He intentado gestionar, con la empresa municipal de abastecimiento de aguas (EMMASA) una avería que presenta la llave de paso principal de la vivienda en que habito, y no lo he conseguido.
La llave, bastante antigua en verdad, pierde agua continuamente provocando dos problemas:
a) El suelo del cuarto de contadores está siempre mojado, con claro riesgo de que alguien resbale y se descalabre. Y menos mal que no se filtra hacia los garajes porque existe un desagüe que la absorbe.
b) El agua que se pierde genera un quebranto, no sólo por la pérdida en si (algo que no podemos consentir) sino incluso de tipo económico, ya que, el flujo del líquido elemento ha sido previamente registrado por el contador. Es decir, estoy pagando un suministro que no llega a la vivienda, sino que va directo al susodicho desagüe.
Es por ello que, en cuanto detecté el problema, me puse manos a la obra para intentar solventarlo, pero hete aquí, que los hados, hoy, no parecían estar a mi favor.
En primer lugar, el operario que envío el seguro, al ver el problema, me indicó la necesidad de que avisara a la empresa suministradora para solicitar un cierre del registro que, ubicado en la calle, solo puede ser manipulado por su personal, y que, cuando supiera fecha y hora, lo volviera a llamar.
Ahí empezó mi odisea matutina.
El primer paso fue intentar contactar telefónicamente con el servicio de averías de EMMASA, cosa nada fácil, pues una serie de números, tomados de Internet, que marqué, ya no estaban vigentes. Por fin encontré una línea 902, pero tampoco,. aunque ésta me remitía a una 900. Me cansé de esperar, escuchar el mensajito en cuestión y una música machacona que termina alelándote y... ¡nada!
Así estuve casi media hora, intento va, intento viene, hasta que, al pronto, una voz femenina "salió en mi auxilio" (al menos eso creía yo) pero "quiá".
A pesar de que le di todos los datos que me solicitó, me dijo que, al ser yo el inquilino, no podía tomarme la avería, pues debía ser la dueña quien la comunicara.
- Señorita -le dije, tengo delante de mí el último recibo, pues soy yo quien los paga desde hace 25 años. Por favor, consulte usted la domiciliación bancaria. Es mas, aparte del número del contrato, si quiere le facilito también el nombre de la dueña y su DNI.
- Lo siento señor, pero ni aún así puedo atender su solicitud. Le repito que ha de ser la propietaria quien debe llamarnos.
Le di las gracias con cierto retintín y colgué bastante ofuscado. Qué puñetas de datos le va a facilitar la propietaria, si quien tiene los recibos soy yo.
Ahora tocaba llamar a la dueña del piso para darle los dichosos datos, y que volviera a hacer la misma gestión que a mí me resultó infructuosa. A todas estas, siempre y cuando lograra contactar con ella, claro está.
- Vete tú a saber -pensé, en voz alta- si estará de viaje y dónde.
¿No les parece a ustedes del género tonto, ponerle a uno trabas cuando se trata de evitar que el agua potable se pierda irremisiblemente?... Y encima, la que se sigue yendo por el desagüe, continúo pagándola.
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