30/5/10

LA LI... DE PRENSA

Estoy poniendo en duda, como tantas otras cosas, la libertad de prensa.


Cuando un periódico, afín al partido que sea (me da igual) al que, durante años, envías tus escritos, te los publica sin cortapisas y, de pronto, te frena uno de ellos y desaparece por arte del birlibirloque, uno se mosquea. ¿Qué pude haber dicho yo para que esto ocurriera? Lo releo con detenimiento y veo tres o cuatro verdades, a lo sumo. Aunque quizá una de ellas sea la que más cante: he llamado a alguien “manirroto”. Puede que tenga alguna afinidad con ese alguien, cierta amistad o familiaridad incluso; pero eso no es óbice, para que no pueda criticar lo criticable.

Es más, considero saludable que así ocurra, porque tal vez la crítica contribuya a variar o a mejorar un rumbo, una situación comprometida o algún desliz ocasional, apunto.

Ciudadano Plof

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