14/2/13

AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS (2)


Hace ya algún tiempo publiqué, en este mismo blog, una entrada titulada AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS, homónima de aquella película dirigida por Werner Herzog en 1972, relativa a una expedición española que, en el siglo XVI, se interna en la selva amazónica en busca de El Dorado.

Pues bien, me guardé la segunda parte para no cansarlos demasiado, pero hoy, me voy a permitir meterme de nuevo con ella, con la Sra. Aguirre, cuya sinopsis biográfica (tomada de la Wikipedia) aquí les dejo:

Esperanza Fuencisla Aguirre y Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y grande de España (Madrid, 3 de enero de 1952), es una política española, militante del Partido Popular, cuya organización territorial en la Comunidad de Madrid preside desde 2004. Licenciada en Derecho y técnica de Información y Turismo del Estado, ha sido ministra de Educación y Ciencia (1996-1999), presidenta del Senado de España (1999-2002) y de la Comunidad de Madrid de 2003 a septiembre de 2012 , fecha en que anunció su retirada de la primera línea de la política. Oponentes políticos la encuadran dentro de las tendencias más conservadoras del Partido Popular.

A pesar de que no soy demasiado crédulo, estoy dispuesto a creerme ciegamente su buena relación con dios. Piensen si no, en lo ocurrido en aquel viaje en helicóptero en compañía del ínclito Mariano Rajoy Brey, cuando el aparato capotó poco después de despegar, estrellándose contra el suelo, y a la Sra. Aguirre… ¡no le ocurrió nada! mientras que Don Mariano tuvo menos suerte y se partió un dedo. Aunque en aquel momento pensé que no debía quejarse demasiado, ya que, a fin de cuentas, se lo arreglaron, mientras que el Dedo de Dios, fracturado también, se perdió en las profundidades marinas y aún lo están buscando.

Pero a lo que iba: a la potra, manga, enchufe o qué sé yo de la Sra. Aguirre; que, a cada rato, termina saliéndose con la suya. Debe ser esa relación, esa línea directa, no sé muy bien si con la divinidad, o con sus gestores terrenales.

Creo que dios está bastante cabreado, y eso, por empatía, se contagia a los suyos. Y para más inri, el jefe de Roma dimite y deja a la Iglesia en entredicho, con sus corruptelas, intrigas palaciegas y luchas intestinas, a la vista de todos. Sólo faltaba que a Rouco Varela lo eligieran Papa y España perdiera a su Gran Timonel; aunque yo abogaría porque se quedara en Roma para siempre.

Mientras tanto, la Doña, maquiavélicamente, en la sombra, sigue cogiendo fuerza; y eso que está malita, según dice. Aunque siempre me dio la sensación de que andaba como loca por hacerse con el mando… y no era el de la tele precisamente.

¡Huye, Mariano… huye! ¡Dimite por favor… esfúmate...o pégate un tiro de gofio o leche en polvo! porque a la larga, la Bruta esta, apoyada por parte de los tuyos, terminará asestándote una puñalada trapera…

Te lo digo porque que me das penita. 

¡Ah!...y si el dedo de mandar se te resiste, ya sabes dónde puedes metértelo...

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