19/1/17

2017

¡Ni caguéis, que os va a hacer falta!


La resaca de las fiestas, con sus gastos en gilipolleces que no necesitábamos y comida cara que ya hemos cagado hace días, se evapora. Los Reyes nos traen carbón, deudas, paro, delincuencia y estafas piramidales. Los bancos siguen robándonos hasta las ladillas cojoneras y el Gobierno continúa expoliando al pueblo en beneficio de sus traidoras clases altas. A los ricos les va bien.

En efecto, 2017 tiene más peligro que bajar en skeleton por una larga pista helada. Sin casco.


Pero voy a ser más específico: España se hunde, pero el Estado seguirá vivo y coleando a base de endeudarnos a todos para pagar a sus beneficiarios directos, los 445.568 políticos que chupan de la teta nacional (aparte de a los casi 5,5 millones de funcionarios, interinos y contratados laborales o por obra y servicio de las administraciones y las empresas públicas). Abajo dejo el resumen y el enlace para que vomitéis. Son 300.000 políticos más que Alemania, que tiene el doble de población y un sistema administrativo radial como las púas de un erizo. Decía Pepito Grillo que la deuda pública crece al ritmo de 5.000 millones de euros a la semana. No me extraña. Pero ¿sabéis por qué la Banca de la Kipa le da crédito a España a ese ritmo delirante? Porque el Gobierno le presta, a cambio, un servicio de alto valor: pone las almas y los cuerpos de todos los españoles como ratas en un experimento que le permitirá saber si puede dominar el mundo en pocos años o no. La respuesta obvia: Si el resto de los humanos son tan borregos como los españoles, sí, lo va a lograr.

Para saber lo que va a suceder en 2017 (y en los cien años que le siguen, probablemente) sólo hay que echar un vistazo a la pirámide de edades de los españoles, inmigrantes censados incluidos.


¿Está claro? ¿Veis cómo la pirámide se invierte a partir de la edad de 40 años, que parece a una punta de sílex del Paleolítico? La inflexión son los papás de los pocos niños que nacen hoy día, de inmigrantes la mayor parte. La natalidad española se encoge como la picha de un maricón a medio metro de un chocho  oliendo a Mar Muerto.

Los españoles son hedonistas asustados de ver que su bienestar ya no está garantizado, que el buen rollito se evapora como la trementina al sol. Fijaos en lo que ha ocurrido durante la crisis, en los 7 últimos años sobre todo. ¡Natalidad en picado como el Zero de un kamikaze japonés!, a pesar de que las mujeres siguen estando locas por parir antes de los 35, y de que las musulmanas y esteuropeas están siempre preñadas. ¿Es que estáis ciegos y no veis que la linea envolvente de los 7 a los 0 años es casi paralela a la que va de los 40 a los 33? ¿Sabéis lo que significa? Que en 100 años no quedarán españoles. Ni falta que hace, diréis algunos. Pero vuestros hijos y nietos lo van a sufrir en directo, en sus carnes. Y va a ser menos divertido que una fiesta sin alcohol.


España es un país avejentado, en ruina física, económica y moral. El número de jubilados es de proporciones aterradoras, 10 millones de personas. Este año veremos otro recorte real de pensiones gracias a la estafa que es la cesta de la compra de los humildes jubilados, esos que mantienen a sus hijos destruidos por el paro y los matrimonios fracasados. Es la clase social que sostiene la inflación al 0,7% porque es la inflación de los alimentos, la energía y el alquiler, esa usurpada cifra que tan orgullosamente exhibe el golfo de Guindos como "inflación".

En cuanto al paro, conozco a docenas de personas que pagan autónomos al mínimo, pero no ingresan casi nada al año. Ni siquiera les compensa. Gentes que sólo piensan en jubilarse, aunque sea con los poco más de 635 € que hoy la ley obliga al Estado a pagarles. Pero ojo, que la ley la hace el Gobierno, cosa totalmente antidemocrática, pero usual en la España posdictatorial desde hace 40 años. Así que esa cifra puede alterarse cuando le salga a Rajoy de sus genitales. Hemos de esperar que los indocumentados políticos cambien las leyes para joder todo lo que puedan a los españoles más desgraciados. ¿Por qué? Porque ésa es la consigna de los gerifaltes del Nuevo Orden Mundial. ¡En eso consiste el milagro económico español del que campanillea el Gobierno!

Otras cosas que son seguras:


El petróleo va a subir mucho en 2017. No impulsado por la industria, sino por las petroleras y la OPEP. Reducirán la producción para ganar dinero y acumularlo en honor de Jehová.

La desindustrialización de España va a seguir su camino descendente. Porque la industria española no le interesa una mierda a los funcionarios que elaboran los planes quinquenales de Europa. La poca industria que nos queda es para aprovechar la mano de obra ultrapreparada y barata de la industria del automóvil. Se mantiene para vender en el mundo civilizado. No a los españoles. Los beneficios se irán de nuestro país porque toda "nuestra industria" automotriz es alemana, francesa o americana. Aquí no queda ni un euro de ahorro. Y como ahorro es igual a inversión, pues eso.


La vivienda usada seguirá cayendo de precio --de la nueva ya ni hablo, porque no se construye apenas--, al efecto maquillada por los bancos y sus carteras de inmuebles a precios inflados con financiación hipotecaria garantizada. Hoy día no se compran piso más que los tontos de remate. Con un parque de 10 millones de viviendas cerradas y la pirámide de edades mostrada más arriba, la inversión inmobiliaria tiene menos futuro que el negocio de las cabinas telefónicas.

La sanidad no se va a privatizar. De momento. Pero no es por vergüenza torera patriótica de nadie del Gobierno (el OPUS no tiene más patria que el dinero), sino porque no la quiere ninguna multinacional ni regalada. Si apareciera alguna candidata, de Guindos vendería Sanidad entera, con todos sus edificios e instalaciones por un euro con pérdidas garantizadas por el Estado los próximos diez años. Y no la quiere nadie porque no se puede explotar: la gente está dejando sus seguros sanitarios privados después de pagarlos durante toda su juventud. Porque los 100 euros al mes que cuestan por persona prefiere emplearlos una pareja en vestir a su niño y en que lleve almuerzo al cole. O en repararse alguna muela podrida para poder masticar lo que comen.


Ponerse enfermo en España resulta prohibitivo, los medicamentos son caros como el caviar ruso y, si tienes la suerte de currar a sueldo, te descuentan dinero por enfermar y guardar cama. Así que los españoles aguantarán las enfermedades de pie, como puede sentirse ya estos días en el metro, con decenas de personas en cada vagón estornudando miasmas de la puta gripe A. O yendo a un sanador ecuatoriano, que cobra menos por sus pócimas y curan lo mismo, esto es, nada.

La enseñanza empeorará, como es usual, porque hay cosas que no pueden mejorar sin molestar a todo el mundo: alumnos, profesores, asociaciones de papis y mamis, Iglesia... y Unión Europea. La UE busca robots útiles, no gente educada. Desde que se homologó la enseñanza universitaria española con la europea, el primer curso de Exactas parece el COU, "repasando" materias elementales porque los mejores alumnos creen que los límites no existen, tienen que ver con sus libertades civiles y sexuales, con fumar porros o videojugar con marcianos, y no que son la base para saber derivar funciones y luego integrarlas. O sea, que el mito de que España está llena de cerebritos que se nos disputan otros estados es falso. Nadie nos roba cerebritos que hemos pagado por formar. Porque los hemos formado tan mal como el resto de los europeos o americanos a los suyos. La prueba es la cantidad de médicos sudamericanos con títulos falsos que emplea Sanidad y ni se nota. Pasan desapercibidos entre los nacionales titulados, expertos todos en curar anginas y en recetar los que las multinacionales farmacéuticas les mandan.


En resumen: en 2017, los españoles seguiremos perdiendo libertades, patrimonio nacional y un poco más del bienestar que nos queda, mientras los partidos siguen traicionándonos todos, incluso los que se fingen de izquierdas. Esos partidos son, junto con la inmigración desaforada, la bolas de preso, argolladas a nuestros tobillos, que nos impiden echarnos a la calle a partir cráneos.

España fue siempre un país de esquiroles y de cobardes desde que, entre los desgobiernos de la II República y el cabrón de Franco, le dieron matarile a los pocos valientes que había, la espalda contra las tapias de los cementerios de toda nuestra geografía.


Todo lo malo es susceptible de empeorar. Y empeorará en 2017 tanto como sea posible. Decía alguien, no sé si yo mismo o si lo he leído (que no me acuerdo ya ni de si he cagado hoy) que la devaluación interna que soportamos se diferencia de las devaluaciones monetarias previas a la entrada de España en la Zona Euro en que si hoy escasea el dinero, mañana escaseará aún más. Una devaluación interna es como un agujero negro del que nada ni nadie escapa si tiene la mala suerte de quedar dentro de su radio de Schwartschild.

Y ese es mi pronóstico y mi aviso a todos: España está cayendo en un agujero negro insalvable. Y cuanta más gente entra en el radio de Schwartschild del agujero negro español, más se amplía ese radio, y más gente queda dentro y no puede escapar. De modo que, lectorzuelo, si te crees a salvo es que eres más tonto que el que le pone piso a la barragana de otro. Queda dicho: también van a por ti, gili.


Este año va a ser todo una mierda, pero ¿qué nos impide ser felices, si sale gratis? Así que, a todos: ¡Feliz ruina, felices enfermedades, feliz divorcio, feliz paro, feliz miseria moral y feliz suicidio colectivo en 2017!

FUENTE: acratas.net
MALDITO HIJO DE PERRA

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