Como dijo un nacionalista, “los gallegos somos los negros de España”. Es justo, pues, que si somos de otra raza, tengamos nuestro propio idioma: o galego, un singular cruce entre portugués y castellano cuyo desarrollo fue entorpecido por dos españolísimos gallegos: Francisco Franco y su discípulo Manuel Fraga. ¿Resultado? Según los últimos sondeos, solo un 31’2% de los gallegos habla habitualmente gallego.
Sin embargo, el 100% de los habitantes de esas lejanas tierras del noroeste incorpora cientos de términos galaicos a su hablar cotidiano, hasta el punto de chapurrear una sublengua en sí misma. Ante el fracaso del gallego normativo, podemos decir que este castellano bastardo, cantarín, atropellado y trufado con palabras marcianas procedentes del gallego es, en el fondo, la verdadera lengua nacional de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra.
A continuación, vamos a pasar revista a unos vocablos típicamente gallegos. Valga este glosario como ayuda a turistas de otras autonomías, pero también como guante lanzado a la rancia RAE: son vocablos que deberían incorporarse ipso facto al Diccionario de la Lengua Española, como ya se ha hecho, por ejemplo, con meiga (bruja) o con morriña, esa sensación de tristeza que uno siente al estar lejos de miña terra galega, donde el cielo siempre gris y las personas no saben si suben o bajan.
Mamalón
Significado: Persona holgazana y poco dada al trabajo. O bien persona torpe, pesada y sin habilidad, que hace las cosas a regañadientes. Tiene un sinónimo igualmente reivindicable: “langrán”.
Por qué apropiarse de ella: Es injusto que una palabra tan zángana sea patrimonio exclusivo de los gallegos. A ver por qué no va a poder decir un anzaluz (que, según reza el tópico, es el español más vago) algo como: “Pisha, que lleva to er día tumbao en la piltra, hombre, no me zea mamalón”.
Lambecús
Significado: Persona servil y agusanada que comete bajezas mil para conseguir alguna cosa. O sea, un adulador, un cobista o un pelota de toda la vida.
Por qué apropiarse de ella: Porque, aunque viene a significar lo mismo, suena mucho más dulce que el castellano “lameculos”.
Espantallo
Significado: Como es evidente, se trata de un “espantajo” o “espantapájaros”, pero también se usa como sinónimo de “contrahecho”, “deforme” o “persona ridícula y estrafalaria que molesta y estorba”.
Por qué apropiarse de ella: Porque no hay forma más entrañable de referirse a presencias tan estrambóticas como Aless Gibaja, Rouco Varela o la Duquesa de Alba, que en gloria esté.
Trapalleiro
Significado: Charlatán, trápala, hablador sin sustancia, embrollón, trapacero, embustero, zaragutero, ser que se vale de mentiras y astucias para engañar a otros.
Por qué apropiarse de ella: Porque, desgraciadamente, no solo hay políticos en Galicia.
Rabudo
Significado: Esta palabra también existe en castellano, que comparte con el gallego su acepción más obvia: “Animal que tiene grande el rabo”. Pero la proverbial retranca del gallego la dotó con una acepción faltona que la RAE debería tener presente: Dícese de la persona de carácter áspero, agrio y desapacible. Como ejemplo, vale cualquier gallego malhumorado e irascible, como el desaparecido escritor coruñés Camilo José Cela.
Por qué apropiarse de ella: Por Francisco Umbral, por José María Aznar, por Fernando Fernán Gómez, por Mercedes Milá, por José Luis Moreno y por todos los “rabudos” castellanos de ayer, hoy y siempre. ¡A la mierda!
Graciñas al diccionario del Instituto da Lingua Galega, a La Voz de Galicia, a la Real Academia Galega y al Proxecto Ronsel.
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