Los refugiados no vienen a Europa por gusto, vienen huyendo de la guerra
Cuando España se integró en la Unión Europea (entonces llamada Comunidad Económica Europea) yo apenas tenía tres años. Prácticamente me he criado con la idea de que la UE era un proyecto solidario que buscaba crear una unión política y económica que nos ayudaría a todos. Incluso, hasta hace algunos años me he creído que vivía en lo que podría haber llegado a ser una especie de Europa de los pueblos. Me lo he creído hasta que la UE ha tenido que enfrentarse a las crisis que estamos sufriendo.
No es una Europa de los pueblos, es una Europa del capital
Podría hablar de cómo se ha afrontado la crisis económica, de cómo se ha rescatado a grandes bancos y se ha permitido que caigan países. De cómo se ha crucificado al pueblo griego para demostrar al resto de los países del sur el destino que nos espera si no pagamos la deuda. De cómo se nos quiere imponer el TTIP. Pero hay algo que hace pequeño todo esto: el horrible tratamiento que la UE está dando a los refugiados.
Hemos llegado a un punto de no retorno en el que el proyecto de la UE y su moral han explotado. Parte de los casi cinco millones de refugiados que huyen de la guerra en Siria han llamado a nuestra puerta para pedir ayuda. Para pedir un asilo que según el derecho internacional y la ética más elemental estamos obligados a darles.
¿Cuál ha sido nuestra respuesta?
No permitimos que se abra una ruta segura, cerramos fronteras y ponemos cuotas insuficientes. Prometemos repartirles por toda la UE y apenas acogemos a unos cientos. Empujamos a estas personas a las manos de las mafias. Hacemos que se tengan que jugar la vida cruzando el mar en lanchas, permitimos que las familias se tengan que separar para poder seguir su camino y perdemos la pista de miles de niños, sacudiéndonos toda nuestra responsabilidad sobre ello.
Por si no fuera poco, pretendemos “subcontratar” a Turquía la gestión de esta crisis a cambio de 6.000 millones de euros y unos beneficios políticos, sin tan siquiera pedir a cambio unas mínimas garantías para los refugiados. Cómo si estas personas no tuvieran derechos. Cómo si no hubiera leyes en contra de las deportaciones masivas. Cómo si no tuviéramos recursos o ciudades dispuestas a acoger a estas personas.
El proyecto de Unión Europea, simplemente, ha saltado por los aires. Nos hemos ido comiendo todos y cada uno de los principios de solidaridad de los que hemos hecho bandera. Nos hemos mostrado incapaces de ayudar a personas que lo necesitan. Les hemos cerrado las puertas en sus narices, les hemos abandonado en auténticos lodazales y nos quedamos mirando mientras se ahogan en el mar. Les hemos apaleado y gaseado para que no entraran en nuestra casa y encima, detenemos a los periodistas que nos muestran la cruda realidad de la Europa en la que nos hemos convertido. Esta es la UE que le tenemos que explicar a nuestros hijos.
FUENTE: publico.es
Asaltar los Suelos
Carlos Huerga
16/03/2016
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