El propósito de los conjurados era forzar al presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, a declarar el estado de emergencia y frenar y revertir las políticas de la perestroika. El GKChP estaba seguro de contar con el apoyo de los círculos militares y de seguridad, que rechazaban por encima de todo la política exterior de Gorbachov, desde las concesiones a EEUU en las negociaciones para el desarme hasta la reunificación de Alemania en los términos planteados por Occidente y el apoyo a Washington contra la invasión iraquí de Kuwait.
 

Mijail Gorbachov
 
Mientras Gorbachov veía estas medidas como pasos necesarios para poner fin a la guerra fría y acercar a la URSS a Europa para garantizar así su seguridad, sus adversarios consideraban que no se obtenía nada de ellas, sino que, por el contrario, exponían gravemente al país a sus enemigos tanto en el interior como en el exterior.

La firma de un nuevo tratado de la Unión, prevista para el 20 de agosto de 1991, por el cual nueve de los Estados de la URSS –Rusia, Bielorrusia, las cinco repúblicas de Asia central y Azerbaiyán– aceptaban formar una nueva federación que había de llamarse Unión de Repúblicas Soviéticas Soberanas, aceleró los planes de los golpistas.


La dacha de Crimea donde veraneaba Gorbachov en agosto de 1991

Aprovechando las vacaciones de Gorbachov en la península de Crimea, cuatro de ellos –el vicepresidente del Consejo de Defensa Oleg Baklanov, el jefe del secretariado del PCUS Valeri Shenin, el secretario del Comité Central del PCUS Oleg Shenin y el general del ejército Valentin Varenniko– se desplazaron en avión hasta la península para reunirse con él y exigirle que declarase el estado de emergencia o, de negarse, que dimitiese y nombrase jefe de Estado a su vicepresidente, Guennadi Yanaev. Pero el rechazo del líder soviético a asumir el plan original llevó a su detención. Agentes del KGB cortaron las comunicaciones de su dacha en Foros y retuvieron al líder soviético y su familia. El golpe estaba en marcha. De las dimensiones que tenían los golpistas del mismo da una idea la orden del GKChP a una fábrica de Pskov para el envío de 250.000 pares de esposas y 300.000 formularios de detención, así como que se vaciase de presos comunes la prisión de Lefortovo en Moscú.

Tras una breve reunión de urgencia en el Kremlin, el GKChP redactó el decreto de emergencia. Como estaba previsto, el vicepresidente Yanaev firmó el documento, por el cual también pasaba a ser el presidente de la URSS debido, oficialmente, a la incapacidad de Gorbachov para ejercer sus funciones a causa de una “enfermedad”. El GKChP también prohibió la publicación de todos los periódicos en Moscú salvo nueve cabeceras afines e interrumpió las emisiones de las radios independientes. Al día siguiente, desde las estaciones de radio sólo se emitía música clásica, y los canales de televisión mostraban en loop, una y otra vez, el ballet de Chaikovski "El lago de los cisnes". Las delicadas bailarinas del Teatro Bolshói, en sus tutús de un blanco virgen y bañadas por una irreal luz azul, se convertirían, junto a la brutal imagen de los tanques en el centro de Moscú, en uno de los símbolos del 'putsch'.

Yeltsin sobre un tanque