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15/12/17

EL DELITO DE ZOIDO

Según la novedosa definición del Ministerio del Interior corro el peligro de que este artículo sea considerado un delito de odio en sí mismo, pero tal y como andan las cosas, el mero hecho de abrir la boca ya es un riesgo.


En España antes se podía acabar en la cárcel por hacer una obra infantil de títeres, por cantar un rap desafinado o por soltar un chiste de Carrero Blanco, pero ahora incluso te puede pasar por comentar el frío que hace en la calle o la sequía pertinaz que nos asola. Hasta hablar del tiempo se va a convertir en un deporte de riesgo según la neolengua del ministro Zoido, donde un delito de odio es cualquier incidente dirigido contra una persona por cualquier motivo o cualquier circunstancia. Una definición amplia de delito, como se ve, casi tan amplia como la definición de ministro del Interior según los ejemplares que nos gastamos en los últimos tiempos.

En efecto, si uno atiende a la definición de “incidente” tal y como se recoge en el Diccionario de la Real Academia, un delito equivale literalmente a algo “que sobreviene en el curso de un asunto o negocio y tiene con éste alguna relación”. Basta que el ofendido en cuestión alegue que sufre un resfriado o que tiene una plantación de tomates devastada por la falta de lluvia para que un inocente comentario sobre las bajas temperaturas o sobre el sol inmisericorde y legionario se transforme en un insultante hervidero de rencor y se presenten dos picoletos en la puerta de casa.

Zoido y Fernández Díaz

El delito de Zoido -que es como van a bautizar a esta portentosa extensión de la Ley Mordaza- es la correlación lógica y teológica de los desvelos del anterior inquilino en el cargo, el ecuménico y catecúmeno Jorge Fernandez Díaz. Un hombre que habla con la Virgen y le pide a su ángel de la guarda que le busque sitio para aparcar el coche tendría todas las papeletas para ingresar en el censo de Macondo, hasta que uno cae en la cuenta de que lo de García Márquez era realismo mágico. Mágico todo lo que ustedes quieran, sí, pero realismo.  

Aun con peligro de caer en la herejía maniquea (un delito que cualquier día de éstos vuelve al Código Penal por derecho propio), me atrevería a decir que Zoido es el reverso tenebroso de Fernández Díaz, el contrapeso infernal de esas visiones arcangélicas que lo llevaban, por ejemplo, a la invención del concepto de la frontera elástica para justificar el ahogamiento de 15 inmigrantes bajo una lluvia de pelotas de goma. Donde un ministro ve seres celestiales y mares bíblicos, otro ve pecados inconfesables y crímenes imaginarios. Ponte a discutir tú con un ministro.


Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior

El odio, creo que ya lo escribí hace poco por aquí, era uno de los pocos derechos fundamentales de los que disfrutábamos. El ministro Zoido odia tanto el odio -a lo mejor por la rima asonante- que lo ha gravado con impuestos, multas y penas de cárcel. Antes -decía Clint Eastwood en el papel de John Wilson, un trasunto de John Huston en Corazón blanco, cazador negro– se podía odiar gratis a cualquiera y en cualquier parte. Y después añadía que las putas tenían que esconderse para vender lo único que no debía estar en venta, que es el amor. Dudo mucho que la definición de amor se refiera a la actividad mercantil de las putas pero con este gobierno, vete a saber.

FUENTE: publico.es
Punto de fisión
David Torres
13/12/2017

Que el Ministerio del Interior diga en su página web que "un delito de odio es un concepto más amplio de lo plasmado en el propio Código Penal", clama justicia.

Esto de que la libertad de expresión se la estén pasando continuamente por "el arco de triunfo", va a dejar la cosa muy cagada.

30/3/17

EL CLAN DE ZOIDO

El director de la DGT y otros amigos andaluces del 'clan de Zoido'

(De izda a dcha): Germán López Iglesias, José Manuel Holgado Merino, Juan Ignacio Zoido, José Antonio Nieto Ballesteros, Gregorio Serrano y Francisco Luis Pérez Guerrero. Fuente: MINISTERIO DEL INTERIOR 
(De izda a dcha): El director general de la Policía, Germán López Iglesias; el director general de la Guardia Civil, 
José Manuel Holgado Merino; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el secretario de Estado de Seguridad, 
José Antonio Nieto Ballesteros; el director general de Tráfico, Gregorio Serrano; y el director general del gabinete 
del Ministerio, Francisco Luis Pérez Guerrero - Fuente: MINISTERIO DEL INTERIOR

El caso del pequeño Nicolás, la guerra policial y las escuchas de Interior reveladas por Público. Esas son sólo algunas de las grandes crisis a las que el nuevo ministro del ramo, Juan Ignacio Zoido, tiene que hacer frente desde que cogió la cartera de manos de Jorge Fernández Díaz.

Para ello, el nuevo titular se ha rodeado de un equipo de amigos que, rescatados de Andalucía, ahora forman parte de la cúpula de su departamento. Aunque, a tenor del escándalo del piso de la Guardia Civil presuntamente adjudicado al director general de Tráfico, no están libres de polémicas. Este es 'el clan de Zoido':

Gregorio Serrano, director general de Tráfico

Gregorio Serrano, sevillano como Zoido, fue su concejal para todo en el Ayuntamiento de la capital andaluza: era el titular de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas. En 2011 se vio salpicado por el caso Fitonovo, en el que hasta el propio Zoido tuvo que comparecer ante la comisión de investigación abierta en el Consistorio. Él, Serrano, incluso se arrepintió de haber hecho favores al mediar entre la citada empresa -que habría ofrecido comisiones a cambio de contratos del cuidado de parques y jardines- y la Guardia Civil. 

La Dirección General de Tráfico (DGT) desmintió dicha información asegurando que Serrano vive "en un hotel" y el propio implicado afirmó que "jamás" se le ha adjudicado una vivienda de la Benemérita "por la cara". Su amigo, el ministro, por su parte, salió en su defensa este miércoles en la sesión de control al Gobierno del Congreso de los Diputados. En un pleno muy bronco en el que hasta la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, llamó al orden a varios diputados, Zoido negó rotundamente que se le hubiera adjudicado vivienda alguna a uno de sus manos derecha"No se ha producido ninguna ilegalidad y no se ha atendido a la petición de permuta que se formuló por parte de la Guardia Civil", intentó zanjar la cuestión el ministro. Sin embargo, las numerosas preguntas sobre la cuantía de la reforma del piso (50.000 euros) y los procedimientos de adjudicación de viviendas de la Benemérita siguieron en el aire.

Germán López Iglesias, director general de la Policía

Quien tampoco tuvo un buen estreno en el Congreso fue el nuevo director general de la Policía. Uno de los encargados de regenerar el Ministerio en la época post-Fernández Díaz afirmó en la Comisión de Interior que "la brigada política [que, según las grabaciones de este diario podría haber conspirado contra los partidos nacionalistas] no existe" y la rebajó a algo que él oía "en algunos corrillos". Hizo lo propio con la llamada guerra entre comisarios, "esos señores que no tienen ninguna credibilidad".

Germán López Iglesias no es andaluz, pero sí extremeño, como la madre de Zoido. De los nuevos nombramientos de altos cargos, López Iglesias es el único que tenía experiencia en el campo de la Seguridad: era el anterior delegado del Gobierno en Extremadura. Fue también alcalde de Badajoz y concejal de dicho Ayuntamiento desde tiempos de la CDS. Asimismo, fue diputado nacional durante tres legislaturas.

José Manuel Holgado Merino, director general de la Guardia Civil

Compañero de procedencia y hasta de profesión de Zoido es también el director general de la Guardia Civil.

José Manuel Holgado Merino es magistrado de la Audiencia Provincial de Sevilla, donde tanto el ministro como él mismo tienen reservadas sus plazas al haber solicitado la situación de "servicios especiales" a la que tienen derecho los funcionarios públicos que se dejan sus cargos para dedicarse a la política. 

José Antonio Nieto, secretario de Estado de Seguridad

Más tablas (políticas, al menos) tiene el número dos del Ministerio, también andaluz. El actual secretario de Estado de Seguridad es exalcalde de Córdoba, fue coordinador electoral del PP andaluz y también diputado nacional: era el portavoz de Administraciones Públicas del Grupo Popular en la Cámara baja.

José Antonio Nieto ha anunciado ya su intención de seguir presidiendo la organización provincial del partido en Córdoba. Incluso ha recibido apoyo de buena parte de los altos cargos provinciales. Pero podría encontrarse con una piedra en el camino: el propio presidente regional, Juan Manuel Moreno, es partidario de no acumular cargos. Es decir, Moreno apoyaba la llamada enmienda antiCospedal que Génova logró tumbar por apenas una veintena de votos en el Congreso nacional del partido. Sin embargo, es la dirección nacional del PP quien tiene la última palabra al respecto. Será la Oficina del Cargo Popular quien dictamine sobre su posible excepcionalidad pero, así las cosas, todo apunta a que Nieto podrá repetir como líder del PP cordobés pese a ser el número dos de Zoido.

Francisco Luis Pérez Guerrero, Director General del Gabinete del Ministro

Su mano derecha, en cambio, es Francisco Luis Pérez Guerrero. Él, licenciado en Derecho, sevillano -como Zoido-, fue su número dos en el Ayuntamiento de Sevilla: era su teniente de alcalde y portavoz de su Gobierno municipal. Con él se cierra el círculo de amigos al que ya se conoce como el 'clan andaluz de Zoido'.

Juan Ignacio Zoido, Ministro del Interior

FUENTE: publico.es
P. D.
Madrid - 28/03/2017
 


¡¡¡¡¡Piiiii, piiiii, piiiii...!!!!!