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6/12/18

EXTREMA DERECHA POLICIAL

Vox se infiltró en Jusapol y los sectores ultra de la Policía apoyaron su despegue electoral


El éxito electoral del partido de extrema derecha Vox en las autonómicas andaluzas se explica en parte por la movilización de las redes sociales dominadas por los activistas ultraderechistas dentro de la Policía Nacional, y la utilización de la plataforma por la equiparación salarial Jusapol, cuyos miembros, familiares y simpatizantes suman más de 400.000 votos en Andalucía


Jandro Lion en uno de sus montajes para hacer propaganda del programa de Vox en las redes sociales.

El meteórico despegue electoral del partido ultraderechista Vox –de 0 a 12 escaños en unos meses de campaña– es menos inexplicable si se toma en cuenta el poderoso impulso que recibió desde los sectores de extrema derecha dentro de la Policía Nacional, así como de la plataforma Jusapol por la equiparación salarial con las policías autonómicas, que incluye también a la Guardia Civil.

Este fenómeno, que ha sido poco estudiado hasta ahora y que refleja la tremenda influencia que tiene la ultraderecha en el seno de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, se ha visto reforzado en el último año por las campañas del "A por ellos" agitadas contra los independentistas catalanes, que han tenido mucho seguimiento en Andalucía.


En redes sociales, que todos los analistas ahora consideran clave para el triunfo de Vox en las urnas –puesto que tuvo poquísima presencia en los medios de comunicación, salvo las continuas referencias de los dirigentes de los grandes partidos– el músculo propagandístico de Jusapol se apartó por vez primera de su apoyo incondicional a Ciudadanos para empujar al partido antieuropeo, machista, homófobo y xenófobo de Santiago Abascal.

Aunque en las diferentes concentraciones callejeras de policías por la equiparación salarial –una demanda meramente laboral– muchos de los militantes de Jusapol tampoco escondieron su pertenencia a Vox y ayudaron a difundir su propaganda:

"Los poderes públicos conocían este avance del discurso fascista 
y la presencia de Vox en las manifestaciones de policías y guardias civiles"

Entre los más activos propagandistas de esa campaña policial ultraderechista figura el subinspector Alfredo Perdiguero, quien ha participado en charlas del partido neonazi Democracia Nacional –cuyos miembros han sido juzgados por el asalto a la librería Blanquerna– y que fue sancionado con un expediente disciplinario y suspensión de dos meses por "crear alarma social" en un programa de 13TV a raíz de los atentados de París, según la Dirección General de la Policía.

Este tertuliano de programas televisivos de extrema derecha, y fundador del ultraconservador Sindicato Independiente de la Policía Española (SIPE), se pasó de Ciudadanos a Vox a principios de 2016, al tiempo que aseguraba que su principal objetivo era "despolitizar la Policía". Desde entonces ha sido un fervoroso activista de la formación de Abascal y ha celebrado como el que más el éxito de Vox en Andalucía.
Tuit de Perdiguero tras el éxito de Vox.

"Los poderes públicos conocían, o al menos deberían saber,  este avance del discurso fascista y la presencia de Vox en muchas manifestaciones de policías y guardias civiles (Jusapol, Jupol, Jucil y Afapol ) impulsado por ciudadanos", explican a Público fuentes policiales. "Ahora, un núcleo muy peligroso para la democracia se ha instalado ya en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La responsabilidad política de esta erupción fascista y racista debe entenderse por los ciudadanos como respuesta al déficit político de quienes han venido gobernando sin atender ni entender a un pueblo hastiado de corrupción y déficit social".

Otro de los mayores agitadores a favor del partido ultra de Abascal es el youtuber Jandro Lion –como se puede ver en la imagen que encabeza este artículo–, quien ha llevado su militancia en Jusapol hacia el terreno más extremista de la derecha, como se puede ver en el tuit que lanzó tras el veto impuesto por la sede electoral de Vox a los periodistas de CTXT y de La Sexta:



Ciertamente, las señales de la radicalización ultra en el seno de las fuerzas de seguridad eran bien claras mucho antes de que salieran plenamente a la luz tras las autonómicas andaluzas:

Menos reparo aún han tenido al expresarse en grupos policiales cerrados de WhatsApp, a los que ha tenido acceso Público, como se puede ver en este pequeño ejemplo de las conversaciones que se mantienen a través de esos chats:

Otros hacen gala de su gracia andaluza para transmitir esos mensajes antisocialistas, como el chirigotero del Puerto de Santa María (Cádiz) Jesús Manuel Selma, El Melli, también de Jusapol, quien compuso una "Canción contra Pedro Sánchez" y la difundió por redes sociales acompañándose de su guitarra:

Y, por supuesto, los que aprovecharon para difundirla a través de YouTube con gran audiencia fueron los falangistas:


Muchos de los policías que han visto estas campañas protestan de que "estos no pueden ser servidores públicos", obligados a actuar con equidad en sus acciones como agentes de las fuerzas de seguridad. Pero otros han abrazado inequívocamente el discurso ultraderechista de Vox, como se puede comprobar con esta imagen tomada ayer mismo en la comisaría de Villa de Vallecas: 

Ese cartel electoral lleva bastante tiempo colgado allí. ¿Se trata de permisividad por parte del Ministerio del Interior o es el comisario de Vallecas quien hace la vista gorda?

 Cartel electoral de Vox en la comisaría de Puente de Vallecas.
Cartel electoral de Vox en la comisaría de Villa de Vallecas.
FUENTE: 
Carlos Enrique Bayo

9/7/16

FOTOS PIXELADAS POR LA "LEY MORDAZA"

‘Celebramos’ un año de la entrada en vigor de la ‘Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana’ con la exposición ‘Imágenes Autorizadas’ en la Galería Cero de Madrid. Su autor, el fotógrafo Daniel Mayrit, nos hace ver lo peligroso y amedrentador de la ‘Ley Mordaza’ del Gobierno del PP, que recorta la libertad de expresión y criminaliza ciertas formas de protesta ciudadana y de información. Mayrit ha llevado hasta el ridículo el artículo 23 de esa ley para pixelar las imágenes que los propios cuerpos policiales distribuyen en redes de sus agentes y también la cara de la Virgen condecorada por el ministro de Interior.

El Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, preside la inauguración del Memorial por las víctimas del terrorismo del Cuerpo Nacional de Policí­a Fotografí­a: Diego Crespo / Moncloa Presidencia del Gobierno
Mariano Rajoy  presidiendo la inauguración del Memorial
por las víctimas del terrorismo del Cuerpo Nacional de Policí­a. Fotografí­a: Diego Crespo.

Daniel Mayrit se ha leído muchas veces la ley, despacio y a conciencia, analizándola; y subraya que la redacción de muchos artículos de la eufemísticamente llamada Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, que entró en vigor en España el 1 de julio de 2015, resulta tan buscada y rebuscadamente ambigua, que cualquier ciudadano puede convertirse en un “terrorista” sobre el que caiga el peso de esta ley apuntalada por el hiperconservador Jorge Fernández Díaz, el ministro que monta tramas para imputar delitos y escándalos inexistentes a sus adversarios políticos, y así desacreditarlos, tal como ha revelado el diario Público en las últimas semanas con todo lujo de detalles, actuaciones fuera de cualquier sistema democrático y por las que no está dispuesto a rendir cuentas. El ministro anti-sistema y el partido conservador sacaron adelante una ley en cuyo capítulo 23 leemos: “Es infracción grave el uso no autorizado de imágenes o datos personales o profesionales de autoridades o miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que pueda poner en peligro la seguridad personal o familiar de los agentes, de las instalaciones protegidas o en riesgo el éxito de una operación, con respeto al derecho fundamental a la información”. Esa coletilla de “con respeto al derecho fundamental a la información” suena ya a broma pesada, a mala conciencia y a tratar de esquivar su inconstitucionalidad.

A partir de ahí, queda prohibido por ejemplo que los reporteros gráficos documenten los violentos desahucios o las cargas de los antidisturbios en manifestaciones, cuando resulta imposible que se identifique a ningún agente bajo el casco que usan. No es de extrañar, pues, que la nota de prensa de la exposición resuma: “Apelando a diferentes motivos que afectan de lleno a la sensibilidad de la opinión pública occidental, unas veces el terrorismo, otras la inmigración, no son pocos los países que se han sumado a esta tendencia de desarrollar legislaciones cada vez más restrictivas respecto a la libertad de expresión e información amparados en la excusa de reforzar la seguridad frente a supuestas amenazas internas y externas. El penúltimo de estos ejemplos lo representa la llamada "Ley Mordaza”. Dicha ley, además, convierte “en delito formas de protesta ciudadana que eran legales anteriormente y transfiere a la policía capacidades que hasta ahora eran terreno exclusivo del poder judicial”. Y concluye la nota de presentación de Imágenes Autorizadas: “El Estado ha pasado de ostentar el monopolio de la violencia a reclamar para sí mismo también el monopolio de su propia imagen”.


Hay ya casos sangrantes que han saltado a la prensa en esa privatización de la imagen de unos funcionarios públicos a los que pagamos entre todos: en agosto de 2015 se imponía 300 € de multa a un conductor por llamar “colega” a un agente, y pocos días más tarde se multaba con 800 € a un joven que subió a Facebook una foto de un coche patrulla aparcado en una plaza para discapacitados. La pregunta era obvia: ¿cómo puede afectar a la seguridad de un coche patrulla una foto de una matrícula cuando a la vista de todos están tanto el coche como la matrícula?, ¿no se trata simplemente de soberbia antidemocrática, como cuando otros agentes quisieron multar con 600 € a una mujer en Madrid por llevar un bolso con las iniciales ACAB, que puede traducirse como All Cops Are Bastards, All Cats Are Beautiful o Aquí Comió Alí Babá?

Daniel Mayrit ya adquirió el prestigio de la profesión por su valiente fotolibro You haven’t seen their faces (No habéis visto sus caras), que recopila los retratos de las 100 personas más poderosas de Londres, políticos y banqueros en su mayoría, manipulados de forma que parezcan capturas de cámaras de vídeo-vigilancia. Ponía rostro así a aquellas personas que han tenido un importante papel en la crisis y, al presentarlos como se hace habitualmente con los delincuentes, convertía este libro en una muestra de fotografía activista, tal como explicaba en la entrevista que hace un año le hizo El Asombrario. Entonces ya avanzaba este proyecto, que ahora, comisariado por Laura Tabarés, se ha materializado en la Galería Cero, dependiente de la Escuela EFTI de Fotografía, en Madrid.

Galería Cero

A Mayrit (que lleva como apellido el nombre de Madrid en árabe), no le cabe duda de que todo esto responde a la estrategia del miedo -“siempre hay una excusa para alimentar el miedo, bien sea el terrorismo yihadista, bien los inmigrantes que llegan a quitarnos el trabajo”-, y que persigue la autocensura y que la gente se quede en su casa y no ejerza el libre derecho a expresarse manifestándose de modo pacífico en la calle, tan democrático como acudir cada cuatro años a las urnas. Se trata de coartar el ejercicio pleno de las ciudadanía y poner en manos de las fuerzas policiales privilegios propios de dictaduras. Mayrit admite que está claro hace falta proteger a las fuerzas de seguridad, y es obvio que no se van a publicar las caras de los policías que detienen a un narcotraficante o desarrollan una operación antiterrorista. Eso siempre existió; y por ello se cubrían el rostro con pasamontañas, o en prensa se les tapaba el rostro. Pero de ahí se ha dado un salto cualitativo a una ley con redacción tan generalista que, aplicada en sentido estricto, lleva a un estado casi policial, o al absurdo, que es lo que ha hecho el fotógrafo en su proyecto, pixelando las caras de las fotos que los propios Cuerpos de Seguridad del Estado distribuyen continuamente en prensa y por redes. “Decidí aplicar hasta sus últimas consecuencias, a pies juntillas, la ley; porque el propio Ministerio de Interior no se la aplica”. Así, el proyecto Imágenes Autorizadas va más allá del espacio físico de la Galería Cero, y se expande por ejemplo a través de la cuenta de Instagram @Imagenesautorizadas, que aplica la "Ley Mordaz"a a las fotos colgadas en la cuenta @Policíanacional (674 publicaciones en dos años, 119.000 seguidores; con imágenes en las que abundan perros, caballos, apuestos agentes y niños a los que tampoco se les protege borrándoles la cara; es la teoría del “ puedo hacer lo que quiera, y tú harás lo que yo diga”). Llega Mayrit a pixelar la cara de la imagen obtenida en impresora 3D de Nuestra Señora María Santísima del Amor, segunda virgen malagueña condecorada por el ministro de Interior tras la Santísima Virgen de los Dolores. El resultado recuerda a una tétrica calavera con manto.

 Una de las vírgenes condecoradas por el Ministro del Interior con la cara pixelada por la Ley Mordaza.
Una de las vírgenes condecoradas por el Ministro del Interior, 
con el rostro pixelado por la "Ley Mordaza".

Si la muestra -en la que abunda la parafernalia oficial, con banderas de España, mesas de metacrilato, retratos oficiales del ministro de Interior, fotos de Cifuentes, Cospedal y Rajoy-, se abre con un photocall, colocado a la puerta de la galería y en el que los viandantes pueden colocar su cara en el musculado cuerpo de un agente del Cuerpo, se cierra con un inquietante vídeo en negro, en el que ha quedado sólo el sonido. Es un vídeo que recopilaba imágenes de cargas policiales disponibles en YouTube. “Al consultarlo con un abogado”, explica el fotógrafo, “me advirtió de que la exhibición pública de estas imágenes en una galería puede ser constitutiva de delito según la "Ley Mordaza", aunque sean imágenes de libre acceso en Internet”. 

¿Es que la ley es retroactiva, lo cual vulnera cualquier Estado de Derecho? ¿Es retroactiva 10 años, 20, 50 años? ¿Hay que borrar todos esos vídeos disponibles en Internet?”. La imágenes no aparecen por la aplicación de la "Ley Mordaza", pero los gritos de miedo, la rabia y la protesta, sí que se oyen.


FUENTE: elasombrario.com
Rafa Ruiz - 06/07/2016



Hay que ver lo guapos que quedaron todos en las fotos. 

Estarán contentos.