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23/5/17

APUESTAS

Esta puñetera sociedad capitalista en la que estamos inmersos está tomando una deriva tal que asusta. Veo que últimamente fomenta, sobre todo entre los que menor poder adquisitivo tienen; es decir, los jóvenes, el vicio de apostar. Supongo yo que para irlos "educando" para un futuro en el que (tal cual pintan las cosas) accederán a un trabajo esclavo y un sueldo precario que, ladinamente, les soplarán los  de siempre.


La adicción al juego es una enfermedad debidamente diagnosticada por la OMS, y según palabras del escritor español Roberto Santiago, existen en este país alrededor de un millón de ludópatas censados, sin bien en distintos grados de ludopatía.

¿No han observado ustedes cómo en casi todos los partidos de fútbol que se televisan, cuelan una serie de cuñas publicitarias incitando a apostar sobre el resultado final, diciendo gilipolladas tales como "Donde apuestan los que apuestan" y cosas por el estilo.


Lo verdaderamente curioso del asunto es que a pesar de no publicitarse bebidas alcoholicas o tabaco, ya que es algo regulado por ley, sin embargo no haya una legislación sobre las apuestas, hasta el punto de que para muchos adolescentes el hecho de ver un partido, ya sea de fútbol, tenis o baloncesto, viene a ser sinónimo de apostar, lo que los lleva a conocer perfectamente las cuotas y a participar (si disponen de dinero) con un simple click del teléfono móvil, convirtiéndose en adictos al juego con una facilidad pasmosa.

La gran pregunta es saber para cuándo piensa dejar el gobierno la solución de este peliagudo asunto, regulando, no prohibiendo (porque suele ser peor el remedio que la enfermedad) este tremendo problema que nos acucia.


Citizen Plof

22/2/11

SOMA

En la novela "Un mundo feliz", escrita por Aldous Huxley en 1931, aparece el soma como una droga que, en una sociedad futura, el propio gobierno distribuye entre los ciudadanos, con el fin de controlar las emociones e impedir que en las horas de ocio, puedan pensar por ellos mismos y cuestionar el sistema social.

Pues el amigo Huxley las dio todas en el clavo. Hoy, el sistema capitalista nos aboca a consumir ese soma que él predijo con tanta antelación, aunque aquí no se trata sólo, como en la novela, de una sustancia determinada, sino de una serie de objetos o artilugios electrónicos que le generan al ciudadano una dependencia total. Se trata de mantener al individuo con la mente constantemente ocupada, para que no sea capaz de discernir sobre el sinsentido de esta absurda sociedad, donde el summún absoluto es el verbo comprar, y por ende... poseer.

No estoy en contra de los adelantos tecnológicos, pero sí de cómo nos manipulan a través de ellos No voy a negar los aspectos positivos que pueden tener algunos de esos inventos, pero voy a criticar la dependencia que generan. Por ejemplo: no dejo de reconocer la utilidad de un teléfono móvil (un celular) en determinados casos: una cita, una urgencia, un accidente, una avería... pero de ahí a estar todo el día con el cacharro ese pegado a la oreja, o dándole toquecitos con el dedo, va un largo trecho.

A veces observo a la gente por la calle y veo, con asombro, a muchas personas que caminan con la mano en la oreja, como si les doliera (yo lo llamo "el síndrome del dolor de oreja"); van en fila incluso, hablando, siempre hablando, no sé si con alguien o con ellos mismos. Y entonces me pregunto: ¿Pero los seres humanos teníamos tantas cosas que decir, tanta necesidad de hablar, que ahora no podemos pararnos? Está claro que no. Todo es fruto de una profunda manipulación ("cuando la religión ya no pudo, los manipuladores tecnológicos tomaron el relevo") y la dependencia que han generado, principalmente entre los jóvenes, es tal, que parece que ya no pudieran vivir sin tener ese adminículo a mano, llegando incluso a provocar síndrome de abstinencia, su rotura, robo o extravío. Y no sólo en los jóvenes y menos jóvenes, sino, lo que es más grave, entre los muy jóvenes. Niños de todas las edades llevan un teléfono móvil en la mano, como si hubieran nacido ya con él.

El problema se agrava a medida que la tecnología avanza y aparecen nuevos y mejores "cacharros" para llenar el ocio, pero también la soledad, la angustia, el miedo, el desamor, la desesperación. Y entonces lo hogares se inundan de Game-Boy, WII, X-Box, Nintendo, Play Station... verdaderas máquinas llena-tiempo (cuando escapas al radio de acción de una, otra te engancha de inmediato) que conforman  el soma, con el que los gobiernos nos alienan y convierten en verdaderos títeres; porque mientras los individuos estén absortos, consumiendo esa u otras drogas, no van a molestar en absoluto a esos ángeles infernales, que manejan el presente y modelan el futuro a su antojo. Y así mantienen el Sistema, generándonos falsas necesidades, haciéndonos creer que son reales e incluso imprescindibles para poder vivir.

Ciudadano Plof