2010: “Nunca debimos haber adquirido sistemas que no íbamos a usar, para situaciones de conflicto que no existían y, lo que es peor, con fondos de los que no disponíamos ni entonces ni ahora”. El investigador del reconocido SIPRI (Stockholm Internacional Peace Research Institute) Sam Perlo-Freeman afirmó sobre las compras españolas de armamento que ascendieron a 30.000 millones de euros que “podría decirse que carecían de una clara justificación estratégica”. Ambos dejan en evidencia los 30.000 millones de euros en compras realizados y, por supuesto, los otros 10.000 millones que se han acordado a finales de noviembre de 2014.


La segunda de las razones, también es vital. El escarnio y la persecución a la que se me está sometiendo, está sirviendo de ejemplo para el resto de los militares. Si se permite que sea encerrado, que sea expulsado, que sea perseguido, y ello se hace con la impunidad del silencio de los medios de comunicación y, por tanto, de la sociedad, esta batalla no solo la perderé yo, la perderemos todos nosotros, todos los ciudadanos. Ello se debe a que lo que sucederá en el futuro es que aquellos militares que tengan dudas sobre denunciar o no, aquellos que se encuentren en una situación en la que vean irregularidades o ilegalidades como yo las he visto, no se les pasará por la cabeza denunciar. En una sociedad la protección de los whistleblowers o alentadores es fundamental para la salud de la democracia.

En estos días, que a tantos y tantos medios de comunicación se les llena la boca con la libertad de expresión (como a los políticos), debido a los desagradables sucesos acaecidos en París (Je suis Charlie, dice todo el mundo), lo cierto es que en España yo pierdo mi libertad cada dos por tres por denunciar corrupción. El libro "Un paso al frente" ha sido censurado o saboteado en muchos medios de comunicación o en centros comerciales. Nadie cuenta en los medios de comunicación nacionales que hoy, en España, hay una persona que por escribir un libro, una novela, tiene una propuesta de expulsión de las Fuerzas Armadas. Este hecho debería ser un escándalo en sí mismo.


Esperemos que esta situación se termine y los medios de comunicación, me amparen de una vez por todas, ya que estoy luchando por denunciar la corrupción galopante en el seno de las Fuerzas Armadas, y lo único que pido es que se realice una auditoría externa y pública que demuestre que digo la verdad o miento, algo que por otra parte en una sociedad con unos mínimos de transparencia no debería ser solicitado… Si miento, que me juzguen por calumnias y me condenen a los años de cárcel que sean necesarios, pero si no es así, que los corruptos paguen, pero ha llegado la hora en la que los ciudadanos tienen que saber la verdad sobre este tema y los periodistas tienen que ser los encargados de buscarla.

No se trata de protegerme, se trata de justicia, de hacer justicia para toda la sociedad y de terminar con el infame silencio de los medios de comunicación sobre este y otros muchos temas. Si ustedes, los periodistas, no hacen su trabajo, si no son capaces de arriesgar sus empleos por contar la verdad, o al menos por buscarla, entonces estamos todos condenados.


Busquen la verdad y si la verdad es que soy un mentiroso, no tengan piedad conmigo (más allá de las vulgares difamaciones hacia mi persona de El Confidencial y Ángel Collado), céntrense en juzgar el mensaje, desmóntenlo, demuestren que carece de argumentos, que la intervención funciona de forma correcta en las Fuerzas Armadas o que la justicia hace su trabajo, desnúdenme delante de toda la sociedad para que se sepa el daño que le he hecho a una institución tan importante como son las Fuerzas Armadas. Pero si digo la verdad, si la verdad es lo que cuento, no tengan piedad con los corruptos y rompan ese tabú y ese miedo que hay a hablar de las Fuerzas Armadas, fuércenlas a que cambien, a que sean más transparentes, a que estén mejor fiscalizadas y a que haya justicia en su seno. Transparencia, fiscalización y justicia no creo que le vayan a hacer ningún daño a ninguna institución.

Es su obligación y es su deber llegar hasta el final de las historias para conocer la verdad. ¡Háganlo! Es lo único que les imploro, que hagan su trabajo…


A los medios de comunicación que no sean españoles, les ruego que informen sobre estos lamentables hechos que suceden en España, donde un ciudadano ha perdido su libertad y perderá su trabajo porque ha escrito un libro y ha contado en los medios de comunicación -los pocos que se han prestado a ello- lo que sucede, lo que todos los militares sabemos que sucede. Háganlo ustedes porque seguramente los medios de comunicación españoles, salvando contadas y honrosas excepciones, guardarán un infame y doloroso silencio al respecto, silencio que no parece humillarles ni preocuparles.


FUENTE: publico.es
Un paso al frente
Teniente Luis Gonzalo Segura
14 ene 2015

24/12/14

CARTA NAVIDEÑA AL REY


Majestad, esta entrada del blog se la dirijo a Usted en persona y lo hago con sumo respeto. Hoy he tenido conocimiento de las quejas que le desearían hacer llegar sus soldados, los de la Guardia Real, los que sirven en su palacio. Me cuentan que Usted siempre es muy amable con ellos y que sienten una frustración enorme porque cuando Usted baje el día de Nochebuena todo se engalanará con vistas a engañarle, como ya es tradición. Hoy pretendo  transmitirle, aunque me encuentre encerrado (esta entrada la escribí desde el Centro Disciplinario) lo que sus soldados quisieran decirle pero no pueden porque tienen miedo a perder su empleo.

Cuentan que cuando se acerca la Nochebuena pintan el Cuerpo de Guardia (que es el lugar en el que los miembros de la guardia descansan cuando les corresponde) o recubren con una funda el repugnante sofá en el que se sientan día tras día y que se encuentra calzado con… ¡una caja de frutas! (aunque años atrás se usaba una papelera). Cuando van al baño y se sientan en el retrete una gota de agua les cae en la cabeza debido a las goteras o cuando hacen las guardias en las garitas la calefacción no funciona en ellas. (detalle de varias sillas y el sofá).

sofa_calzado_con_papelera











En cuanto a su situación laboral no es que sea buen precisamente, al menos eso es lo que cuentan. Afirman que hacen más horas de las que debieran sin que se las remuneren (práctica habitual en el Ejército), les amenazan cuando tienen bajas médicas o percances físicos o les tratan de forma despectiva: “no te doy lo que pides porque no me sale de los cojones”, “esto que hay aquí es un soldado o una rata”, “vosotros los soldados sois mano de obra barata”, “tu accidente se habría evitado si no hubieses entrado en el Ejército” o “esto es el Ejército y si no te gusta te vas a la calle que hay mucha gente deseando entrar”…

Todo esto no creo que sea sorprendente ni para los militares ni para los que no lo son porque está a la orden del día, aunque uno esperaría que en la Guardia Real, las cosas fueran diferentes. De todo lo que me han transmitido hay dos sucesos made in FAS, el primero de ellos es un microbús que han comprado para realizar los relevos de guardia en el que tienen que trasportar a quince militares cuando la capacidad de transporte del mismo es de doce. Ello obliga a que tres de los militares tengan que ir de pie o sentados en el pasillo, con el correspondiente y evidente riesgo. Por lo que cuentan los militares pasan miedo en los relevos, lo que ya es el colmo. De ser esto cierto, dudo si se trata de un problema de contabilidad, de escaqueo de dinero o es la clásica chapuza.


El segundo hecho, no menos relevante, ni menos militar, es una serie de gastos que para ellos resultan difíciles de comprender. Por ejemplo, cuestionan que se haya contratado una paella para 400 personas por un montante superior a los 2.000 euros, se hayan reformado la capilla de Alabarderos, las perreras –afirman que la reina emérita es una amante de los animales- o se haya traslado de sitio del mástil de la bandera en el Palacio de la Zarzuela. En opinión de los soldados, sus soldados (por partida doble porque Usted es el primer soldado de España), se sienten ninguneados y creen que le están engañando.



Desde mi punto de vista, espero que tengan razón los que afirman que no es conocedor de lo que acontece, porque considero que ha encabezado un esfuerzo notable en llevar la transparencia a la Casa Real, pero entiendo que todo lo que está haciendo puede ser insuficiente si no se realiza una profunda regeneración de las Fuerzas Armadas para que este tipo de conductas se corrijan. Todavía no comprendo que la ley de transparencia no incluya a las Fuerzas Armadas o que no se realice una auditoría de forma urgente ante las graves denuncias que se están produciendo.

Por otro lado, cada dos por tres, la cúpula militar resurge de sus cenizas y se despacha con un mensaje ultraconservador de esos que tan irresistible les resulta. En los últimos años, hasta han renegado de su padre el Rey Emérito, han amenazado con una intervención militar en Catalunya, han realizado afirmaciones más que curiosas sobre la guerra civil, han tachado de débil al gobierno central y, en fin, todo aquello que les ha venido en gana. Todo ello, lo han hecho al tiempo que acariciaban el lomo de los sumisos jurídicos militares y de una fiscalía militar que, salvo reír las gracias, nada ha hecho por sancionar dichas conductas. (Aquí tiene el cartel que, según uno de los componentes de la Guardia Real, hay en uno de los despachos de un teniente coronel).

cartel_franco

¿Hasta cuando vamos a tener que seguir soportando estoicamente los improperios de la cúpula militar? ¿No ha llegado el momento de regenerarla? Yo creo que sí, creo que los españoles tienen que tomarse muy en serio el problema de la cúpula militar y dejar de reír las gracias a esta serie de mentes ultraconservadoras. ¿Y Usted? ¿Va a hacer algo por solucionar este problema? ¿Le preocupan sus soldados? ¿Sabe que la mayoría de ellos tienen contratos basura? ¿Sabe que sienten que les tratan peor que a los perros y a los caballos? Si no quiere forzar a las Fuerzas Armadas a que hagan una auditoría externa y pública, a que independicen la justicia militar o desmilitaricen la Guardia Civil, yo le ruego que al menos haga lo posible porque sus soldados no tengan que soportar las condiciones laborales en las que se encuentran al tiempo que se producen gastos como paellas para 400 personas… (seria bueno que se investigase lo que se denuncia aquí y no iniciar una cacería para descubrir al filtrador). No tengo duda que se lo agradecerán…

Aquí me despido Majestad, no sé si en Nochebuena podré disfrutar de mi familia o estaré encerrado porque yo soy de los que denuncian corrupción, abusos y privilegios, lo que tengo claro es que si hiciese manifestaciones (como las de un teniente coronel y juez militar) exaltando la dictadura, insultando a la constitución y renegando de Usted no tendría ninguna sanción disciplinaria y cenaría en casa tan tranquilo… Por eso, cuando en Nochebuena baje a felicitar a su Guardia Real (le aseguro que le aprecian y hablan maravillas de su educación y del cariño que muestra hacia ellos), quédese con ellos sin ningún mando, pregúnteles y… levante la funda del sofá, quizá así se convenza de la necesitad de liderar una cruzada para levantar las alfombras en las Fuerzas Armadas.



FUENTE: publico.es
Un paso al frente
Teniente Luis Gonzalo Segura
24/12/2014




COMENTARIOS


Gracias, teniente, y que tenga una feliz Navidad dentro de lo posible.
Sepa que le entendemos y estamos con Vd.
Nos ha tocado vivir este estado de cosas, pero ya vendrán tiempos mejores ¡téngalo por seguro!


¡Ole! ¡Con dos cojones!



Estimado Teniente:

Mi "alter ego", que fue soldado de reemplazo allá por los años 70 (de los primeros que salieron fuera de sus regiones naturales) recuerda con total nitidez cómo, cada vez que se anunciaba la visita de un general al cuartel (alguien la soplaba desde las altas instancias para que no nos cogiera en bragas) nos cambiaban nuestras raídas mantas por unas preciosas colchas, se barría y se fregaba a fondo, se pintaba, se pulía, se le sacaba brillo a cualquier cosa, para que todo reluciera a los ojos del egregio visitante. 

Todos sabíamos que aquello era una farsa, una verdadera pantomima... empezando por el propio general.  

¿Cree usted que el rey, no?