Una niña de 10 años de edad, llamada Alisa Selekh, residente en la aldea rusa de Zacherevye, juega a diario con una manada de lobos criada en cautividad.
El padre de Alisa, de profesión guardabosques, llevó en el año 2009 a un grupo de lobeznos
huérfanos a vivir a su hogar. Los domesticó y terminaron convirtiéndose en miembros de su familia.
Cuando la niña finje estar llorando, los lobos acuden a consolarla.
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